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Philip Lamantia, el poeta beat olvidado

El poeta encontró en México un nuevo territorio de exploración

El poeta encontró en México un nuevo territorio de exploración

Por De la Redacción / 30 de marzo de 2025


“Una voz de las que se alzan una vez cada cien años”, así describió André Breton la obra del poeta estadounidense Philip Lamantia cuando publicó sus textos en el periódico surrealista VVV. Todo apuntaba a que las palabras del padre del surrealismo abrirían el camino para que Lamantia alcanzara el reconocimiento literario que merecía. Sin embargo, la realidad tomó otro rumbo.

Desde muy temprana edad, Philip se mantuvo activo en diversas publicaciones. En la San Francisco de la década de 1940, se convirtió en uno de los poetas más jóvenes de su generación en ser difundidos, y su nombre comenzó a resonar en el movimiento beat de California. No obstante, a pesar de ser una de las grandes voces líricas del siglo XX, su obra no logró consolidarse en el escaparate literario de su tiempo.

Quizá la culpa recayó en la mala prensa que rodeaba su vida: una espiral de adicciones, periodos de depresión profunda y una inclinación natural a evitar la mirada pública. Su talento para escabullirse lo llevó lejos, sobre todo a Europa, donde continuó su búsqueda poética y espiritual.

Fascinado por los estados alterados de conciencia y los viajes extrasensoriales, Lamantia encontró en México un nuevo territorio de exploración. Entre los indígenas coras de Nayarit, vivió experiencias con el peyote, adentrándose en dimensiones que solo su poesía podía traducir.

Philip Lamantia navegó por los territorios más indómitos de la poesía, iniciando su travesía con Erotic (1949), una obra que él mismo definió como una de sus “aventuras en el puro automatismo psíquico”. Sin embargo, su nombre permaneció en la penumbra, desconocido para el gran público. No fue hasta 1969, cuando su poesía apareció en Penguin Modern Poets 13, junto a la de Charles Bukowski y Harold Norse, que su voz comenzó a resonar con mayor fuerza.

Su vida estuvo marcada por una batalla feroz contra las adicciones, un combate del que emergió victorioso. Su proceso de recuperación quedó plasmado en Astro-Mancy (1967), donde escribió con descarnada sinceridad: “Me estoy recuperando / de una década de venenos / renuncio a todos los narcóticos / y disciplinas farmacopeicas”. En 1978, contrajo matrimonio con Nancy Peters, editora de City Lights Books, y aunque su producción literaria se volvió intermitente, nunca abandonó del todo la palabra.

Su obra siguió latiendo con The Blood of the Air (1979) y más de una década después con Becoming Visible (1990). Además, dedicó parte de su tiempo a compartir su visión poética, enseñando en la Universidad Estatal de San Francisco y en el Instituto de Arte de San Francisco durante los años setenta.

Philip Lamantia falleció el 7 de marzo de 2005, donde lo visionario y lo oculto convergen.

Hoy en Poetripiados te presentamos algunos de sus textos

La condición diabólica

Como las mujeres que viven al alcance de cada cuerpo
descienden de las regiones polares
hacia el círculo de los demonios
Yo me preparo para ofrecerme a las suaves y rojas serpientes entrelazadas en las cabezas de los brujos
Entre los negros brazos llegan sobre la ciénega abalanzándose para abrazarme
y el sol distante en el que habitan los hombres que tienen a su alcance
prístino los Depravados Ojos
entre las tumbas y los hechos de los deshuesados mangos
que trabajaron en el secreto de las torres abandonadas
a pesar de mi cuerpo fugitivo ausente
a pesar de los lagartos arrastrados dentro de los altares en que las potencias tienen preparada la vida
a pesar del antiguo templo Dórico transportado por los amantes del arte
a pesar del nido de mendigos dementes
el canto se oye
y las palabras del canto están escritas en los oceánicos jardines
Los límpidos muros han cantado adiós
Nosotros hemos entrado en la ciudad donde el maestro muerto habla de catacumbas y la cornuda bruja del África
El sortilegio prosigue en las calles y en el cielo
Hemos ascendido hasta el ilimitado cosmos de la arquitectura
Nos hemos arrastrado de espaldas hasta los enormes corazones
aquel salto sobre la nieve hacia la subida a nuestros cuerpos
Llega mi ritual cera y círculos
mi rosa escupida de sangre
Cuando el día es iluminado por nuestros mágicos candiles
y las horas aúllan sus sádicas canciones y succionan con ahínco
en la noche cuando los gatos invaden nuestros cráneos
entonces sabremos que los destructores han surgido
en el mundo para observar nacer el cataclismo
como la ola de fuego final se derrama de sus corazones

Vibración

Hay un viento que tortura a los murciélagos
y están las plantas chamuscadas de los soles muertos
la ciudad hilada con el mar
donde los abismos de pterodáctilo me llaman
hay una espiral de terror animando mi mente
y el zumbido del esqueleto de la soledad
donde florecen cadáveres furiosos en una botella
y armas rojas se desvanecen en espejos
Miro hacia atrás por la hoja de mi doble
allí vuela -a través de su vista- El Ahorcado
donde una pirámide de agua se asoma entre las oscuras
vituallas de la vida interior

Para empezar entonces, no ahora

El tragaluz se anega
cuando tú entras en mi voz
llevando una caja de fuego
completamente silenciosa
te abres a la horquilla encantada
de los misterios del sueño

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