MÁS ALLÁ
No te pares en el umbral,
coge la brújula para visitar
tierras incógnitas.
No te pares
en los destellos acorralados,
mira a través de mis ojos caídos
el soplo de esta vida
que me abraza y abrazo
como si fuéramos dos
en la misma desesperación.
No te pares en la ilusión
de vivirme en mis vacíos,
regala una aurora
a los abismos míos,
donde canta el grillo sin saber
de ser el último que salta,
para evitar mi sombra
que espera el día.
PROFUNDIDADES
Hurgo en el fondo de mí misma
silencios que me den respuestas,
sombras que conserven
las huellas de mis pasos.
Mi imagen se desdibuja en el espejo,
entre reflejos
se escurren mis ojos,
no tengo vida para llenar
el tiempo donde se acumulan
los despojos
del cuerpo, que grita sin voz
en el camino que me lleva al lugar
donde las sílabas de mi fantasma
se esconden en mi cuerpo.
PRESAGIO
He cerrado muchos ojos, muchas bocas
pero nunca he abierto la ventana
para dejar que un alma
vuele hacia el cielo.
Mi amor,
quisiera y espero
que vuele la mía primero.
Moriría de nostalgia
sin la música de tus palabras, sin tus ojos
más intensos que el universo,
contemplándome.
Creo que yo también me enterraría
y lloraría días y días,
para luego salir a traficar con mi dolor,
mirando el último rayo de sol
sin hacer nada.
Si tú mueres antes que yo,
me quedaría en la nada
sentada todos los años,
con mis viejos y polvorientos recuerdos,
sin ganas de sonreír nunca más,
porque mi boca te ha ofrecido
todas sus sonrisas.
No quiero abrirte la ventana,
porque me quedaría
todo lo que llamo amor
con el silencio.
No quiero abrirte la ventana,
pero si lo que temo sucede,
quiero que tu alma se quede
y que la mía ocupe tu lugar.
Si un día tengo que abrirla,
después de llorar y llorar
hasta romperme,
después de gritar
por todos los orificios de la ausencia,
podría cerrar los ojos
y llamar paraíso
mis párpados que se estrechan fuerte
para no ver el infierno
que trae la muerte
mientras tu alma vuela
empujada por el viento.
MEMORIA DE UN PARAÍSO PERDIDO
Goteando entre corazón y labios,
en la forma de mí,
en lo que todo vive,
y amándote, desaparece.
Pero no se aleja.
En esta forma compleja
quizás reduzco mis constantes
en el eco de viento distante
de un vacío sonoro.
Vivo en un nosotros que añoro.
De ti me habla todo
lo que camina y quita las alas,
cuando cierro los ojos igualas,
por un segundo, el infinito del regocijo.
Pienso que Dios me bendijo
Cuando te conocí,
gesto y voz de mis ojos.
Se abre y se cierra el cerrojo
entre el tránsito temerario de lo prohibido.
Vives en la memoria de un paraíso perdido.
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Yuleisy Cruz Lezcano. Nació en Cuba en 1973. Vive en Marzabotto (Bolonia, Italia). Estudió en la Universidad de Bolonia y se graduó de “Ciencias enfermeristicas y obstetricia”. Consiguió, además, un segundo título en “Ciencias biológicas”. Trabaja en la salud pública. Su último libro publicado es Doble acento para un naufragio, 2023 ( Español – Portugués).