DOS ALMAS
La mudez que rompe
el tiempo.
la agonía,
la muerte con risa.
El mar que emerge
ante el hombre que eres.
Ámame cómo un cántico
de guerra.
Ahí donde tú ganas
y yo pierdo,
donde yo te derroto
y tú sonríes.
MUÑEQUITA
En una esquina yace la muñeca vieja
sus ojos traviesos me ven con dulzura,
su carita sucia muestra una sonrisa.
Pobrecita, sus manitas están rotas
sus piecitos sin zapatos.
Y sus gloriosas tardes olvidadas
en la dulce esquina de la casa.
Nuestras caritas juntas lloraron
las tristezas de la vida
las trastabillas del destino.
Hoy irás a mi nueva morada
lavaré tu cara
remendaré tus andrajos
te pondré un lindo vestidito
y jugará contigo una pequeña.
Prometo no olvidarte.
Prometo no llorar más.
Prometo que juntas estaremos
amiguita de la infancia hasta el final.
A Juan Gelman
Las manecillas se apagaron en el bulova
que colgaba de tu mano.
Intermitente caricia.
Tus manos cirujanas del tiempo
Mi corazón te sigue
en los renacidos relojes.
Tu mirada es mía.
Tu palabra y el tiempo.
Naturaleza
Antes de ti, el viento se volcaba contra el mar
y la raíz de mi amor era la tierra,
las cordilleras y las aves emprendiendo el vuelo.
las aguas tibias, y el hábitat entre los corales.
Éramos un solo binomio.
Pero llegaste y me prometiste el paraíso.
la selva, la hoja de vainilla
y fuimos dos tigres al acecho.
Oasis eran tus palabras al darme cuenta
que todo aquello se fue volviendo la aridez,
nacieron los cardos y las espinas hirieron mis pasos.
El sudor de mi frente desvía las imágenes fecundas
de esa tierra de aguas reverdecidas.
Quise huir de aquel paraje para no oír graznar a los cuervos
creí ver la ferocidad de las águilas desgarrando mi garganta.
Mi vista se incrustó entre los riscos y fueron mi última morada.
Ahí quedó mi cuerpo.
Y el sol, furtivo amante, devoró mi carne.
Antes de ti yo era mar,
bosque
y felicidad.
El lunes nunca será igual
Se han de deshojar algas en las veredas que llevan mis pasos.
Desprender aromas e iluminar
con anémonas mis noches.
La sílice de tu mirada se incrustó en mi arteria,
en cada hoja de flores marinas está tu nombre,
es el tatuaje y el matiz para descubrir
el fósforo de mis ojos.
Dime, pequeñito, si la sal tiene que tostar la piel.
Y cómo no mudarse entre los corales,
para descubrir la forma de ver los lunes
de otra manera.
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Rocío Prieto Valdivia (Mexicali, Baja California, 1974) Escritora, promotora de lectura imparte talleres infantiles y juveniles de escritura, lectura y arte.
Coordinadora del Festival internacional de grito de Mujer sede Ensenada. Directora de Arte Letras Migrantes proyecto cultural independiente
Ha publicado en revistas internacionales, La Piraña, Histeria, La Huella del Coyote, entre otras. Es autora de los libros Soñar entre Mariposas, Sueños Lúcidos y Veinte Poemas Perdedores, y de Un instructivo que no sirve para nada. Es integrante del taller literario “La Catarsis Literaria”, del escritor Adán Echeverría García. Radica actualmente en Ensenada, Baja California.
Correo electrónico roxi-07@hotmail.com
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