Canto a la neblina
I
Se rompe la neblina, querido.
Y acá la ausencia es una bala que rasga las cuerdas vocales.
Acá la desnudez se pronuncia sola.
– no hay moneda, querido, para lanzarla al aire mientras el orgasmo explota en la punta de mis dedos.
II
Se rompe la neblina, querido,
con ella escribo tu cuerpo sobre mi cuerpo
y no permito que ningún pájaro parpadee ante su caída
después de crucificar su vuelo
– pero no somos esos pájaros, querido-
apenas somos el suspiro del deseo olvidado, ese que se vuelve un tango fúnebre cuando
pronunciamos la muerte.
III
Se rompe la neblina, querido,
y la mañana es un tigre que abandona sus rayas incoloras,
sus colmillos que marcan la piel donde tantas veces te he pronunciado.
Somos nada ahora querido
ambos en rutas opuestas
donde no podemos tocar ni la lluvia ni el mar
ni la última distancia que ahora se convierte en un árbol abandonado atrás de la casa.
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Poética
Desde el viento amor
Desde lo más ácido de la palabra
Desde el abandono
Desde el olvido
Desde la madrugada donde hablamos sin la soga al cuello
Desde tu voz llamándome y pidiendo que no me aleje
Desde las horas más profundas del insomnio
Desde el primer y el último conjuro para que regreses o te vayas
Para que pensaras en mí y todo me nombrara.
Desde el deseo más profundo y húmedo
Donde mi desnudez es el último eclipse que roza con tu recuerdo.
Desde la promesa
Desde la cicatriza que tu ausencia dejó
Estrella fugaz
Naufragio interrumpido
Auto secuestro
Habitación sola, muy sola, muy sola.
Donde el llanto es la única entonada de la tarde y también de la noche.
Desde el viento amor,
Desde la oscuridad, desde la luz que muere cuando ya no me tocas
Desde la última palabra que te dije mientras te ibas
Desde ahí mi amor, desde ahí escribo para no morirme.
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XX
Madre descuartiza a sus dos hijas en honduras,
Noticia real, honduras, noviembre 2019.
He perdido la cordura, no reconozco el rostro pequeño de mis hijas ni la voz de ellas gritando en los al rededores de la casa, no me reconozco en los espejos ni en el reflejo del agua clara.
He olvidado mi nombre, puedo llamarme Sofía, Eleonor, Lizeth, Virginia, no sé cómo me llamo.
He olvidado el nombre de mis hijas, su sombra tambaleante como duendes debajo de los árboles o de los sofás. A nada le temo cuando estoy sola en la casa. O pueda que a veces me vuelva loca. Dibujo cuerpos desnudos en las paredes, jeroglíficos que jamás entiendo, me veo al espejo y no sé quién soy. Tengo la mirada dilatada.
Y el corazón es un puñado de abejas que pican con rabia.
El insomnio tiene meses y meses de volverme loca, no sé qué significa la noche, no, no es ningún pájaro oscuro, no es ninguna moneda cubierta de sombra de algún árbol o de alguna cosa más grande.
Les juro, vivo sola, no tengo hijas, no tengo familia, no tengo marido. –nada sé yo del tiempo y de los relojes.
Las niñas, me llaman madre, me llaman, madre, me llaman madre, yo las sigo viendo como sombra, como polvo, como gatos salvajes que estorban la casa, pienso en la muerte, y dibujo la muerte con una piedra, con un cuchillo. El cuchillo es perfecto.
Veo sus cuerpos, les abrazo, mis hijas, y vuelvo a pensar en la muerte con cuchillo en mano, les hago pedazos, y ya no soy madre y ya no tengo hijas.
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Al fondo
Al fondo suena Patti Smit (pissing in a river) en la ventana a penas la luz, apenas la lluvia, a penas fuerzo la boca para no decir tu nombre.
Pero lo escribo en el aire, en el agua que corre despacio por mi cuerpo. Al fondo Patti Smit insiste en que debo olvidarte, su ronquido, su ritmo hace que quiera llamarte y maldecirte. Pero te amo, no con todas las fuerzas, pero te amo. Al fondo quisiera tenerte acá y leerte todas las cartas que he escrito, al fondo suena Rita Lee, también me trae tu nombre, entonces lloro, porque sí te amo, porque tu ausencia duele, no tristemente, pero duele, no quiero hacer la tregua, pero te amo y quiero dedicarte mi cuerpo desnudo y todos los gemidos cuando me toco y digo tu nombre y te imagino besándome con locura como si fueras agua o fueras lluvia sobre la ventana, o como si fueras un animal despotrado. Te amo, no sé con qué intensidad, no sé si con dolor, no sé si con locura, no sé con qué intensidad, entre nosotros todas las ausencias son las canciones que más se repiten, ámame, sin miedo, así frío, distante, en silencio, donde solo yo pueda descifrar tu lenguaje a señas.
Karen Valladares, es escritora, editora y gestora cultural. Ex miembro de los talleres de Edilberto Cardona Bulnes y Máscara Suelta. Integró la asociación nacional de escritoras de honduras (ANDEH). Codirectora de la revista Metáfora, miembro fundador del movimiento literario Poetas del grado cero. Miembro de la editorial cartonera Grado cero. Textos traducidos al inglés y al polaco. Publicó: Ciudad inversa (grado cero, 2010) y en las antologías Cociedad anónima (editorial pez dulce, 2007), antología 2017 Nuevos poetas contemporáneos de américa latina (Miselena Caserola, argentina, 2010), recopilación de poesía femenina iberoamericana (Cascadas de palabras, 2010) y Canto de sirenas, autoras iberoamericanas. Barcos sobre el agua natal, antología de poesía hispanoamericana, del siglo XXI, editorial Litoral. Sus poemas se publicaron en destacadas revistas de literatura principales de hispanoamérica. Ha participado en diferentes festivales internacionales de poesía.