La leyenda era tan antigua que le han dedicado canciones y estudios psico-socio-antropológicos: después de la Llorona, el fantasma con mayor número de testimonios registrados en México es la Mujer de blanco que se aparece en la carretera pidiendo aventón y luego desaparece una vez que es llevada a su destino.
Cuando se incrementaron los reportes de este fenómeno en estaciones de carretera de la policía federal, se hablaba de cincuenta apariciones de mujeres a lo largo y ancho del país; los agentes se carcajeaban o detenían al conductor en lo que se le pasara la borrachera o lo que tuviera. Pero con el transcurso de los días, la situación adquirió matices insoportables, 600, 700 conductores al día referían su encuentro con una mujer que se desvanecía. Con cientos de mujeres en tránsito asesinadas cada año, esto ya parece peregrinación, declaró fastidiado el alcalde de uno de los municipios más famosos por la trata y explotación sexual de mujeres.
Uno declaró haber hallado un grupo de cinco mujeres jóvenes que le pidieron ayuda para llegar a una fiesta a la que lo invitarían con gusto. Dos conductores confesaron haber confiado en que juntos podrían someter a las tres chicas que pidieron que las llevaran a su pueblo. Un chofer de camión de carga supuso que el grupo de 20 chicas era la cuota que se le encargaba cada semana para atravesar la frontera. Incluso, comandos del ejército acudieron a lo que creyeron un rescate de doce niñas que lloraban replegadas en la barra de contención. En todos los casos, ellas desaparecían en algún punto del traslado. Hay quien confiesa que había empezado a “propasarse” con la aparición y, de pronto, un ruido, un bache, un parpadeo: ella ya no estaba.
A ninguna autoridad se le ocurrió seguir el dictado de esa antigua leyenda e investigar si existía alguna razón para que los incómodos fantasmas hubieran desaparecido en tales zonas de la carretera. Por el contrario, se ha prohibido el acceso a familiares de mujeres desaparecidas que han hallado, a pesar de todo, fosas clandestinas (¿Por qué, si hay principalmente hombres, predominan las aparecidas?, ha surgido la pregunta entre la opinión pública). Pero ya no es posible evadir esa afluencia de féminas de la carretera, aún a plena luz del día. El mexicano no teme a los fantasmas, sino a la mujer.
————————
Es doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México. Profesora-investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), en el área de Creación Literaria, y de asignatura en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM), en Teoría literaria. Autora de los libros Las teorías literarias y el análisis de textos (UNAM, 2016) y Coincidencias para una historia de la narrativa escrita por mujeres (UNACH, 2015). Y de cuento: La verdad sobre mis amigos imaginarios (Terracota, 2008), Postales. Mini-hiper-ficciones (Fósforo, 2013), La sal de los días (BUAP, 2017) y El infierno de los amantes (UACM, 2017)..