Lucien Carr, Jack Kerouac y William Burroughs, tres nombres que más tarde serían pilares de la Generación Beat, se encontraron en el corazón de un oscuro suceso el 14 de agosto de 1944.
Carr, apenas 19 años y aún menor de edad según las leyes estadounidenses, ya cargaba con el aura inquieta de un joven que se debatía entre genio y caos. Kerouac, el futuro cronista de caminos infinitos y noches sin final, tenía 22 años. Burroughs, el mayor del trío, rozaba los 30, con esa mirada cínica y distante que más tarde marcaría sus escritos.
Carr, entonces compañero de cuarto de un joven Allen Ginsberg en Columbia, había entrado en este círculo explosivo unos años antes, cuando la novia de Kerouac los conectó a todos, encendiendo la chispa de una generación que aún no sabía que estaba a punto de cambiarlo todo.

La historia, según las declaraciones de Carr ante el juez, comenzó con el obsesivo interés de David Kammerer, un boy scout homosexual, quien se encaprichó con él y lo acosó durante varios meses. De hecho, consta en los registros del juicio que Kammerer dejó su natal Saint Louis solo para estar cerca de Carr.
El crimen ocurrió una madrugada, después de que ambos salieron de un bar. Fueron a la orilla del río Hudson, en Nueva York, y se sentaron en un banco de Riverside Park. Carr relató que Kammerer se acercó demasiado, lo que desató una discusión que terminó de forma trágica: con un cuchillo de boy scout, Carr lo apuñaló.
Al ver el cuerpo en el suelo, con los ojos congelados y bañado en sangre, Carr decidió lastrar el cadáver con piedras en los bolsillos y hundirlo en las aguas del Hudson.
Después de asegurarse de que el cuerpo desapareciera, guardó el cuchillo y buscó a Kerouac y Burroughs para pedirles consejo, involucrándolos indirectamente en el homicidio.
William Burroughs, quien años después mataría a su esposa en un extraño accidente con una escopeta en la Ciudad de México, le sugirió entregarse para reducir su sentencia. Los tres, aún desconocidos en el mundo literario, se deshicieron del arma blanca arrojándola a una alcantarilla.

El asesino regresó a su casa sin confesar nada a las autoridades y, al día siguiente, actuó como si nada hubiera pasado. Pasó varias horas con Kerouac en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, sumergido en una aparente normalidad.
Lucien Carr cumplió una condena de dos años por el asesinato de Kammerer, mientras que sus dos encubridores tuvieron que pagar una fianza para obtener su libertad.

A Burroughs, su padre le pagó la fianza (como también haría años más tarde tras el asesinato de su esposa en México). Aunque William pidió que ayudara a sacar a Kerouac de prisión, su padre no accedió.
El padre de Kerouac, avergonzado por el escándalo, lo dejó tras las rejas. Jack, sin otra opción, se casó con su novia, Edie Parker, quien tenía acceso a unos fondos bloqueados hasta que contrajera matrimonio. La boda se celebró en la cárcel, y así fue como el escritor beat logró recuperar su libertad.

Lucien Carr, antes del asesinato, era un estudiante brillante de la Universidad de Columbia, proveniente de una destacada familia del Medio Oeste. En su defensa, argumentó que David Kammerer, de 33 años al momento del crimen, lo había seguido obsesivamente de ciudad en ciudad. Carr tenía solo 19 años.
La prensa de Nueva York describió el incidente como un «asesinato por honor» y lo catalogó como uno de los primeros casos mediáticos en Estados Unidos donde se utilizó la llamada «defensa del pánico gay.» Esta estrategia alegaba que un acto violento era una respuesta emocional repentina a una insinuación no deseada de una persona del mismo sexo. En aquel entonces, dicha defensa permitía reducir cargos como el asesinato a homicidio involuntario o el intento de asesinato a simple asalto, evitando así mayores responsabilidades legales. Sin embargo, en años recientes, los jueces han desestimado este tipo de argumentos, y hoy su uso ha disminuido considerablemente.
Tras salir de prisión en 1946, cuando acababa de cumplir 21 años, Carr fue contratado por la agencia de noticias United Press International, marcando el inicio de su carrera periodística. Según reportes, en 1956 fue nombrado editor de la sección «noticias nocturnas» y, con el tiempo, ascendió a editor general de la agencia, puesto que ocupó hasta su retiro en 1993.
Lucien Carr falleció en enero de 2005.

Uno de los hijos de Lucien Carr, Caleb Carr (nacido en Manhattan en 1955), siguió el camino de la escritura y alcanzó reconocimiento internacional con una novela fundamental para explorar y desentrañar la maldad: El Alienista. Esta obra fue adaptada como una serie para Netflix.
Por su parte, Kerouac y Burroughs consideraron que la historia del crimen podía convertirse en el núcleo de una novela escrita en colaboración, y así lo hicieron. El asesinato inspiró la obra And the Hippos Were Boiled in Their Tanks (Y los hipopótamos hirvieron en sus tanques), publicada finalmente en 2008, muchos años después de aquella trágica noche.
