Hace unos días una mujer se hizo famosa en unas cuantas horas tras subir un video a TikTok en el que aseguró “hablar idioma alienígena” y tener conexiones con el multiverso.
La colombiana Mafe Walker después de hacerse viral, fue invitada a un programa de television en el que explicó que “el idioma que es capaz de transmitir son ondas de sonido y frecuencias extremadamente altas hasta la Tierra. Es una frecuencia galáctica y yo lo mando a través de mis ondas vocales, pero viene del corazón. Es algo extraño de entender, pero es así”.
El hecho nos recuerda varias historias relacionadas con la literatura. Hay varios casos de autores que sucumbieron a la fuerza de los temas alejados de la ciencia, como el fenómeno Ovni y el espiritismo. Aunque nunca lo dijo en público y menos intentó escribir “en idioma alienígena”, hoy en Poetripiados recordamos primero el caso del poeta chileno Pablo Neruda, quien tuvo una supuesta experiencia con una nave extraterrestre., y después las anécdotas de Arthur Conan Doyle y Agatha Christie.
Uno de los amigos de Neruda, el diplomático y poeta chileno, Jorge Bravo, quien vive actualmente en Colombia, reveló en 2017 una historia que se mantuvo oculta durante varias décadas.
Sucedió en el verano de 1949 en la casa de Pablo Neruda y su esposa, en Isla Negra, a 150 kilómetros de Santiago. Fue un domingo, según relató Bravo a la prensa.
“Yo había ido a pasar el fin de semana con ellos, invitado especialmente. Ya se habían retirado todos los amigos con los que compartimos la velada. Cerca de las 21 (9:00 de la noche) y en compañía de su segunda esposa, la argentina Delia del Carril (apodada la ‘hormiguita’) nos dirigimos hacia la terraza, a instancias de Pablo, quien nos sugirió que subiéramos para tomar un poco de aire fresco en esa calurosa noche”, contó el diplomativo chileno.
Después observaron algo en el cielo que les llamaría la atención.
“Salimos, y estábamos conversando animadamente, cuando hacia el sur de la Isla Negra, vimos una especie de bola de fuego, muy rara; no parecía un cometa porque no tenía cola. Venía avanzando a gran velocidad despidiendo luces rojas, azules y anaranjadas, acercándose más a la costa y de repente disminuyó la velocidad hasta quedarse prácticamente inmóvil frente a nosotros, meciéndose suavemente. Esto nos sorprendió mucho, pero recuerdo muy bien que Pablo se mantuvo serio e impasible en todo momento. La que no soportó este extraño procedimiento del objeto fue su mujer, quien enseguida se sintió muy fatigada y se desmayó, cayéndose al suelo”, agregó Bravo.
Luego el poeta y el diplomático llevaron a la mujer a su dormitorio para brindarle auxilio, pero luego de que se recuperó, Neruda les pidió que no contaran a nadie lo que habían visto esa noche.
“Les pido por favor que no divulgues esto, que sea un secreto, porque van a pensar que es todo una chifladura mía o mis enemigos van a pensar que me estoy mandando la parte para hacerme propaganda”, les dijo el poeta.
Bravo explicó en 2017 que en 1949 hablar de extraterrestres y Ovnis, era de locos, y que por eso el escritor les solicitó mantener la experiencia en secreto.
“En esa época no se hablaba ni de platillos voladores ni de Ovnis, para mí fue algo de eso, entonces le prometí no hablar más del tema, pero ahora ya han pasado muchos años y él ya partió, prefiero romper el silencio en beneficio de la ciencia y la investigación. Espero que Pablo, esté donde esté, sepa perdonar esta infidencia”, añadió Jorge Bravo, quien aseguró que Neruda sí estaba al tanto del fenómeno Ovni, pero sólo lo comentaba con amigos muy cercanos.
No es el único caso en la literatura respecto a lo que está oculto a los sentidos y es difícil de entender.
Noventa años atrás de la experiencia de Neruda, nació en Edimburgo, Escocia, en 1859, Arthur Conan Doyle, el médico y creador del célebre detective de ficción Sherlock Holmes.
Conan, además de haber sido un autor con mucho éxito, fue un convencido creyente en el espiritismo. El autor se obsesionó con la idea de comunicarse con los muertos, luego de la muerte de su hijo, la de su hermano, su cuñado y sus dos sobrinos durante la Primera Guerra Mundial. El escritor y su esposa acudían con frecuencia a sesiones con médiums, y fue uno de ellos que le reveló al médico cierto secreto que, al parecer, únicamente conocían Doyle y su cuñado fallecido.
El espiritismo (del francés, spiritisme) es una doctrina originada en Francia creada a mediados del siglo XIX, cuyo máximo exponente hfueAllan Kardec (1804-1869). Esta doctrina establece como principios la inmortalidad del alma, naturaleza de los espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida presente, la vida futura y el porvenir de la humanidad, según la enseñanza dada por los espíritus superiores con la ayuda de diversos médiums. Kardec explicaría al espiritismo como la ciencia que estudia la naturaleza, origen y destino de los espíritus, además de su relación con el mundo corporal y como filosofía, ya que estudia las consecuencias morales que resultan de esas relaciones.
Para 1930 la salud de Conan se deterioró y a mediados de ese año eran pocas las veces que se levantaba de la cama. Su corazón y riñones comenzaron a fallar. El 7 de Julio falleció, después de que le ayudaron a sentarse en su mecedora para que viera las flores del jardín, donde luego sería sepultado.
Por si había alguna duda de su interés por el esoterismo, a la muerte del escritor, alrededor de ocho mil espiritistas se reunieron en el Royal Albert Hall de Londres para honrar su memoria. Una silla vacía esperaba la asistencia espiritual de Arthur Conan Doyle, y Estelle Roberts, una reconocida médium inglesa, le aseguró a la viuda que pudo ver claramente entrar a la reunión y sentarse junto a ella.
Después del nacimiento del creador de Sherlock Holmes, pero en Inglaterra, vería la luz en 1890 la autora Agatha Christie, conocida como la ‘Reina del Misterio’, quien se convertiría en el mayor referente de la novela detectivesca.
Agatha no ocultaba su fascinación por el espiritismo, la hechicería y la nigromancia. Con el tiempo se volvería la autora más vendida de todos los tiempos tras crear a su gran detective Hércules Poirot.
El espiritismo habita la obra de la escritora inglesa, por ejemplo en su novela El testigo mudo (1937), fue determinante, pues son los artificios de una sesión espiritista los que ayudan a Hércules Poirot para el esclarecimiento del misterio.
De hecho cuando Agatha desapareció y algunos creyeron que se había suicidado, Arthur Conan Doyle participó junto con unos médiums para localizar el cadáver de la novelista. Al final la encontrarían muy lejos de su casa, pero para su fortuna, sana y salva.