“los mejores nos ignoraron
los peores nos atormentaron
ahora la vida ha dado un vuelco”
-los krelboynes-
Tommy Morrison
Solía salir con chicas duras
Frecuentaba clubs nocturnos de poca monta
despilfarraba el dinero
Noqueado al primer asalto en 1989
en su primera pelea como profesional
Golpeado por su padre con una antena de televisión
-Lo mismo que cientos de niños-
Por negarse a ganar el pan de cada día
con sus puños y la sangre de otros
No tuve un padre educado
lamentaría tiempo después
Cinco veces campeón amateur de los pesos pesados de los Estados Unidos
–desde ahí las estrellas se ven tan hermosas diría años más tarde-
Ganador en dos ocasiones del premio Golden Gloves
Mismos que empeñó en Manhattan
una noche de cocaína y malas decisiones
Que lloró
peleó
y trastabilló
En las calles de las grandes ciudades desde que tiene memoria
Y que, en casa de su hermana, una tarde de navidad, intentó suicidarse
Mientras escuchaba a Little Richard maullar su conocido
Awop-Bop-a-Loo-Mop Alop-Bam-Boom
Tommy Morrison, noqueador de perdedores
Que aprendió con discriminación
soledad
insultos
persecuciones
A amar a los fracasados
A los humillados por la fortuna
A esos dioses de barro que, noche a noche,
caen indefensos en catres hediondos de homeless
donde los perros y las ratas viven sin vergüenza
unos a lado de otros
Tommy Morrison tigre herido por el miedo
Que envejece por las calles de New York
A la deriva del amor de los ángeles
bajo el desconsuelo de las estrellas
Me pide cinco dólares y me cuenta
que todo el tiempo tenía miedo de subir al cuadrilátero
Pero que más temor le reservaba a su padre
y a su antena de televisión.
Memorándums para una disertación sobre los insectos
(en el bus y en la muerte todos somos lo mismo)
Cuando conocí a Janis
Solía derrumbarse por las mañanas en su cama
pensando en donde nació (Texas)
acostumbraba a usar tres palabras para definir a su pueblo
sucio,
violento
y lejano (aunque a veces a está la cambiaba por lento)
A veces decía que
lo único que podía recordar de Texas
sin antipatía
era la voz efímera y agotada del desierto
la soledad de sus caminatas bajo el sol
lo helados que su abuela solía insistir en comprarle en julio
Después de hacer el amor
Me abrazaba, tapaba mis ojos
y mientras se iba vistiendo, tarareaba una canción:
I keep movin’ on But I never found out why
Twenty-five years, honey just in one night
Una joven bella y hambrienta sin duda
Ese otoño viajamos a New York
Janis cada día parecía más aburrida de la vida
mataba las horas bebiendo
se jactaba con cualquiera que cierta vez
logró que una marca de whisky
le compre un abrigo y patrocine
por dos años sus borracheras
Para el final del invierno
nos separamos
Sí, Janis, de alguna manera todos
fuimos responsables de tu muerte
—And I’m never gonna love you right—
Nunca quisimos quedarnos contigo
Festejábamos tus borracheras
Decidimos que eras fuerte
y te dejamos como de costumbre, sola…
—I said you, you’re always gonna hurt me—
Al final del velorio
/En el que un joven prelado dio un breve sermón
Donde mencionó la angustia de las almas infieles/
su madre me confesó
que al momento de tu muerte
el hígado te pesaba dosmilgramos
que tu corazón era pequeño,
pero peligroso
y que no quedaban plegarias
ni caminos seguros para tu sombra
Dios así lo quiso —dijo— entre lágrimas
Sí, Janis, ahora entiendo
/en tanto que el tipo de la pala se aleja
y contemplo la tierra húmeda que te cobija/
no todas las orugas deben volverse mariposas
no todas las flores,
por más tristes que se vean
deben ser arrancadas
Fragmento de una plegaria para Gary Snyder
¡Oh! Gary Snyder que tu corazón nos acaricie
en noches bulbosas
cuando recorremos carreteras amplias y abandonadas
canturreando viejas baladas anarkistas
buscando amor y silencio
Unta, Gary, con tus manos
nuestros cuerpos
santifica nuestra sangre con tus cantos
¡Oh! Gary
estamos tristes entre los edificios
Ya no leemos a Bashō
Ni escuchamos a Dylan
Tememos a la policía un poco más cada noche
y los animales hace rato que desconfían de nuestras manos
¡Oh! Gary
estamos tristes y desesperados entre los edificios
Carcomidos por las neurosis
Plagados por la codicia y sus encajes
Sintiendo con vergüenza una lluvia desgastada e inmóvil
¡Oh! Gary hemos fracasado nuevamente
Los sueños han envejecido
Las nubes
Las aves
El frío
El sexo
Todo ha envejecido
El delirio es nuestro pastor
¿qué estrellas nos pertenecen en este siglo Gary?
Con miles de flores de nieve
creciendo ligeras en nuestros corazones
Vagamos furiosos tratando de escuchar
el llamado de las montañas Gary…
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Agustín Guambo (Quito, Ecuador, 1985). Fundador del proyecto anarkoeditorial Murcielagario Kartonera y director del Festival Internacional de Poesía de Quito Kaníbal Urbano. Ha publicado POPEYE’s Sea (La Apacheta Cartonera, Lima 2014), Ceniza de Rinoceronte (La Caída, Buenos Aires 2015), Primavera Nuclear Andina (Ediciones A/terna, Buenos Aires 2017), Cuando Fuimos Punks (Kikuyo ediciones, Quito 2019) y Nuclear Andean Spring (UGly Duckling Press, New York 2019). Ha sido Ganador del premio Hispanoamericano de poesía Rubén Bonifaz Nuño (México, 2014) y ganador de la convocatoria «Poetry in trasladation» de Ugly Duckling Press (New York, 2019).