Gregory Corso tuvo la suerte de encontrarse con la poesía en una cárcel, cuando tenía 17 años. Hasta antes de edad la había pasado en orfanatos, luego de que su madre lo abandonara y su padre se pasaba la vida huyendo de su casa. Ambos eran migrantes italianos que habían llegado a Estados Unidos, donde Gregory vio la luz en Nueva York, el 26 de marzo de 1930.
Esa turbulenta adolescencia lo llevó a pasar varios meses en The Tombs, la cárcel neoyorquina, además de otras prisiones. En una de esas ocasiones, estando preso en Nannemora por un robo en 1947, comenzó a escribor poesía. Cuando quedó nuevamente en libertad volvió a Nueva York en 1950 y como no hay buen autor sin suerte, tuvo la fortuna de conocer a Allen Ginsberg en el bar The Pony Stable. Tras ese encuentro, el autor de Aullido, quien por cierto consideraba a Corso como ‘el poeta más grande de América’, lo presentó a otros escritores de la Generación Beat.
Su primer libro de poesía se tituló La dama vestal de Brattle, publicado en 1955 con el apoyo de estudiantes de la Universidad de Harvard, donde fue a clases como oyente y esta obra lo convirtió en el segundo de los poetas beats en ser publicado, después de El Pueblo y la ciudad de Kerouac.
El periodista estadounidense Ted Morgan describió que aunque las credenciales del poeta eran suficientemente fuertes para destacar, tuvieron que pasar 50 años desde la muerte de los otros beats para que Corso fuera apreciado como un poeta de igual importancia.
Gregory murió en Minnesota, en enero de 2001 a los 70 años, víctima del cáncer de próstata. El epitafio de su tumba, localizada en el cementerio protestante de Roma, hay un texto que él mismo escribió:
Espíritu
Es vida
Fluye a través de mí
Interminablemente
Como un río
Sin miedo
A llegar a ser
El mar
A continuación Poetripiados te presenta una selección de poemas de Gregory Carso:
El lamento de Zizi
Estoy enamorado del mal de la risa
Me haría mucho bien si me diera
He vestido los espléndidos vestidos del Sudán
he cargado las magníficas halivas de los Hnos. Boudonin
he besado a las Fátimas cantadoras del padrote de Adén,
he escrito salmos gloriosos en el café de Hakhaliba,
pero nunca tuve el mal de la risa
entonces ¿de qué sirvo?
El gordo mercader me ofrece opio, kief, hachís,
incluso jugo de camello…
todo es insatisfactorio…
¡Oh maldita noche amarga! ¡Tú otra vez! ¿Aún debo
arrancarme los dientes irreales
desvestir mi ser incapaz de reír
poner a dormir esta cabeza melancólica?
No soy nada sin el mal de la risa.
Mi padre la tuvo, mi abuelo la tuvo;
seguramente mi Tío Fez la tendrá pero yo, yo
a quien le haría el mayor bien,
¿alguna vez la tendré?
Extraño a mis queridos gatos
Mis manos coloradas de agua están sin gatos ahora
aquí sentado solo en la oscuridad
mi cabeza conforma de ventana se inclina con tristes cortinas
Estoy sin gatos casi cerca de la muerte
Detrás de mí cuelga en la pared mi último gato
Muerto por mi mano hinchada de alcohol
Y en todas las otras paredes del ático al sótano
cuelga mi triste vida de gatos.
Anoche manejé un auto
Anoche manejé un auto
sin saber manejar
sin tener un auto
Manejé y noqueé
a gente que amaba
…iba a 120 por el pueblo.
Me detuve en Hedgeville
y dormí en el asiento trasero
…emocionado por mi nueva vida.
Poeta hablando consigo mismo frente al espejo
Sí, Soy yo
Esta caza de mí
se ha transformado en algo evidentemente absurdo
creyendo que cuando yo
era perseguido
no sólo me encontraría a mí mismo
sino también a todo un rebaño de yoes
yoes pasados, yoes futuros
un carro cargado de ellos
y todos estos años
y adónde he llegado
en este punto del tiempo
éste no es el mismo espejo
que contemplé hace años
Es el espejo que cambia
nunca el pobre Gregory
Hey!, en la vida
Donde fui, fui
Donde me detuve, me detuve
Cuando hablé, hablé
Cuando escuché, escuché
Lo que comí, comí
Lo que amé, amé
Pero que puedo decir acerca de
adonde fui, no fui
adonde me detuve, continué mi camino
cuando hablé, escuché
cuando escuché, hablé
cuando ayuné, comí
y cuando amaba…
no deseaba odiar
Ahora veo a las personas
como las ve la policía
También veo a las monjas del mismo modo
en que veo a los hare-krishnas
No tengo representante
me disgusta la idea de un poeta con representante
sin embargo Ginsy y Ferli tienen uno
y hacen pilas de plata con ellos
se vuelven más famosos también
Quizás debiera contratar un representante
¡Wow!
De ningún modo, Gregory, quedáte
En la cercanía del poema