En los últimos años algunos feminismos han fijado su atención e interés en las masculinidades, que son parte del campo interdisciplinario de estudios de género, (y de lo lésbico, gays, bisexuales, transgénero, transexuales e intersexuales (LGBTTI). Logrado establecerse en los ámbitos académicos particularmente europeos y latinoamericanos dentro de las ciencias sociales. Se ha desmenuzado, despedazado, desmembrado, es decir lo han de/construido con la intensión de saber más sobre los mecanismos ideológicos, que colocan a las masculinidades en supremacía y con amplios privilegios. En este ensayo quiero presentar muy brevemente algunas reflexiones a partir de lo que la teoría nos ha ilustrado.
Primero empezaré presentándoles el concepto de masculinidad hegemónica, el cual propone explicar cómo y por qué los hombres mantienen los roles sociales dominantes sobre las mujeres y otras identidades de género, que se perciben como «femenino/débiles/inferiores» en una sociedad dada. También se incluye a la jerarquía de género y las dinámicas psicosociales de la diversidad de la masculinidad. Este concepto fue propuesto por Raewyn Connell, socióloga australiana especialista en temas de educación, clase y género. Por otra parte, la antropóloga feminista argentina Rita Segato, amplía y expone su posicionamiento teórico sobre la masculinidad y aporta lo siguiente: “…la masculinidad es un mandato que exige a los varones que constantemente pongan a prueba sus atributos: potencia bélica, potencia sexual y potencia económica, el mandato de masculinidad es un mandato de violencia, de dominación, el sujeto masculino tiene que construir su potencia y espectacularizarla a los ojos de los otros”.[1]
Por ello el modelo social de masculinidad hegemónica es un factor de riesgo para la salud, la vida y seguridad de los propios hombres y, por lo tanto, una consecuencia clara y evidente de cómo el machismo y el patriarcado les afecta, basta ver las estadísticas sobre homicidios y sus causales, – para demostrar ser hombres, es preferible morir con honores que vivir en deshonra por ser llamados mariquitas, o poco hombre , etcétera-.
Además, recientemente se ha ampliado e incluido siete dimensiones que componen la masculinidad hegemónica: “1. La heterosexualidad; 2. La paternidad; 3. Ser proveedor; 4. Usar la fuerza física; 5. La racionalidad; 6. La caballerosidad; 7. El asumir riesgos”. [2]
Otro aporte de los estudios feministas es sobre la sexualidad patriarcal, un modelo que perpetúa la división de géneros, y es uno de los pilares del patriarcado, con ello se controla la sexualidad de las mujeres y a su vez se derivan dos ejes fundamentales y en los cuales se ha basado para la opresión de las mujeres: la división sexual del trabajo, en la cual nosotras tenemos una posición de subordinación, y la imposición de un modelo de familia tradicional que, como principal agente socializador, mantiene todos los mandatos de género femeninos y masculinos, además, de que también nosotras, las mujeres, somos las transmisoras de ese modelo que nos perjudica.
La contribución de las investigaciones sobre las masculinidades es revelarnos las dinámicas socioculturales y de poder (androcéntricas y/o heterosexistas) que se aprenden con el “género masculino» y el cómo se reproducen y se transforman, pero también la resistencia de los varones, todo lo anterior se devela con los anteojos violetas en sus cuerpos, identidades, subjetividades, prácticas, relaciones y en la organización social.
Con estas premisas, las nuevas masculinidades también conocidas como alternativas o igualitarias hicieron su aparición por la urgente necesidad de analizar y es …” un concepto que se relaciona con la superación del machismo, la reflexión crítica de los hombres con respecto a su género y las nuevas voces que plantean formas distintas de resolver la pregunta “qué es ser un hombre”. [3]
Coloca su atención en visibilizar y reflexionar sobre:
1. Las masculinidades igualitarias, apuestan por eliminar la violencia machista o de cualquier tipo, de las vidas de los hombres. Ya sea en su ejecución, perpetuación, complicidades o silencios.
2.Apuestan por la horizontalidad, el consenso y las relaciones entre iguales.
3.Las masculinidades alternativas buscan mostrar las debilidades sin miedo.
4.El modelo de masculinidad nueva e igualitaria apuesta por eliminar esos roles de género aprendidos sobre masculinidad y feminidad para ser más libres.
5.Las nuevas masculinidades buscan una combinación equilibrada del desarrollo profesional con la vida familiar, que contribuya a relaciones interpersonales empáticas.
6.Propone el trabajar paternidades responsables y asertivas. Para vivir la crianza y el cuidado como espacios propios, no como apoyo sino como parte de su cotidianidad.
En este último punto, la crianza positiva es un elemento que se está promoviendo, la dedicación de tiempo y calidad, demostrar amor e identificar las necesidades y encontrar soluciones asertivas para con sus hijas e hijos es de vital importancia para sembrar la semilla para las futuras generaciones. En conclusión: “La implicación de los hombres en la crianza y los trabajos reproductivos y (fomentar las relaciones no violentas son factores)… claves para la transformación de la realidad hacia paradigmas sociales y de relación más justos e igualitarios”.[4]
Al mismo tiempo, implica una participación más activa y profunda de los varones en los esfuerzos por la equidad, sin un enfoque jerárquico, buscando una alternativa a ese modelo hegemónico que incorporé la perspectiva de género. Las prácticas y los esfuerzos por la equidad los invitan a repensarse como hombres y padres a la altura de los nuevos feminismos.
Son tiempos extraordinarios para hacer una revisión crítica de las masculinidades, nunca como ahora se ha visto mayor interés, lo atestiguan los numerosos artículos de investigación, capítulos de libros, cuadernos de trabajo, tesis, libros y manuales educativos publicados de manera creciente desde 1990. Al mismo tiempo, se han promovido talleres y círculos de reflexión para sensibilizar sobre estereotipos y valores sociales de la “masculinidad hegemónica”, dar a conocer las “diferentes alternativas o nuevas masculinidades”, y para fomentar acciones formativas de igualdad para hombres. ¿Será una realidad o una utopía?… ya lo veremos.
[1] Segato. Rita. https://www.anred.org/2020/01/22/rita-segato-se-prueban-a-si-mismos-que-son-hombres-a-traves-de-la-violencia/
[2] Mardones, Karen y Sandra Navarro. “Mandatos de género para hombres: creencias de universitarios y universitarias del sur de Chile”. Integración Académica en Psicología Volumen 5. Número 15. 2017. Universidad Santo Tomás.
[3] Lionel S. Delgado. sociólogo y filósofo. https://amecopress.net/Nuevas-masculinidades-un-concepto-y-un-proceso-marcado-por-el-desconocimiento
[4] Ritxar Bacete González. Antropólogo, trabajador social y especialista en paternidades positivas. “¡Feliz día del padre feminista! (y los 364 días que quedan para demostrarlo) en: https://elpais.com/elpais/2017/03/18/mujeres/1489844939_167572.html
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Fabiola Juárez Avendaño es antropóloga feminista, defensora de derechos humanos y tallerista