Compañía
Cuando me callo
él se calla.
Cuando tiro una piedra,
él la esconde.
Me sigue y me necesita.
No nos parecemos en todo.
Me acerco al precipicio
y me detiene justo a tiempo.
Compro cuerda, alisto el cuello
y abre las cortinas, para que todo
el vecindario me vea.
Me sigue y lo necesito.
Estamos en buenos términos.
Nos conocemos desde
Que no soy nadie
y lo maldigo
cada vez que me lo recuerda.
Algún día le haré una broma
aunque yo sea el único
que la entienda.
Cuando calle, callaré.
Cuando camine, caminaré.
Cuando muera, reiremos juntos.
Nos necesitamos.
Nada sé de genética
Nada sé de genética,
Pero sospecho que mi bisabuela y yo
tenemos el mismo codo
flexionándose al barrer.
La misma boca
al devorar un helado
y probablemente hospedo,
girando com un idiota,
—aunque nada sé de herencias—
el momento en que mis bisabuelos
se besaron por vez primera.
Ahora es mío, era suyo y puedo
sentir incluso cómo recorrieron
parques, hospitales y supermercados.
Aferrándose a la idea de la vida
sin sospechar siquiera que este poema
sería su ventana al mundo
que no conquistaron.
Pero nada sé de genética.
La piedra que no arrojé
La piedra que no arrojé
cayó sobre mí tiempo después.
Al no cerrar una puerta imposible.
Al creer que todo estaba roto.
Al sobrevivir ese día en el
que me sentí solo y descalabrado.
Cayó como el excremento
bendito de una paloma, ¿mensajera?
Cayó como una piedra angulosa
debajo de la llanta del coche.
Cayó en el débil riñón que
filtra el amor en la vida.
No la tiré, libre de pecado
o al caminar junto a Sísifo.
La piedra que no arrojé
fue eso, todo menos que
esconder la mano.
Todo, menos que no arrojarla.
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Miguel Alberto Ochoa García / Editor y escritor mexicano. Estudio Ciencias Políticas, y Lengua y Literatura de Hispanoamérica. Es director del Grupo Cultural Página en Blanco y editor de Lapicero Rojo Editorial. Ha coordinado diversos círculos de lectura en diversas instituciones culturales desde hace 12 años. Es parte de la Unión de Librerías de Tijuana. Imparte talleres en la Escuela de Escritura Página en Blanco, y es autor de los libros infantiles El Niño Telescopio y Campamento de Amabilidad Felina. Es fundador de la Convocatoria Los Excéntricos que actualmente Lapicero Rojo realiza cada dos años. Ha participado en la Feria de Libro de Tijuana como expositor, editor y dictaminador. Ha publicado poesía en las revistas Ciencia y Cultura, y Rio Grand Review.