BICÉFALO EL HOMBRE
Que no de hombre,
sino de enajenada bestia
está el parido.
Tramado en el valle sin calma de la razón
que pregona el Logos,
do agiganta el hocico
a granel,
cual hiedra que esparce.
Oh cuán elástico
el contorno de su seso,
que se pliega al álgebra
o a la barbarie.
Mas su trayecto cuela al cuadrúpedo
que camufla sus patas
como si equívoco abono.
Deste la especie no amansa,
no,
deste solitísimamente disimula,
pues por contrato
en la galaxia de los genes
el origen se recicla.
Oh motor paradigmático de la especie,
que ora soez de escombro,
ora brújula de los beatos,
eclipse de ser bicéfalo
en la sola big-bang testa,
revela la sabia ecuación
que los opuestos destruye.
BIORITMO DEL ADENTRO
I
A jirones la materia se desnuca
contra rehén de un adentro que no tiene afuera,
se tala el camuflaje de piel que sostiene la máscara,
para galope, cual cadáver que busca
el estuche de sus huesos
su salvaje abrigo,
como barquero de su yo
que recibe de sí mismo
un destino de misterio.
II
Como zarpazo de acantilado que en el trance del espanto
escarba un mendrugo, así el adentro es baraja del vacío,
autopsia del infierno
que talla un zoom en el subterráneo del ser.
III
Sólo preguntas escoltan a una tumba.
Tiempo, laberinto de partos, perfora contra el pensamiento para auscultar
la ficción que sembró cenizas en la luz. El Tiempo es el hombre
que modula como celda el itinerario de la historia, abrazado a tratados
que son como acordes en ruinas que intentan relatar el origen,
los músculos de su materia. Pero todo es farmacología para el horror
de quien no puede habitarse, quien no soporta las espinas de sus ojos
donde crimen decodifica, jirón de ausencias y shock.
Quizás también deste pezón de la muerte proviene el derrotero del poderoso
que huele a can, árida esfinge que proclama su consigna.
Sí, el tiempo también es la invención del poderoso que ha construido su palacio
con los miedos del hombre.
IV
¿La vejez es el tedio del ser
que abandona su caverna,
descerraja la frontera de lo Otro?
¿La ingeniería del cuerpo
es artesanía del misterio,
pero prescribe por piezas?
¿El pensamiento también es máquina,
pero transforma la fisonomía de sus partes,
desarticula su pulso e injerta
nuevos engranajes que perfeccionan su mecánica,
incluso en el Más Allá?
¿El muerto extravía la barca,
le pierde fugándose
desde el pantano del adentro
y en derrotero de fantasmal latido,
su sangre destella en restos
cuyos átomos se hospedan en la órbita
de lo terrestremente humano?
TRAICIÓN A LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA
No más galeote ansío para esta morada
que amonesta el latido de lo bello.
Estalle la tortura del can demente
que olisquea lo oscuro cual si fuese luz,
su espacio que ennochece de pesar
y cose las redes con destierro.
No más nostalgia, no horror de vitrina
para el mísero menester
que chupa la alquimia con gesto de infante.
Hastío de la búsqueda por hastío
del sofisma que pierde al ciego
en los contornos de la forma.
No más ruleta que en su traqueteo
se burla del iluso
cuando en la doma el error vaga,
y el roce de su derrota aturde el resplandor
de la ardentía.
No más lío de corsario
que panteona el asombro en la fosa de la verfiebre,
su metal de procesión en gesta
que entona espanto y cenizas
En ruina crecida de la búsqueda
me huelo sin ademán del niño y animal
que vaga en los altares de la ignorancia.
Como un sonido desasido de su lenguaje,
aúllo sin estro en la jaula de mis sienes,
por desconocer.
DEL HIPERNEOLIBERALISMO COMO CÁNCER
DE LA VIDA BIENAMADA
Oh mundo pues que nos matas,
de las negras vitrinas
de los bienes de su señorío
estoy cargadísimo almacén.
Gachamente acudo
cual perro que atiende a la tristura,
el feudo provisiono de síes.
Deste mosquerío engranaje
contabilizo las cabezas:
cago en ocasiones mi sien,
mas aunque en síes porfío
el establo suma abonos.
Oh mundo pues que nos matas,
callos en las sienes,
siglos de necrópolis
el amo degusta su pipa.
Y en la nochecita de nones,
en reclamando que ya bigbanée,
los dientes del perro negrea
do ladra a los automóviles,
sin remedio hasta siempre aporreado.
EL AMOR ES UNA REVOLUCIÓN DE LUCIÉRNAGAS
El amor es una revolución de luciérnagas
que sobre la noche desencapuchan sus ojos,
desenyugan la jerarquía de su plumaje
ante la acorazada herida de lo injusto.
No claudican con la derrota,
su fragilidad reside en la afasia de la luz,
de la belleza como metamorfosis
que cual inverso lagar reúne los contornos.
Son sacerdotisas
cuya consigna es cifrar la lumbre,
criaturas antorchadas
que orbitan eclipsando las fronteras.
Que nadie con su reino
fatigue el destellante manifiesto
que reflecta el equilibrio
del pájaro sobre sus alas.
Que nadie con su tiniebla ose destruir
la pretensión del aire volcado de su graznido.
El amor es una revolución de luciérnagas,
el apocalipsis del pétreo razonamiento
que al poderoso ha guarecido
en la caverna de la historia.
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Ramón Oróstegui Moraga (Concepción, Chile, 1979) Profesor de Español y poeta. En 1997 asiste al taller literario Fernando González Urízar, dictado por el poeta Tulio Mendoza Belio. En el año 1999 obtiene una mención honrosa en el Concurso Nacional de Poesía Dolores Pincheira Oyarzún, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile, filial Concepción. Durante el año 2000 participa en un seminario de creación poética, dictado por el poeta Gonzalo Rojas.
Entre sus publicaciones se destaca: Beber junto a la impaciencia del deseo (2000, editorial Etcétera), Catorce (2003, editorial Universidad de Concepción), Fáustica labor y otros poemas (2016, editorial Lar), Revista Trilce (2016), Poetas en el Zaguán (2016, editorial La Tregua), Antología Sin Fronteras (2018 editorial de la Gorra)
Ha organizado encuentros literarios, dictado talleres de literatura y participado como jurado en concursos literarios.