El destino cabe en un telegrama
“Creo que te he encontrado un genio” leyó en un telegrama el mítico entrenador escocés Matt Busby por parte de una de los cazatalentos del Manchester United, luego de que este último asistió a un partido donde miró jugar a un carismático jovencito de apenas 15 años: era George Best. Después de dos años lejos de las canchas, debido a su edad y nacionalidad, a los 17 años jugó su primer partido con el Manchester United con una victoria de 1-0 sobre el West Bromwich Albion en Old Trafford.
Así comenzaría una carrera meteórica del que sería considerado por el mismísimo Pelé “El mejor jugador del mundo” con 137 goles en apenas 361 partidos jugados en la Liga Inglesa y un acumulado de 179 anotaciones en 466 juegos portando los colores del Manchester United y, entre otros logros, elegido Balón de Oro del futbol europeo en 1968.
Toda una proeza para un joven irlandés nacido el 22 de mayo de 1946, quien al final de su carrera sería considerado el mejor jugador de la historia del futbol inglés, y uno de los más destacados del mundo alcanzando la posición 16 entre los mejores jugadores del siglo XX, según la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS, por sus siglas en inglés).
¿George Harrison o George Best?
Además de su personalidad explosiva que le imprimía potencia a sus jugadas como medio y extremo, su elegante drible y sus certeros remates, el que era llamado “Quinto Beatle”, debido a su melena al estilo del Cuarteto de Liverpool, también fue un tipo carismático. Bien parecido, de sonrisa fácil y mentón partido parecía más bien un rockstar metido a jugador de futbol, lo cual volvía loca a la afición con esa mezcla de genio tras el balón y don de gentes ante las cámaras. “Yo fui quien sacó al futbol de las páginas traseras de los periódicos y lo llevó a las primeras páginas”, expresó Best un día.
El amor, las mujeres y la muerte
Sin embargo la vida de Best también tuvo sus reveses: nunca disputó una copa mundial, ya que el solo talento de él no le alcanzó a la selección inglesa para conseguir un boleto para la justa deportiva más importante del planeta. Luego, como buen “rockstar”, paralelamente a su vida como deportista, llevaba una vida licenciosa: era borracho y mujeriego, en una entrevista llegó a decir “He gastado mucho dinero en alcohol, mujeres y autos, lo demás lo desperdicié”.
Con apenas 28 años George Best se inició en el mundo del alcohol y la noche, compañeros que no lo dejarían hasta su deceso. Tras muchos años de sexo, desvelos y resaca, enfermó de neumonía y fue ingresado al hospital, para luego, un 30 de julio del 2002 realizarse un trasplante de hígado, tras lo cual los médicos le advirtieron que dejara la bebida o moriría. Un día declaró: “en 1969 dejé las mujeres y el alcohol; fueron los peores 20 minutos de mi vida”.
George Best no tenía ya voluntad ante la bebida “cada vez que llego a un lugar hay 10 mil personas invitándome a beber, y yo no sé decir que no”, esa filosofía de vida acabaría con él, volviendo a beber y degenerando su estado de salud lenta y dolorosamente hasta que, con 59 años, falleció en un hospital de un fallo multiorgánico dejando al mundo sin uno de los mejores y más carismáticos futbolistas de la historia.