Deja tu casa y busca litorales ajenos.
Oh, joven: nace para ti un mayor ciclo de cosas.
Petronio
era llevada en brazos de porristas
solía fumar mota en un rompeolas
solía rezar el código konami
solía preguntarme hacia dónde ir
toqué hasta dejar sangre en las cuerdas:
Gokú detonaba la henkidama
en la espalda de mi telecaster
bailé bajo luces estroboscópicas
con el galope de mustangos blancos
solía encomendarme al rivotril
a las partículas elementales
al botón de réset que no encontré
a cada vida extra que no tuve
solía robar el coche de mi madre
daba vueltas hasta el amanecer
y siempre me preguntaba a dónde ir
hacía dónde podía largarme
lejos de Kansas en un torbellino
mis amigos eran pequeños dioses:
curaban leprosos en discotecas
sus corazones hacían llover
y mutaban cada verano en óxido
no dejé de creer en fantasmas
pues mis fantasmas creían en mí:
el vampiro del tiempo y la memoria
me esperaba en áticos embrujados:
lo mejor que te haya ocurrido nunca
esperaba en áticos embrujados
repartí mi lealtad entre dos códigos
postales, dos equipos perdedores
solía creer que la radio del coche
era un oráculo un GPS:
cada acorde fue mi pulmón de acero
cada canción me dijo adónde ir:
mi memoria fue la historia del tiempo
creí que el amor era una partícula
insondable mística subatómica:
mónada éter el bosón de Higgs
doné plasma para comprar boletos
de toquines donde me desmayé
Jonny Rotten nunca se equivocó:
aquí no hay futuro aquí no hay futuro
solía untarme el corazón con pólvora
solía besar con nitroglicerina
cogí en coches viejos fiestas y albercas
con las visiones cinematográficas
que tienen los santos y drogadictos
como oír la radio por primera vez
crucé todas las cercas las fronteras
llené mis pulmones con sangre y trueno
con trayectorias de colisión próxima
dónde podría ir después de haber visto
el lado más brillante de la vida
detrás de un error 404
detrás de un gran choque automovilístico
detrás de un percance definitivo
como un maniquí de prueba en slow motion
que revienta contra una bolsa de aire
en una explosión interestelar:
fui un accidente esperando ocurrir
y siempre quise ser otra persona
volver al mundo en primera persona
integrarme al fin a la especie humana
solía rayar en todas las libretas:
deja tu casa y busca litorales
ajenos, un orbe nuevo de cosas
nacerá a partir de lo que dejaste
atrás, con todos tus antepasados
el estrecho de Bering y el Atlántico
durante 27 años busqué
mi 12 de abril del 61
durante 27 años creí
mirar la curvatura de la tierra
desde la trayectoria de una lata
de aluminio, pero hoy ya solo creo
en el sentido común de las piedras
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Elisa de Gortari (Ciudad de México, 1988) es autora del poemario Código Konami (Provincianos, 2022), del libro de cuentos Himnos (Paraíso Perdido, 2017) y de la novela Los suburbios (Cuneta, 2015). Ha colaborado en medios como Letras Libres, Gatopardo, Vice y Proceso. Su próxima novela aparecerá en 2024 en Alfaguara.