“John does not know how much I really suffer. He knows there is no REASON to suffer, and that satisfies him.” 1
― Charlotte Perkins Gilman, The Yellow Wallpaper
Por qué hacer cualquier cosa. Por qué no dejarse ir, simplemente. Si algo nos ha enseñado esta cuarentena – y hablo en plural porque mi círculo social más próximo lo confirma – es que nada tiene sentido a menos que la persona se esfuerce en proveerle uno.
Cuando hablo de sentido me refiero a un objetivo personal, lejano a las reglas impuestas por el mundo adormecido. Hablo de tender la cama para conferirle organización y constancia al día; hablo de tomar una ducha para despertar del letargo del aislamiento, de echarle una llamada a la mamá, al amigo, para no olvidar que alguna vez fuimos unidos; de marcar en el calendario los días y mantener la esperanza de volver a ver el río preferido de la infancia.
Leer hoy en día infla el ego y quita tiempo. Lo mismo que mantenerse despierto. ¿A quién le importa realmente si seguimos existiendo? Apenas pocas personas llegan a hacer un cambio crudo en el firmamento. Qué ganas y qué entusiasmo por creerse una de ellas.
Leer para saber cuándo, cómo y dónde emplear la palabra sinapsis. Leer para convertirnos en piratas, dice Jorge Volpi. “Leer para sobrevivir, para ser auténticamente humanos”.2 Leer para morir en el intento de no morir ignorantes, o aburridos, o prosaicos. O bien, para morir ignorantes, aburridos o prosaicos pero en toda la extensión de la palabra y con mucho brío, dando un gran honor a los significados.
La lectura, nos comenta el señor Italo Calvino, la lectura de obras clásicas – en específico – moldea nuestro ser. Es decir, implanta una serie de características que afloran de cuando en cuando durante nuestra vida. A veces uno las reconoce, a veces ha olvidado su origen… pero están ahí, y dirigen nuestra relación con el entorno o brindan un contraste.
Por su parte, Volpi reconoce la lectura [cualquier idea, al parecer] como una ficción que se modela a partir del contacto con los demás. Eso sí, ambos autores están de acuerdo en que nada se queda en un término personal.
Retomo: es un gran esfuerzo el vivir por vivir, sólo inhalando y exhalando, pero implica mucho más esfuerzo el mantenerse vivo, realmente vivo, interactuar. Leer entonces se convierte en una herramienta de doble filo: puedes “leer” TV notas y seguir ignorante de los temas más trascendentes, pero también mantenerte ignorante de que ignoras; puedes leer El Quijote y aprenderte todas las palabras en la obra, pero bien luego ¿quién podría explotar ese globo que usas como cabezota?; puedes rezar leyendo el Ave María cuantas veces necesites para expiar tus pecados, acto seguido comer carne, adorar al diablo. Podrías leer las instrucciones de un millón de cosas y olvidarlo todo en un accidente en coche; al contrario, podrías leerlo todo y jamás enterarte de cómo apagar tu cerebro un instante, sólo uno – dejar de [a él] recordarle. Podrías leer a medias, como que a veces una novela, en otras ocasiones un poema, y eso menguaría el aislamiento, potenciaría algunas ideas. Sólo algunas. O bien, podrías no leer, y ser feliz por siempre.
¿Pero qué diversión, qué mérito hay en no comprometerse? Tal vez estoy mal, tal vez mi obsesión por reformar iterativamente mi ser siempre ha sido a la vez un punto débil de mi carácter. Respondo a debilidades sólo mías, intento ser mi propia reina, mi propio guerrero y mi propio sabio. Todo ello, por y con un alto – aunque insuficiente siempre – grado de complicidad lectora.
Si se hace de manera variada para obtener el máximo rendimiento [bajo recomendación del señor Calvino], y con todo el arrojo posible [bajo recomendación propia], uno puede entrelazar universos y barajear las hipótesis, un poco más conscientemente, no por mera casualidad – como si tuviera un firme sentido – . Así, una simple búsqueda del color más llamativo en el espectro de colores puede resultar en contradicción: nostalgia. Nostalgia y un abanico de emociones:
Amarello/amarel/amarelo/amarailo/amariello/amarillo
Del latín amarus ‘amargo’.
- adj. Amarillo, tostado, de color canela.
[…] uno kavallo cum freno per colore amarello, et de ipso precio nicil remansit. Becerro
gótico de Cardeña (958). Corde.3
Leer puede ser un hábito más, sólo una simple actividad; o puede ser catarsis, punto referencial. De cualquier forma, su característica innata de herramienta contra o a favor del mundo, convierte a cualquier ser humano, en mejor humano. Leer es analizar, es cuestionar, es desmentir, leer es perfeccionar. La oposición que conlleva de una u otra forma, esa es su belleza: conceder importancia a un secreto muy íntimo y a la vez, aplicar todas sus virtudes al mundo exterior. Leer hoy en día – como lo propongo – , infla el tiempo y quita ego.
1. Perkins Stetson, Charlotte. (January, 1892). The Yellow Wallpaper. The New England Magazine,
I, X.
2. Jorge Volpi: Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción. Madrid: Alfaguara, 2011
3. Soca, Ricardo. (27 de julio de 2020). El medievalismo del día. 27 de julio de 2020, de El
castellano . Diccionario etimológico romance y castellano medieval. Sitio web aquí
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Stivaleit Guerrero [nómada, poeta y narradora] nació el 6 de octubre de 1990 en un pequeño pueblo de Tabasco [México].
Obtuvo mención honorífica en el Premio nacional de cuento breve Julio Torri 2014, primer lugar del Concurso de Ensayo Ágora del Tecnológico de Monterrey 2012 y segundo lugar en poesía del XXVI Concurso de Creación literaria del Tecnológico de Monterrey 2012.
Ha colaborado con revistas literarias digitales e impresas como Lee+ [Revista de la editorial Gandhi], La liebre de fuego, Kaleido, Enchiridion, Espora, Nocturnario, Monolito, Bitácora de Vuelos, Rojo Siena, Mood Magazine y Tierra Adentro. Ha sido incluida en la Antología de Poesía Española Y lo demás es silencio II de Chiado editorial. En el 2016 publicó su primer libro de poesía titulado My Jam [de la misma editorial].
My Jam ha sido presentado en Macuspana y Villahermosa, Tabasco, en Córdoba, Veracruz, en la ciudad de Querétaro y en la Ciudad de México en el Museo de la Caricatura y el Instituto Politécnico Nacional. Su libro ha sido reseñado por el escritor tabasqueño Vicente Gómez Montero y el poeta y profesor Julián Castruita.
Entre las casas literarias que han inspirado sus letras se encuentran la escuela de escritores de la SOGEM, la Casa del lago de Juan José Arreola, el Centro de creación literaria Xavier Villaurrutia, el Claustro de Sor Juana, la Universidad de Míchigan y la Escuela de Escritores de México. Ha tenido como mentores a los escritores Gerardo de la Torre, Mauricio Absalón, Julián Castruita, Orlando Ortiz, María Emilia Chávez, Alberto Chimal, Amanda Polo y Alejandro Paniagua.
Actualmente radica en la Ciudad de México. En marzo del 2019 publicó su primer libro de cuentos breves Taxisa, de la editorial mexicana Libros del Marqués. Taxisa ha sido presentado en la Ciudad de México, en la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica.
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