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Fotografía: AFS

Skritor-7: El rap como refugio y puente para sanar a Juárez

Hay artistas que entregan todo de sí por el bien de su comunidad y no escatiman esfuerzos para lograr ese cometido. Skritor-7 es uno de ellos. Radicado en la colonia Pancho Villa, junto a un arroyo y en una vivienda modesta, vive José Aarón García, su nombre real. Lleva 23 años rapeando y convenciendo a […]

Creció entre pandilleros y problemas; hoy se dedica a salvar a juarenses de los malos pasos

Por Antonio F. Schroeder / 13 de junio de 2025

Hay artistas que entregan todo de sí por el bien de su comunidad y no escatiman esfuerzos para lograr ese cometido. Skritor-7 es uno de ellos. Radicado en la colonia Pancho Villa, junto a un arroyo y en una vivienda modesta, vive José Aarón García, su nombre real. Lleva 23 años rapeando y convenciendo a quien lo escucha de que el arte y la cultura son las mejores herramientas para restaurar el tejido social de ciudades como Juárez.

Creció en el primer cuadro de la ciudad, en medio de peleas entre pandillas, drogas y otros conflictos. A pesar del entorno, supo sobreponerse y hoy se ha convertido en un mensajero de paz para miles de jóvenes, a quienes llega a través de su música.

“Uno de los propósitos por los que hago todo esto es para intentar rescatar a jóvenes que tienen problemas no solo de adicciones, sino sociales. Yo crecí en esta ciudad, y esta ciudad me ha cobijado en todo tipo de circunstancias. Por eso, tengo mucha pasión y amor por Juárez”, expresa mientras camina por la Avenida Francisco Villa, cerca de la antigua Plaza de Toros Balderas.

En la Avenida Francisco Villa, cerca de la antigua Plaza de Toros Balderas

Esa zona le trae recuerdos. Su padre era músico y tocaba en varios bares de la avenida Juárez. Su madre trabajaba como cajera en una cantina de la Juárez.

Asegura que en esta frontera hay muchas oportunidades de vida, así como talento, cultura y arte. Parte de su trabajo, admite, es una forma de retribución, ya que durante años él también enfrentó problemas con el alcohol y otras sustancias.

“Muchas veces nos vimos en las mismas circunstancias: vivir en barrios o colonias peligrosas, rodeados de armas y situaciones donde las carencias y la falta de oportunidades nos llevan a tomar malas decisiones”, agrega.

José Aarón García

A través del arte urbano y el rap, ha logrado alejar a muchos jóvenes de esos caminos. Esa labor, afirma, le da una satisfacción que el dinero no puede comprar. “Uno duerme tranquilo cuando se da cuenta de que está haciendo las cosas bien y a favor de la comunidad”.

García tuvo que pasar por una pesadilla que duró años. Dice que le tenía miedo a los fines de semana, porque el alcohol lo llamaba y se apropió de su voluntad.

“Fueron años muy difíciles, en lo que yo tenía malas influencias y tomé malas decisiones. A veces estaba en cantinas o antros tomando con amigos botellas que costaban miles de pesos, y pues yo traía solo 35 pesos en la bolsa, ni siquiera para el taxi. El alcohol me arrastró y me hizo pasar muchas tristezas que no se las deseo a nadie”, rememora.

Como promotor cultural y artista urbano especializado en hip-hop, ha creado un pequeño estudio al que acuden jóvenes de distintas partes de la ciudad.

“Es un lugarcito en el que con mucho esfuerzo ayudamos a chavos a sacar lo que traen. Muchas veces con solo escuchar sus letras, sé lo que traen en el corazón, y ahí es cuando me sale esa otra parte de mensajero, de que las cosas pueden cambiar si uno le echa kilos y corazón”, expresa tras las gafas negras con las que se caracteriza.

“Mis letras promueven la pacificación. Vivimos en una ciudad conocida por su violencia, pero el rap y sus letras pueden ser una herramienta social y psicológica, porque los jóvenes pueden sacar todo lo malo que llevan dentro”, sostiene.

Skritor-7 ha participado en festivales nacionales e internacionales, presentándose ante más de 20 mil personas y representando a Ciudad Juárez con un mensaje de paz.

“He sido telonero de artistas que hoy tienen mucho éxito y he conocido a mucha gente en festivales de rap. He coincidido con personas que, al igual que yo, buscan hacer cosas buenas por sus ciudades”, cuenta. “Comencé a destacar gracias a las letras que escribía, abordando problemáticas reales, sobre cómo enfrenta un joven la vida. Yo encontré en el rap una forma de salvación, y se ha convertido en una parte muy importante de mi vida”, dice emocionado, recargado en una de las paredes de la Plaza del Mariachi, en la avenida Juárez, justo frente al Museo de Arte Tin Tan.

Actualmente imparte talleres en el Centro Comunitario Revolución Mexicana, dirigidos especialmente a niñas, niños y adolescentes.

“Cuando un joven comienza a consumir cualquier sustancia, es porque no encontró atención, alguien que lo escuchara, alguien que le dijera que podía salir adelante y que le reconociera su talento. Estos talleres, de verdad, salvan vidas”, afirma el compositor fronterizo, justo afuera de la casa ubicada en el callejón Isauro Carreño, donde vivió “Meche” Álvarez, la mujer que conoció a Juan Gabriel en los años 60 y fue clave en su vida temprana al brindarle apoyo en sus inicios musicales.

El rapero afuera de la propiedad de “Meche” Álvarez

Dice que sin el compromiso que tiene con lo que hace, no habría podido soportar la pérdida de sus padres, a quienes vio partir en un lapso de cuatro años.

“Algo que me dolió mucho fue cuando me entregaron a mi padre en una urna, hecho cenizas. Fue en la pandemia, en 2020, en un hospital de Gómez Palacio. No se podía velarlo ni despedirse, por la crisis sanitaria. Pero entendí que debía aceptarlo y seguir adelante. Entonces me aferré más al rap. Hubiera sido fácil volver a destapar una botella de alcohol, pero pudo más mi voluntad y mi amor por lo que hago”, relata con nostalgia, mientras regresamos a su casa en la colonia Pancho Villa.

Luego, en noviembre pasado, perdió a su madre. Otro momento devastador.

“Es algo que no se puede explicar bien, pero cuando se va la jefita, algo dentro de uno cambia para siempre. Ya no podrás verla de nuevo, ni comerte una sopita con ella, ni platicar de cómo te fue en el día. Son cosas muy fuertes. Pero resistí. Y ahora yo daría mi vida por Juaritos”.
García vive de su trabajo y de sus extras que se gana vendiendo tazas y cachuchas. Si deseas apoyarlo, puedes encontrarlo en Facebook, Instagram y TikTok como Crímen Lírico.

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