En tu sueño Charly García toca el piano desnudo
Y entonces escuchas una melodía que horada la madrugada. Te levantas y ves por la ventana un albor que hiere los ojos. Piensas que ves a dios o a un ovni, pero reconoces la melodía y la voz que la canta y curé mis heridas y me encendí de amor y quemé las cortinas y me encendí de amor, de amor sagrado. Es Charly García que toca el piano en medio de la calle, desnudo, rodeado de un centenar de perros que arrufando le hacen el coro. Entre el fulgor, ves como golpea las teclas mientras te sonríe y también cantas en tu sueño la indómita luz se hizo carne en mí y lo dejé todo por esta soledad[1] . Y un fuego blanquecino te envuelve, se hace carne en ti. Charly golpea las teclas y comienza a ascender junto al piano mientras tú, en tu balcón, eres un incendio de palabras que arde la noche.
Soñar que Marilyn Monroe te canta feliz cumpleaños
La víspera de mi cumpleaños treintaisiete soñé que Marilyn Monroe me cantaba el japiberdei tu yu, con esa voz de sexo alumbrado pronunciaba cada palabra en perfecto español, como si les hiciera el amor. No estaba sobre el luminoso escenario del Madison Square Garden, donde en el 1962 le cantó Happy Birthday al presidente Kennedy, pero llevaba el ajustado vestido que usaba esa noche, bajo el cual se adivinaba la perfección de esas dos frutillas redondas que eran sus senos y el ardor ineludible de la caverna abierta entre sus piernas. Estábamos solos, ella y yo, como un astronauta frente a la noche espacial[2] y Marilyn cantaba, desde el alma, esa canción desnuda que caía como chispas que quemaban mi piel. Marilyn Monroe, Norma Jean deshabitada, camina ahora en mis sueños y yo, tan solo siento envidia de Dougherty, de Kennedy, de Rubirosa, de DiMaggio, de Miller y de los otros que comieron la lujuria de sus labios.
Federico lee poesía bajo las estrellas
Reunidos en la terraza, bajo el cielo antiguo de Gascue, Federico lee poemas alternando versos con tragos de ron: su voz rasga la noche como un cuchillo de salitre. Cuando el poema termina miramos el paisaje: la cúpula del Palacio Nacional que parece una nave espacial; las luces de las torres de apartamentos sembradas como árboles de concreto que llenan las aceras; el brillo de la luna como una moneda de papel aluminio colgada al cielo. Me despierto sabiendo que Federico ya no está, que no veré su rostro barbado de caracoles y espuma, que de su garganta no saldrán las palabras paridas luciérnagas en su boca. Qué quizás su voz ahora retumba poemas en algún lugar, desde el cual puede ver su terraza desolada, huérfana, vacía sin su cuerpo sentado sobre una silla: en la lengua el poema.
Para Federico Jovine Bermúdez, donde esté
Sueño que estoy sentado frente a las piernas abiertas de Sharon Stone
Sharon abre las piernas y entonces, en la fugacidad del tiempo, se hace la lujuria.
Apenas un cruzar, con segunda intención, es suficiente gesto para abrir abismos, para mostrar la ruta indiscreta al paraíso, fotograma que basta para entrever el bosque y la noche[3] (diría Zapata). Ahí también se entrevé la caverna trampa en la que caemos sumisos cada vez, otra vez.
Para Cristóbal Zapata
Sueño extraño, muy extraño, con un gato que come mi corazón
Un gato me contaba historias y clavaba sus uñas en mi torso; se iba comiendo trocitos de piel y de músculos hasta sacarme el corazón, engullirlo con pequeños mordiscos. Maúlla historias de caballos alados, de bellas mujeres que encantan incautos. Es un sueño muy extraño: no me gustan los gatos. No parece un sueño, porque en este instante meto mis manos en el boquete de mi pecho y nada late. Solo un vacío estruendoso habita entre los huesos. Mi corazón es solo un cúmulo de latidos inermes en la boca de un gato.
[1] Versos en cursiva de Rezo por vos de Spinetta & García.
[2] Verso de Oración por Marilyn Monroe de Ernesto Cardenal
[3] Verso de Stone de Cristóbal Zapata.
Nota: Todos los textos pertenecen a «Sombras del sueño» (Inédito, primer premio en el XVIII Concurso Nacional de Literatura Alianza Cibaeña, categoría poesía 2019)
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Luis Reynaldo Pérez (Santo Domingo, República Dominicana, 1980). Poeta, editor y gestor cultural. Fue miembro fundador y co-coordinador del Taller Literario Litervolución (2008-2010) y miembro fundador del Colectivo Literario El Arañazo (2011-2014). Dirige la Fundación Cultural Lado B y Luna Insomne Editores. Ha publicado los poemarios Poemas para ser leídos bajo la lluvia (2012), Temblor de lunas (2012), Urbania (2013), Toda la luz (2013), Dolor que maúlla (2014), Ciudad que alucino (2016), Animal de palabras. Antología personal (2019), El latido incesante (2019), Mar nuestro de cada día (2021), Evangelio según Crucita Yin (2021) y Ponerle nombre a esa sombra (2022); los libros para niños Lunario (2014), Día de lluvia (2017) y Cuaderno de animales (2020); y las colecciones de minificción Fractal (2020), Golosinas (2020) e Inventario de sangre (2020). Su trabajo literario y cultural ha sido reconocido con, entre otros, el primer premio del II Concurso Regional Sur, categoría poesía (2022); primer premio del XVIII Concurso Nacional de Literatura Alianza Cibaeña, categoría poesía (2019); finalista al Premio Nacional a la Excelencia Juvenil Juan Pablo Duarte, en el renglón Desarrollo Cultural, en representación del Distrito Nacional (2014); premio único del Premio Funglode de Poesía Pedro Mir (2012) y el premio único del I Concurso Nacional de Haikú (2011). Textos suyos han sido publicados en revistas y antologías nacionales e internacionales y traducidos al japonés, francés, creole, inglés e italiano.