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Susana Chávez, la voz dolida que denunció una realidad

La voz de la poeta asesinada en 2011 no deja de retumbar

Por Antonio F. Schroeder / 8 de marzo de 2021

“Sufro,
muda e inerte,
observando la partida”

Susana Chávez

Susana Chávez Castillo, la poeta juarense asesinada en Ciudad Juárez hace poco más de diez años, se convirtió desde entonces en uno de los estandartes del feminismo mexicano. Su rostro al alto contraste, poemas y reclamos hechos en vida contra el sistema de Gobierno, han sido parte fundamental del movimiento que lucha por aumentar la igualdad de género, disminuir la discriminación, frenar los feminicidios y la violencia de género que permea en nuestro país.

Antes de ser víctima de la violencia, lo fue del establishment literario. Aunque desdeñada por el Intituto Chihuahuense de la Cultura (Ichicult), cuyos representantes en Ciudad Juárez se perpetuaron en los cargos y se olvidaron de Susana (y muchos autores más), su poesía, activismo y capacidad para ver más allá del retrato social, le alcanzó para brillar en medio de esa oscuridad.

«Vociferantes, terrestres, feroces», como describió Cristina Rivera Garza, son sus poemas reunidos en Primera Tormenta, que inicialmente fueron difundidos en su blog y después vieron la luz en un libro editado por Canal Press.

Ni antes ni después de su muerte, las instituciones se encargaron de publicar su material. La dejaron sola porque la veían como una rebelde sin causa, era un peligro para la mafia del poder literario que se repartía becas y todo tipo de apoyos, y que ahora algunos de ellos, ganan polémicos premios nacionales. Todos sabemos quiénes son.

Chávez tuvo la capacidad de interpretar desde el corazón la angustia de las mujeres tras la violencia en los peores años de Ciudad Juárez. La última publicación en su blog el 29 de julio de 2010, el año más violento en la historia de la antigua Paso del Norte, nos asoma a una emoción que la atosigaba constantemente y que trataba de amortiguar con un poco de fe:

«Sentí dolor antes de que se recrudeciera toda la violencia que estamos viviendo los ciudadanos de esta, mi natal Juárez. Pero ahora siento vacío, desamparo e impotencia, supongo que como muchos. Pensar en mejorías para mí está en verde, pero la esperanza la tengo aun porque soy mujer de fe. ¡Viva Juárez!».

En la poca literatura que dejó, esa voz no deja de retumbar. Va y viene en casi todas sus letras (igual que su famosa frase Ni una más), con las cuales parecía dibujar la sombra de su muerte ocurrida en enero de 2011.

Hoy en Poetripiados ofrecemos algunas de sus creaciones literarias:

OCASO

                                         Para Linda Escobedo

He perdido la cuenta de tus huesos

introduciendo mi palabra al tiempo

entonces me fui a alguna parte

con el apetito dormido.

Fuiste tú el sitio del crimen,

quién me volvió clandestina melodía,

a quien contemplo mezclada de imágenes

sentada en una butaca del cine

para ver mí sombra.

Nos enredamos en el vacío

y de la nada surge tu boca

a desprenderme a Dios del aliento

en un espejismo que me brota

por un rumor indefinido.

Surges despuntando tu lengua

liberando a Sofía de tu interior.

Aquí estás, embalsamada,

casi real entre los árboles.

Pareces un chacal,

un alebríje que me conquista

más allá de lo intocable.

Te veo desatada en una ventana

alrededor de mi otra parte

dándole a mis ojos el cierre final.

A veces, también te veo

atrapada en un secreto

que duele entre mi carne.

Así voy avanzando paso a paso

tomando de una mano tu ruptura

y acariciando con la otra

los cabellos de alguien

por quien toco la magnánima vehemencia.

Así voy en mi misma

perdiendo la cuenta de tus huesos.

LA RAIZ DE TU SALIVA

                                                           Poema a Arminé Arjona.

Ciertas palabras vendrán un día

a mover tu laberinto de imágenes

para robarle a el lecho tu cuerpo

estremeciendo otras palabras.

Tu pelo más largo atravesará el silencio

de un viento que levante el agua del mar

He escuchado tu rostro

solventar tus argumentos

donde hay frases de recuerdo

que peinan remolinos

Por eso escucho tus sitios

antes que mi frase se encorve

y tan sólo quede un zumbido

Ciertas palabras buscan tu boca

y devoran tu respiración

al sentirlas en la carne tomando vida,

ciertas frases te reconocen

contra ti misma. Por otra sangre,

por otros libros, por otras frases.

Amanece y te buscan luchando

doblando esquinas

rompiendo el vidrio de tu ventana,

están aquí como un fantasma

en busca de un deslumbrante nacimiento,

te aman y se dejan caer sobre ti

como un hombre cegado por el deseo

de tu cuerpo,

deseando tocar tu fondo

para producir el vértigo.

No quieren ser susurros

no quieren otro espejo,

quieren arrojarse a tus manos,

detener la noche,

separar tus muslos,

quieren romperse en tu voz,

para despertar la raíz de tu saliva.

Ciertas palabras te miran

como un niño perdido y lloroso,

ciertas palabras ven en ti su vuelo,

rondan el alrededor

de su propio deseo.

MADRE ENVIDIA

Toda tarde, según tú

fue extrañar esos ojos,

según tus reglas

no sentir soledad.

Según tú

disfrute a la vida serpenteando.

No puedes reconstruirte con otra ideología

menos con la emoción de una palabra.

Según toda tú

te llena la televisión,

te reencuentra el lenguaje,

mereces los instantes ajenos.

Madre desquiciada y sorda

donde cae una lagrima

donde no se distingue la remenbranza.

Madrecita envidia.

Traes la noticia de mañana,

encontrando ausencia en ese intante de ti,

cubriendo huecos muertos de años.

Madre envidia

me ire, exiliada con un protocolo mejor

que el de tu morada.

SANGRE NUESTRA

Sangre mía,

           de alba,

           de luna partida,

           del silencio.

           de roca muerta,

           de mujer en cama,

           saltando al vacío.

Abierta a la locura.

Sangre clara y definida,

           fértil y semilla,

Sangre incomprensible gira,

Sangre liberación de sí misma,

Sangre río de mis cantos,

Mar de mis abismos.

Sangre instante donde nazco adolorida,

Nutrida de mi última presencia.

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