I
Dice Haruki Murakami en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” que cuando corre generalmente escucha rock. El escritor japonés es un consumado runner que disfruta de los maratones tanto como de oír a los Red Hot Chili Peppers, Gorillaz o Beck.
“Reptile” de Eric Clapton, dice Harukami, es el álbum ideal para escuchar mientras uno corre suavemente por la mañana. No es forzado ni artificioso, su ritmo es definido y su melodía muy natural.
En sintonía con las afirmaciones de Murakami, buena parte de runners escuchan música (rock, hip-hop, pop, etcétera) mientras se ejercitan. Diversos estudios confirman que escuchar música mientras se hace ejercicio “disminuye la percepción subjetiva de cansancio”. Puede aumentar la motivación y el entusiasmo del corredor, lo que generalmente se traduce en un ritmo constante durante la carrera.
En mi caso, después de algún tiempo, he encontrado la pieza musical adecuada para concluir una carrera, digamos, de siete kilómetros. Se trata de “Jam Mountain”, de la banda de rock sureño The Allman Brothers Band, una interpretación de jazz-rock fuerte, poderosa.
Al igual que para muchas personas, correr para mí significa una actividad fructífera en la que se escalan y alcanzan metas, no quiere decir que yo sea un gran corredor, me considero un trotador regular, pero esto realmente es intrascendente, lo importante, dice Murakami, es “ir superándose, aunque sólo sea un poco, con respecto al día anterior. Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer”.
II
“Jam Mountain”, es una larga interpretación de 33:43 minutos de duración, el tiempo perfecto para concluir una carrera de 5 o 7 kilómetros, que inicia con el suave requinto de la guitarra de Duane Allman y un tono discreto de batería. Viene contenida en “Eat a Peach”, un álbum que conjunta rock, blues, country y jazz.
La melodía, basada en “There is a mountain” de Donovan, empieza con un suave rasgueo de guitarras; es la introducción perfecta que todo runner necesita para liberar la tensión del cuerpo y encontrar la concentración. A partir del minuto 1:25, Jam Mountain se convierte en una pieza explosiva, intervienen las dos guitarras eléctricas de los Allman, con esto empiezas a despegar, a sentir el aire que penetra en tus pulmones.
Como es una interpretación potente, tu estado de ánimo lo empieza a resentir, esbozas una sonrisa nerviosa; descubres que mueves las piernas y los brazos de manera placentera. Es también en esta parte que aparece esa dulce tentación que significa abandonar la carrera, la comodidad de parar y refugiarte en el confort de siempre, con lo que tu fuerza de voluntad y determinación se ponen a prueba; sin embargo continúas. Jam Mountain te está llamando; en el minuto 7:25 te reta a que sigas con el esfuerzo, las notas de la guitarra uniforman el ritmo, tu autoestima se empieza a recuperar, las vías respiratorias están completamente abiertas, la sangre fluye con rapidez hacia el cerebro, el oxígeno llena tus pulmones.
Pasando el minuto 11 la canción se vuelve melodiosa, se sincroniza con los latidos de tu corazón. El solo de batería del minuto 13:14 te permite reacomodar las ideas, la música imprime una atmosfera dura, enérgica, la necesaria para aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo, la batería ayuda a concentrarte y no perder de vista el objetivo. En el 18:47 es quizá la parte más dura de la carrera, pero escuchar el solo del bajo eléctrico te inyecta fuerza, en ese momento debes utilizar una adecuada técnica de respiración que te permita resistir. Estás prácticamente superando la mitad de la carrera; no es momento de pensar en abandonar.
En el 21:28 el bajo te advierte que no debes desistir; como si fuera una película, pasa por tu cabeza el suceso que te motivó a correr: el mal estado de salud por el que pasaste hace tiempo, una ruptura amorosa, la pérdida de ese ser querido que tanto amabas, el trabajo que perdiste, la dificultades con las que día a día afrontas la vida; las notas musicales empiezan a tocar una parte de tu alma, se concretan procesos emocionales complejos que profundizan sentimientos, rememoran tristezas, dolor arrastrando desde hace tiempo. 21:58 Jam Mountain es un rasgueo juguetón y alegre, te descubres gozando la carrera. Te inunda la inspiración y la emoción, las piernas te responden en automático, tu mente está sumamente concentrada. 23:28 la música es envolvente, dulce y a la vez enérgica, y el cambio de ritmo es extraordinario.
El requinto de la guitarra eléctrica aumenta tus niveles de endorfina, empiezas a sentirte alegre y eufórico, estás completamente arriba; recuerdas que alguien dijo que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. 27:27 la melodía de los Allman Brothers te acaricia el corazón, estás cerca de la meta, aquí puedes bajar la intensidad y convertir tu carrera en un suave trote, en un dulce canto; en este momento descubres realmente tu fuerza espiritual, la vida la ves de otro color, es más clara, es más bella.
Y cuando parece que ya todo acabó, te das cuenta que Jam Mountain es una melodía circular. A partir del minuto 30:14 la música retorna al punto de salida, los primeros acordes se vuelven a escuchar, es una invitación para un cierre alegre, festivo, no importa las marcas ni los tiempos. Terminas la carrera, termina Jam Mountain, tu alma se (re)conecta con la realidad, cesa el dolor. Se armoniza tu alma.