Entre los cuentos de Gustav Meyrink, maestro de Hesse, éste último escribía más para consumo universal y de alguna manera fue su divulgador, estaba Petróleo, que aparece en una temprana edición de Zigzag en Chile de un volumen titulado La esfera negra, publicado por ZigZag de Chile, en 1947, y originalmente en Austria en 1913. Estos cuentos fueron publicados en inglés hace relativamente poco. En esta narración se nos presenta la historia del doctor Kunibaldo Delirrrabias (versión en español. No conozco el nombre del personaje original en inglés ni menos en alemán). El resquemor derivado del robo de una invención maestra suya y de su despido llevan a este personaje a una fascinación por Tamerlán y Gengish Khan, azotes de occidente. Lo hacen concebir una venganza contra el mundo. Se establece en México. Aplica sus conocimientos químicos a enriquecerse tremendamente con la destilación y comercio del mezcal. Para implementar su venganza planea cuidadosamente la voladura de la conexión de las paredes que separan las napas subterráneas del petróleo asentado en el subsuelo de la región del Golfo de México. Los mares del mundo se van cubriendo paulatinamente de una capa de petróleo. El aspecto del mar “fue de una terrible belleza, una superficie infinita, tornasolada y refulgente en todos los colores: rojo, verde y morado; y de nuevo un negro profundo”. Los sabios declaran “dentro de unas 28 0 29 semanas, todos los océanos del mundo quedarán cubiertos y las lluvias desaparecerán”. Los descontentos proclaman “¡Fuera con el ejército que devora, devora y devora nuestra riqueza! Más vale que construyamos máquinas, que inventemos medios para salvar del petróleo a la humanidad”. Pero surgen objeciones “La tropa sólo necesita ser disuelta, cada uno habrá aprendido alguna cosa, aunque sea el oficio más sencillo—Bueno, la tropa sí. Pero, ¿qué vamos a hacer con tantos oficiales?”. Un orador popular “espoleó al pueblo a los actos más irreflexivos: “Licenciemos a los soldados, que se termine esta farsa, que los oficiales se hagan también una vez útiles. Démosles uniformes nuevos si tanta falta les hacen para ser felices; por mí pueden ser de color verde rana con pintas coloradas. Que vayan todos a las costas, que recojan allí el petróleo con papel secante…”. Citas que demuestran un dedo en la llaga del genial austriaco respecto a los militares, además de una terrible anticipación respecto a la crisis ambiental que consumirá, no al planeta, sino a sus primates rectores.
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Jorge Etcheverry Arcaya, nacido en Chile, vive en Ottawa, Canadá. Es profesor de filosofía, tiene una maestría en lengua y literatura hispánica y un doctorado en literatura comparada. Perteneció al Grupo América y la Escuela de Santiago, agrupaciones poéticas chilenas de fines de los 1960. Textos suyos de poesía, prosa y crítica han sido publicados en diversos países en revistas y libros impresos y virtuales, en castellano y traducciones al inglés, francés, italiano y portugués. Sus últimos libros son Clorodiaxepóxido, poemas, Chile, 2017; Los herederos, novela de ciencia ficción, 2018; Canadografía, antología de prosa hispanocanadiense, Chile, 2017; Samarkanda, poemas, Canadá, 2019; Outsiders, narraciones en inglés, 2220. Recientemente aparece en las antologías Wurlitzer. Cantantes en la memoria de la poesía chilena, Chile, 2018; Antología de la Revista Entre Paréntesis, de Chile, 2018; Antología de la poesía chilena de la última década, (Chile, 2018), Antología mundial de poesía; La papa, seguridad alimentaria, Bolivia, 2019; Anthologie de la poésie chilienne, 26 poètes d’aujourd’hui (France 2021). . Es colaborador y miembro del comité editorial de la revista Entreparéntesis, de Chile