461 OCEAN BOULEVARD DE ERIC CLAPTON
Bancarrota emocional
En su autobiografía, Eric Clapton menciona que a principios de 1974 se encontraba en bancarrota emocional y espiritual debido a su adicción a las drogas. Se había alejado de su familia y de sus amigos más cercanos, y mantenía una frágil relación sentimental con Alice Gore, basada en el gusto de ambos por la heroína.
Como desde niño tenía terror a las inyecciones, esnifaba copiosas cantidades de droga para igualar los efectos de una dosis inyectada, sin embargo, a los pocos minutos de la primera esnifada necesitaba un poco más y lo volvía a hacer.
Por aquellos días, a petición de Pete Townshend, se había presentado (con regular éxito) en el Rainbow Theatre de Londres, como parte de las celebraciones de la “Fanfare for Europe”; no obstante, posterior a la actuación, sentía hundirse más. No tardaría en empezar a tomar cantidades industriales de heroína, y su dependencia se volvería tan fuerte que Alice le daba prácticamente cualquier cosa que pudiera encontrar, a la vez que ella se sumergía en ríos y ríos de vodka. Ambos llevaban una vida de reclusión, reacios a contactar con alguien que pudiera estorbarles. Las puertas de su casa permanecían cerradas, el correo sin abrir y vivían gracias a una dieta de chocolates y comida basura; a Clapton la heroína le había quitado el deseo sexual y empezaba a padecer estreñimiento crónico.
En la parte financiera, Robert Stigwood, su mánager, le había advertido que su dinero se estaba agotando y que pronto tendría que empezar a vender cosas para pagarse el vicio. Para colmo, había recibido una carta del padre de Alice en la que lo amenazaba con denunciarlo ante la policía si no detenía el daño que le estaba causando a su hija.
Neuroelectric Therapy
Para encontrar una salida a su situación Clapton se había puesto en manos de Meg Patterson, un neurocirujana con años de experiencia en Hong Kong, en donde había desarrollado un método para tratar los síntomas del abandono de opiáceos en el que se usaba la llamada Neuroelectric Therapy, un tipo de acupuntura eléctrica.
Las cosas no fueron fáciles al principio, a Clapton le abrumaba el contenido religioso que acompañaba las terapias. En determinado momento sentía que se estaban aprovechando de su situación, por lo que se puso a la defensiva. Siempre había sido renuente al adoctrinamiento de la religión y el vehículo más confiable para su espiritualidad había sido la música. En la parte técnica, la terapia consistía en sujetar unas pequeñas pinzas en la oreja del paciente, como unos pendientes de broche, se insertaban agujas en varios puntos de los lóbulos y se conectaba a la máquina, la cual producía una corriente eléctrica que aumentaba y disminuía, lo que generaba un estado de euforia y, después, de un sueño ligero, una sensación de estar adormilado. Todo lo anterior contribuía a aminorar los efectos del llamado síndrome de abstinencia.
En su biografía, Clapton reconoce que el método de Meg Patterson le resultaba de gran ayuda y que experimentó cierta mejoría, en tanto le animaba a escuchar y tocar música de nuevo. Como resultado, Eric volvía a conectar con sus sentimientos, y estos le llegaban en tromba. Pero esto no era suficiente. Sus terapeutas no parecían estar enterados o interesados en el programa de doce pasos de Alcohólicos Anónimos, que había estado funcionando en Londres y en toda Europa desde mediados de los años cuarenta.
A pesar de no estar completamente recuperado, Clapton había tomado la decisión de establecerse en una pequeña granja ubicada en el condado de Shropshire, en donde se dedicaría a realizar actividades propias del lugar: empacar heno, cortar troncos, talar árboles y limpiar los establos. Paralelamente escuchaba música de todo tipo y acumulaba canciones e ideas para un nuevo álbum. Por la tarde, en compañía del hermano de su novia, acudía a los bares de Owestry, donde oían música y bebían. Tras la vida de recluso que había llevado los meses anteriores, aquello no parecía tan malo, sobre todo porque la terapia de la doctora Patterson le hacía sentir como un criminal en rehabilitación.
Carl Radle, el musicólogo
La figura de Carl Radle fue determinante para que Clapton pudiera regresar a los estudios de grabación. Radle, un filósofo nato, gran musicólogo, con un amplio gusto que abarcaba música de todo el mundo, no había perdido contacto con Eric, a quien mantenía enterado de lo que sucedía en la escena musical. Durante la etapa con los Dominos se habían hecho muy amigos y mantenían la firme idea de trabajar juntos nuevamente. Carl conocía el auténtico potencial de Clapton y le había dicho con anterioridad que lo esperaba para iniciar un nuevo proyecto, lo que significó un auténtico incentivo para volver a la superficie. En la misma frecuencia se encontraba su representante, Robert Stigwood, quien enterado de las inquietudes de Clapton, había rentado un estudio de grabación a cargo de Tom Dowd, quien había sido el ingeniero de grabación en Layla and Other Assorted Love Songs.
De regreso a los estudios
Entre abril y mayo de 1974, Clapton dio forma a los diez tracks que conforman 461 Ocean Boulevard, título que hace referencia a la dirección de la casa habilitada como estudio de grabación, ubicada en Golden Beach, Miami, en donde Clapton fue recibido por Dick Sims, Jamie Oldaker y, obviamente, Carl Radle.
