Las interpretaciones sobre la violencia en el arte, y específicamente en el campo cinematográfico que realiza Zizek, en su documental, nos muestra un análisis desde campos teóricos como el psicoanálisis, lo cual contribuye a pensar o repensar la subjetividad tanto del escritor, director, productor y espectadores. Entre algunos elementos que se rescatan son la estructuración de la psique del sujeto, sus pasiones, goces, locura, obsesiones, perversiones, fantasías, fetiches, etc. Es decir, una expresión de la violencia simbólica donde todo significa algo en el sentido de la historia expuesta, que proviene del lago oscuro que irrumpe la cotidianeidad.
Así, por ejemplo, en el cine, se abarcan temáticas, asuntos que se reproducen en la realidad, y se proyectan en la fantasía de los sujetos. Y el campo de lo real, imaginario y simbólico de la existencia. Este autor interpreta los elementos simbólicos de las películas, que para el autor, le representan su mundo imaginario, y su posición en la vida. Al parecer, la violencia mostrada, los enigmas o secretos puestas en imagen o palabra. Tocan las fracturas, escisiones de los sujetos, la falla de la cultura, el abismo existencia. La otredad que se muestra a sí mismo como un ente extraño. Lo cual en los contactos subjetivos, aparecen como presencia los monstruos del ser mismo en su reproducción infinita y amorfa. Al parecer, la violencia según este autor es parte de la vida, lo único que hacen las producciones cinematográficas es producirlas en su arte, donde también está en juego su propia subjetividad y posición ética y estética.
En el caso, de la obra de Teresa Margolles, artista visual del arte en México, que también hemos abordado en el seminario, con su puesta en escena en la Vienal, 2009; con la obra “De que otra cosa podremos Hablar”, lo que propone desde el campo del arte perfomático, es un acercamiento a la realidad en México, presentando el tema de la violencia y muertes en nuestro país, rompiendo cánones establecidos para la cómoda elite artística y sus preceptos técnicos. Puesto que en su arte objeto, lo que se trata no es reproducir, sino producir lo más cercano a lo real. Lo cual, nos hace pensar, que el especio del arte no solo es un campo estético y sublime del mundo, sino un espacio ético político. Lo cual para algunos artistas es un compromiso personal y social, donde las formas se rompen, donde lo dionisiaco aparece como actor principal.
En la propuesta de Michel Onfrey con “Los libertinos barrocos”, expone una arqueología de un tipo de pensamiento, ética y formas de ser en la vida, existencia, filosofía, en la ciencia y en el arte. Una otredad, que muestra lo diverso, la otra historia informal, en contradiscurso de las posiciones filosóficas, artísticas, políticas, éticas y estéticas, imperantes y dominantes, como el racionalismo, conservadurismo, positivismo, capitalismo, etc. El sin sentido predestinado de las cosas apuesta a que no hay nada escrito, no hay destino, la vida se vive en presente, desde posturas naturalista, llamadas barrocas, con una ética libertina, que rompe lo establecido, y busca y crea sus propios espacios subjetivos, donde la pasión, el cuerpo, lo nuevo o diferente no sea un esquema cuadrado. Donde las fisuras y los entre claroscuro, esté presente, sin negación, donde la verdad no sea mentira y la mentira no sea verdad. Aquí, por ejemplo, muchos filósofos, artistas, grupos, artistas en el siglo XVII, ya hay figuras de ruptura, el loco, el libertino y las brujas. A lo largo de la historia oficial, que han sido malentendidos, y puesto como el lado oscuro de la existencia.
Lo que se muestra en texto, me parece, es una ética distinta propuesta por Spinoza, por ejemplo, a la preestablecida a los imperios ideológicos, políticos y económicos, una valoración en movimiento, una esfera de la vida privada como espacio de creación, una elección de ser quien uno quiere ser. Ser espíritus libres, lo dionisiaco en la interpretación de Nietzsche, quien tal vez, haya tomado algunas influencias barrocas para su pensamiento.
Es en estos vértices y fisuras, estos entres, en las texturas grises, donde confluyen y se encuentra y buscan los artistas, filósofos, y la estética. Aquí por ejemplo desde este marco me suena barroco Miguel Ventura, con su obra “Cantos Cívicos” que rompe, cuestiona, expone, crea, desde una posición ética propias, con crítica a elite e imperios. Lo cual es de las propuestas más coherente y ética que alcanzo a escuchar, realmente un espíritu libre con compromiso, desde la pasión y lo dionisiaco.
Mónica Jiménez Olmos, nacida en la CDMX, de 44 años de edad, Socióloga de profesión por la UNAM, Psicoanalista en formación permanente, dedicada a la docencia por 20 años, así como capacitación docente y a la clínica psicoanalítica en los últimos años. Impartió cátedra en la FES Aragón, UNAM por 10 años.
Escritora por pasión para quien escribir en espacios de reflexión crítica y libertad es donde el proceso creativo se convierte en una afirmación de sí con estilo propio. Con inquietudes de interlocución en la búsqueda infinita de otredad y coexistencia en la diferencia. La han publicado en el último año revistas en línea como Anestesia, Revista de arte boticario, Aion mx, Escritora y editoras mx. Red cero, Hueso Expuesto, Actualmente coordina la Página de Facebook de Conversatorio ético, estético y político.