La recomendación de esta semana es TE DI OJOS Y MIRASTE LAS TINIEBLAS, la nueva alucinante novela de Irene Solà. Una macabra mezcla de CIEN AÑOS DE SOLEDAD (sí, aunque se oiga pretencioso) y el terror, con la historia de una familia de varias generaciones de mujeres que están malditas.
Esta joven escritora de España ya lleva publicando sus libros desde hace unos años, pero como escribe casi exclusivamente en catalán, poco de su obra ha sido traducida a otros idiomas, por lo que se mantiene hasta cierto punto desconocida fuera de su país de origen. Por fortuna para nosotros, esta novela sí salió al español en septiembre del año pasado, y nos ha llegado a México gracias a Anagrama apenas este 2024 en enero.
Más que una historia esta es una serie entrecruzada de viñetas que logran crear un universo entero en sus páginas. Los hechos se sitúan en una vieja masía, una casa que “se agarra al suelo como una garrapata”, oculta en Las Guillerías (una sierra de montañas en Cataluña). Una casa ocupada por puras mujeres a través de las generaciones.
En la primera página, una anciana se está muriendo en una de las habitaciones de arriba, mientras abajo las otras mujeres cocinan y preparan un gran banquete para despedirla. En su lecho de muerte, va recordando su vida… Vemos la historia de Joana, que nunca fue guapa ni siquiera cuando era joven, y que va con una vieja bruja para conseguir un hombre. Muy sencillo, le contesta la anciana, tienes que matar a un gato, métele un haba en cada ojo, y un haba por el agujero del culo, lo entierras y le pones una cruz. Encima de la cruz, orínate. Cuando ella sigue al pie de la letra todas estas instrucciones, se le aparece el diablo, y le pide un hombre entero a cambio de su alma. Y el diablo se lo cumple. Pero resulta que al hombre le falta un dedo en uno de sus pies. Y ella feliz de la vida porque cree que ya se escapó al pacto. Pero no… A partir de ese momento, todos sus hijos e hijas van a nacer y les va a faltar algo. Una nace sin lengua; otro nace sin ano, y no puede defecar y se muere. Otro más crece sano, y no saben qué le falta, y solo hasta después se descubre que nació sin el amor por la madre. Esa es tan solo una de las muchas viñetas aquí incluidas. Pero Solà no lo cuenta de forma lineal como yo acabo de hacer, sino que se brinca de un momento a otro, de un personaje a otro. Hay veces que cambiamos de narrador, y no de un capítulo a otro, sino a veces en el mismo párrafo sin que te avisen.
Técnicamente, toda la trama ocurre en un solo día, pero es un día eterno, que contiene años y décadas y a centenares de personajes, saltándose en el tiempo y el espacio con cada una de las historias de todas estas mujeres, hijas, sobrinas, nietas, cuñadas, etcétera, que han ocurrido en esta misma casa; los mitos y leyendas de esta progenie maldita. Intentar engañar al diablo se puede… pero tiene un precio.
De nuevo, así como cierta novela te iba contando todo un siglo de historias sobre Macondo y los muchos miembros de la familia Buendía, aquí Irene Solà hace lo mismo, con una prosa de un lirismo envidiable y toda una plétora de trucos narrativos. Hay que agarrarle el ritmo, al principio el libro exige al lector, pero te acostumbras. De repente te das cuenta que de alguna manera ha logrado aglutinar toda una genealogía familiar de estas mujeres malditas en un número ínfimo de páginas. Algo muy atractivo, además, es como mezcla sus propias historias con los mitos y tradiciones de los Pirineos, ese folclore rural tan particular con el que obviamente aquí no estamos muy familiarizados. Solà utiliza esta prosa rítmica, cercana a la tradición oral, como cuando te están contando una historia en voz alta, que le confieren a la novela este carácter casi mítico.
TE DI OJOS Y MIRASTE LAS TINIEBLAS es una novela que ojalá más gente conociera y le diera una oportunidad.