Mientras que Juan Rulfo destruyó dos libros porque eran ‘muy malos’, nunca pudo hacer lo mismo con los recuerdos de su infancia, llena de dolor y tristeza por el asesinato de su padre y sus tíos, y después la muerte de su madre. Su casa siempre estaba de luto, repitió en público en varias ocasiones y por si eso fuera poco, fue a parar a un orfanato que en realidad era una correccional, de acuerdo con lo explicado por el escritor en una entrevista realizada en España, tras haber obtenido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
El autor nacido en 1917, cuyo verdadero nombre era Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, viajó al viejo continente en 1983, para recibir el reconocimiento y después fue entrevistado por una conductora (a la que podríamos darle un trofeo por ser la peor entrevistadora literaria del mundo), quien le hizo muy malas preguntas, además que ni siquiera había leído Pedro Páramo. Aún así, las respuestas breves y sobrias reflejaron a un autor lleno de humildad y alejado de la arrogancia.
Triste infancia
Rulfo tenía 8 años cuando su padre, un terrateniente arruinado por la reforma agraria que siguió a la Revolución Mexicana, fue asesinado. El escritor jalisciense habló superficialmente sobre las sombras infernales de la guerra cristera y su estadía en un orfanatorio, donde castigaban severamente a los internos.
Con un traje negro y sus lentes moradooscuros, que son de los mejor del primer video de 10 minutos que te compartimos al terminar este texto, se expresó también sobre sus trabajos en la antropología social, y del silencio que vino tras escribir Pedro Páramo y El llano en llamas.
Afortunadamente, seis años antes de esa mala entrevista, hubo otra, también en España, pero mucho mejor elaborada, de Joaquín Soler Serrano, en la que habla de su infancia.
“En la Familia Rulfo todos morían temprano, a la edad de los 33 años, y todos eran asesinados por la espalda”, así inició el periodista citando el libro de María Terraza Gómez titulado Juan Rulfo y el mundo de su próxima novela.
En la charla tocó el tema de cómo sus antepasados llegaron de España, los cristeros y de varias tragedias que envolvieron a su familia.
“Lo único que aprendí en el orfanatorio fue a reprimirme, fue una de las épocas donde conseguí un estado depresivo que todavía no se me ha podido curar…”, recordó el escritor mexicano.
Te invitamos a ver estas dos entrevistas, eran tiempos en los que se podía fumar durante una transmisión en vivo.