Lo primero que hizo Clapton cuando estuvo con el grupo fue darse a la tarea de recuperar su habilidad para tocar, luego del aletargamiento de varios meses de inactividad. Adicionalmente, se había contratado a otros músicos, era el caso de Ivonne Elliman, quien tiempo atrás había interpretado el papel de María Magdalena en Jesucristo Superestrella.
Después de hibernar durante años y de estar completamente desconectado, Clapton ansiaba conocer qué había de nuevo en el mundo de la música. Estaba seguro de que aún podía tocar con el corazón, aquello sería auténtico, y ahí residía su fuerza. Además, se había cansado de todo el rollo del “héroe de la guitarra”. Lo único que quería era fundirse con la banda. Y así lo hizo.
De lo mejor de 461 Ocean Boulevard se encuentra “Motherless Child”, que inicia con un potente requinteo de guitarras eléctricas y batería para dar paso a su interesante letra: “Los niños sin madre la pasan mal cuando su madre muere /no tienen a donde ir / vagabundean de puerta en puerta / nadie te trata como una mamá cuando tu madre está muerta, señor”. El tema es una clara referencia a las heridas emocionales que afectaron a Clapton durante su infancia: le hicieron creer que su madre biológica era su hermana y que sus abuelos eran sus padres.
La siguiente pieza es “Give Me Strength” (una de mis canciones favoritas del álbum), la cual está precedida de un suave y armonioso solo de guitarra. La melodía habla de lo mal que la estaba pasando Clapton y la manera en que una parte de sí mismo se aferraba a dejar las drogas: “Querido señor, dame fuerzas para seguir adelante/mi casa pudiera estar en la carretera/señor, he hecho mucho mal/pero por favor dame fuerzas para seguir adelante”.
Comentario aparte merece “I Shot the Sheriff”, la canción más exitosa del álbum, escrita y grabada un año antes por Bob Marley. De acuerdo con la versión de Eric un día le llevaron el disco “Burnin”, de Marley. Cuando Eric lo escuchó se quedó fascinado, luego le insistieron que grabara “I Shot the Sheriff” asegurándole que la haría sonar genial; sin embargo, Clapton no estaba seguro de poder hacerle justicia a la melodía. De cualquier forma hizo una versión que no lo dejó completamente satisfecho; cuando concluyeron las sesiones y empezaron a recopilar el material, Eric insistió en que la canción no debería incluirse. Todos dijeron lo contrario; se trata de un éxito, pesaban. Y en efecto, cuando el álbum salió, “I Shot the Sheriff” fue a dar directamente al número uno de las listas. Clapton cuenta que por esos días recibió la llamaba del mismísimo Bob Marley, quien estaba bastante contento por el éxito de su canción. “Intenté aprovecha para preguntarle de qué iba la canción, pero entendí muy poco de su respuesta. Me quedé muy aliviado al saber que le gustaba lo que habíamos hecho”, afirmaría más tarde.
Dentro del disco también se encuentra “Please Be With Me”, pieza completamente acústica, plagada de acordes melancólicamente bellos: “Podrías leer mis señales, podrías ser una gitana/dime que es lo que hay en lo más profundo de mí/porque no puedo encontrar mi alma/por favor quédate conmigo”.
Y qué decir de “Let It Grow”, suave melodía que plasma las reflexiones emocionales en las que se encontraba Clapton a causa de su adicción a las drogas: “Parado en un cruce de caminos/ intentando descifrar las señales que me indiquen qué camino tomar para hallar la respuesta/buscando una razón para despejar mi alma/el amor es adorable/ déjalo crecer”. La pieza está elaborada a partir de un coro de voces que crean una bella atmósfera. Además, en esta pieza Clapton se anima a tocar el dobro, un tipo de guitarra acústica con un puente elevado y cono resonador que genera un sonido muy particular.
El álbum también incluye “Steady Rollin Man” y “I Cant Hold Out”, extraordinarios blueses en los que se percibe que Clapton toca y se divierte. El disco lo completan “Willie and the Hand Jive” y “Get Ready”, esta última inspirada en su breve relación sentimental con Ivonne Elliman.
461 Ocean Boulevard marca el comienzo de la carrera de Clapton en solitario. Atrás habían quedado los tiempos de Cream, Blind Faith, John Mayall & Bluesbreakers, The Yardbirds y Derek & The Dominos. Este año el disco cumple su 50 aniversario y tiene la peculiaridad de que arrancó momentáneamente a Eric del infierno en que lo habían sumido las drogas. No se puede decir que sus problemas hubieran terminado, pero el álbum le dio un respiro y demostró la capacidad que puede tener el ser humano para resistir las adversidades a través de procesos intensamente creativos. La música, en ese momento lo arropó y lo encaminó en el camino de la sanación espiritual que ha distinguido su vida.
Actualmente, Clapton es un alcohólico en recuperación que disfruta de la música y su familia, pero que coloca su abstinencia como prioridad en su vida. Sigue acudiendo a reuniones de doce pasos y permanece en contacto con tantas personas de rehabilitación como le es posible. Se mantiene sobrio y ayuda a los demás a alcanzar ese mismo estado, lo que se ha convertido en el propósito principal en su vida.