Antropoceno
Después de la devastación
caminó por el desierto
se sentó a la orilla de un peñasco
miró el vació entre las ruinas
la extensión del silencio como una hilera de polvo
la paralizó su supuesta quietud
lo inerte de la planicie
la sequedad que partía los labios
se contagió de su aridez
sus ojos se hicieron arena
su cuerpo se fue desboronando
se hizo parte del suelo
y se arrastró hasta la tumba de sus maestras
que la abrigaron bajo su sombra
mientras susurraban sus nombres pasados
y expiaban sus culpas
después de habitar
en los vestigios de un mar antiguo
Ella
abandonó sus deseos bajo tierra
arrancó sus verdades
y las enterró en nidos de serpientes
se topó con las diosas que llevaban sus ojos
le hablaron como un demiurgo
le descifraron el lenguaje de la destrucción
y el dolor de las especies muertas
la tomaron en brazos
y la dejaron a la orilla de un riachuelo
donde sació la sed de meses
Ella
comprendió
que después del colapso
todo renace
en vez de extinguirse
Zopilote Rey
Suspendido
al lado de una nube
vigilo el fluir del aire
mis alas se extienden
se impregnan de supremacía
e irradio la energía de una estrella
desde lo alto
abrazo al mundo
y lo contemplo decepcionado
nadie recuerda
mi tiempo de guerrero
ni de dios
ni cómo transcendí
para ser el protector
de una especie que falló
seres que ignoraron
el signo mágico en mi cabeza
y como carroñeros
caminaron
devorándolo todo
hasta comerse
su propio espíritu
Ermitaño
soy un sobreviviente
me arrastro por la playa
errático
sin coraza
sin lugar donde habitar
busco proteger mi cuerpo de la rapiña y del sol
evito extinguirme
dejo líneas en la arena
un alfabeto que el viento borra
pero el mar no olvida
camino desnudo
prueba que vivo en un lugar enfermo
bordeo piedras y botellas
subo por troncos y latas
hasta encontrar refugio
en una concha quebrada
añoro el tiempo cuando la playa
estaba poblada por miles de mis hermanos
que al crecer nos heredaban sus casas
y al caminar
hacían resonar la hojarasca
al igual que la lluvia
Gusano
Ante la amenaza de un gallo
me envuelvo en espiral
tiemblo
me convierto en una roca
al lado del camino
ante los picotazos
huyo
añorando unas alas
o ser raíz
o emitir un grito que no heredé
me escabullo entre el césped
hasta que encuentro
en el follaje
un lugar seguro
OLVIDARON SABERME VIVA
con mi sangre circulando
como corriente submarina
el mar es mi arteria
que enrojece los labios
y mantiene el calor de las manos
que como magma
edifica nuevos territorios
me olvidaron viva
y saberme llena de frutos
donde hierve un líquido
que hidrata al mundo
como el agua colada entre raíces
después de la lluvia
olvidaron sentir mi viento
que en el pecho se dibuja como tormenta
y saberme viva
cuando desarmo el follaje
que cae en silencio
en medio del bosque
olvidaron saberme
dentro de un volcán
que me agrieta la piel
y que viva
espero a que florezcan las hortensias y los girasoles
me olvidaron cubierta de nubes
saberme río
bajando purificada de la cordillera
hasta llegar al mar
donde desemboco
viva
con un aliento de sol
Ofrenda
Dejo mi corazón
en la colada de lava
de una reciente erupción
que dejó todo desértico
lo dejo entre basaltos
para protegerlo de carroñeros
y del sol
para que solo lo bañe la lluvia
y lo cubra el polvo del magma erosionado
planto mi corazón
entre la roca volcánica
no para que sea fósil
ni para que futuros arqueólogos declaren
«he aquí el corazón
de un ser esperanzado»
No
me niego a que sea objeto de museo
o una pieza de huaquero
por el contrario
les ofrendo mi corazón
ante esta colina devastada
para que sea la primera semilla
para que sea soporte de la primera raíz
o el primer sustento de una nueva tierra
no espero que florezca
ni que se convierta en una gran ceiba
no espero que sea el centro de la vida
ni reconocido como símbolo de fertilidad
simplemente
lo dispongo entre estas ruinas
para que se cubra de musgo
mientras me siento en la llanura
a contemplar
―con mi pecho vacío―
como ustedes renacen
entre el bosque.
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Sebastián Miranda Brenes (1983, San Pedro de Barva Heredia). Escritor, gestor ambiental y cultural. Docente de Gestión Ambiental del Instituto Nacioanl de Aprendizaje (INA) y de la Universidad de Costa Rica.
Ensayos y parte de su obra poética ha sido publicada en diferentes revistas digitales.
En el 2013 publicó su libro Antimateria, dentro de la Colección Cuadernos AmerHispanos, en San Luis Potosí; México. Publicado nuevamente en el 2014 por la editorial Public Pervert, Chiapas, México. Publicó el libro El sudor de la morfina (Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica 2020), y en el 2022 publicó Luminiscencia en coedición con Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica y New York Poetry Press.