En los últimos años las creaciones literarias de escritoras han sido impulsadas por las grandes editoriales a nivel internacional. ¡Tienen fama casi de influencers! Algunas de las autoras más leídas son la novelista y dramaturga nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie o la guionista y escritora de ciencia ficción rusa Anna Starobinets, por ejemplo.
En México sobresalen Fernanda Melchor, Guadalupe Nettel, Andrea Chapela, Cristina Rivera Garza, Valeria Luiselli y Bárbara Jacobs, entre otras, pero, ¿qué sucedía con las escritoras años atrás? Sabemos que en el siglo XIX era común que muchas utilizaran seudónimos masculinos para que sus trabajos fueran aceptados.
Más adelante, allá en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, en el movimiento de la Generación Beat, caracterizado por la liberación, felicidad y todo tipo de excesos, hubo muchas escritoras que aunque fueron famosas en la burbuja de la contracultura, no alcanzaron en ese tiempo la fama mundial. Una de ellas fue Joyce Johnson, la de ojos de media luna, quien nació el 27 de septiembre de 1935 en Nueva York.
La autora fue una destacada escritora y figura literaria fundamental de los escritores beatnik. Se sumergió en una interesante obra autobiográfica y resplandeció por su relación personal con Jack Kerouac.
Johnson emergió como una figura literaria por derecho propio, pero su conexión con el autor de “On the Road”, le otorgó mayor notoriedad. Fue la única mujer que formó parte del círculo íntimo de Kerouac y los beats en la década de 1950, contribuyendo significativamente a la escena literaria de la época.
Joyce Johnson publicó en 1962 una novela firmada bajo el seudónimo de Joyce Glassman. Se trata de “Come and Join the Dance”, obra considerada como una mirada reveladora y crítica a la vida bohemia y contracultural de Nueva York en la década de 1960. Capturó en sus páginas la esencia de la época y el ambiente cultural en el que se desenvolvieron cientos de narradores y poetas.
La trama sigue la historia de Sarah-Mary Temple, una joven recién llegada a la ciudad de Nueva York. Sarah-Mary es un personaje sensible y observador que se sumerge en el mundo de los artistas, intelectuales y bohemios del Greenwich Village. Mientras explora este ambiente vibrante, la novela presenta las complejidades de la vida urbana, las relaciones interpersonales y las tensiones entre la búsqueda de la libertad personal y las expectativas sociales.
La historia se desarrolla a través de los ojos de Sarah-Mary, lo que permite al lector experimentar la intensidad emocional y las contradicciones de la vida en ese círculo cultural. La protagonista se ve inmersa en dilemas existenciales, desafíos amorosos y una lucha por encontrar su identidad en medio de la agitación de una época caracterizada por cambios sociales y políticos. Cosas comunes que vivías los artistas en ese tiempo.
Joyce utiliza un estilo narrativo vívido y evocador para presentar una imagen detallada de los personajes y el entorno que los rodea. A través de diálogos dinámicos y una prosa cautivadora, la autora teje una historia que revela las aspiraciones, las inseguridades y las complejidades emocionales de sus personajes. La lectura es todo un viaje.
“Come and Join the Dance” es una reflexión fascinante sobre la cultura y la sociedad de la década de 1960, ofreciendo una ventana única a la vida bohemia y los desafíos de encontrar autenticidad en un mundo en constante cambio.
Aunque esta novela es la preferida de sus lectores, para los especialistas su obra más conocida es “Minor Characters: A Beat Memoir”, publicada en 1983, que es un relato autobiográfico, casi introspectivo, que ofrece una mirada íntima a la vida en los círculos literarios de la Generación Beat. Este libro captura su experiencia como una joven escritora en esa vibrante y revolucionaria época cultural.
En esta novela, el lector se adentra en los intrincados meandros de los círculos literarios de la Generación Beat. Con su prosa brillante, la escritora comparte de manera íntima sus vivencias como joven creadora inmersa en la efervescencia cultural de la época.
Podemos decir que no es solo un testimonio de la experiencia individual, sino también un retrato de la atmósfera revolucionaria que caracterizó a la época rebelde y contestaria, iluminando las complejidades y desafíos de ser una voz emergente en medio de la rebeldía literaria.
La autora, con una destreza narrativa excepcional, desgrana las capas de su propia travesía en el mundo literario, revelando las dinámicas intensas y transformadoras que impregnaban a la Generación Beat. La escritora nos transporta a través de las calles llenas de humo y marihuana, y cafés bulliciosos.
No únicamente comparte sus encuentros con figuras icónicas de la época, sino que también explora la lucha personal por encontrar su voz en medio de la cacofonía literaria y cultural de la época.
Este libro se erige como una obra maestra literaria que va más allá de ser simplemente una memoria personal. La obra es rica en detalles y emociones, transporta a quien la lee a la vorágine de la creatividad y el inconformismo de lo que es un círculo literario. ¡Es un suspiro que por momentos parece eterno!
En “Personajes Secundarios”, otra de sus novelas, Joyce despliega de nueva cuenta su experiencia y vivencias literarias. Esta obra me gustó porque teje una red de relaciones que trasciende la narrativa convencional, y de paso nos brinda una mirada reveladora sobre la vida y sus complejidades, los sobresaltos humanos.
Joyce Johnson merece más lectores y por eso debemos acercarnos a su obra. Aunque no toda está traducida, la mayoría la podemos encontrar en español. Es una gran oportunidad para impregnarnos de la Generación Beat, pero desde otra perspectiva, no desde la de autores como Kerouac, sino de una mujer que desmenuza los perfiles de autores y abraza a la contracultura.