El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, envió entre 2 mil 500 y 3 mil 000 soldados adicionales a la frontera sur del país es una acción que no solo agrava las tensiones internacionales entre México y Estados Unidos, sino que también refleja un patrón alarmante de militarización en la región.
De acuerdo con The Washington Post, esta medida, que involucra el despliegue de tropas de alta movilidad como la 2.ª Brigada Stryker de la 4.ª División de Infantería, junto con vehículos de combate blindados Stryker.
La frontera sur de Estados Unidos, que comparte más de 3 mil kilómetros de territorio con México, ha sido un escenario constante de políticas migratorias agresivas, desde la construcción de muros hasta el despliegue de fuerzas militares. Sin embargo, la reciente orden de Hegseth, que incluye la movilización de tropas con equipos militares avanzados y personal especializado en ingeniería e inteligencia, marca un punto de inflexión en la militarización de la frontera.
Esta acción, según expertos en seguridad internacional, no solo incrementa la presencia militar de Estados Unidos en la región, sino que también intensifica el riesgo de conflictos, violaciones de derechos humanos y una mayor militarización del control migratorio.
El argumento oficial del Departamento de Defensa de Estados Unidos, según los medios estadounidenses, es que el aumento de tropas busca apoyar a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) en la labor de controlar el flujo de migrantes y reforzar las capacidades logísticas en la zona. Las tropas desplegadas coordinarán operaciones de apoyo logístico, gestión de recursos, y asistencia táctica.
Esta justificación resulta insuficiente cuando se considera que la CBP ya cuenta con miles de efectivos que se encargan del control fronterizo, y que la creciente militarización solo contribuye a una atmósfera de represión y tensión, sobre todo cuando las cifras oficiales de autoridades estadounidenses indican que los cruces ilegales disminuyeron en el último mes alrededor del 90 por ciento.
El uso de vehículos blindados de 20 toneladas, como los Stryker, cuyo diseño y propósito son estrictamente militares, para patrullar una frontera en la que predominan las dinámicas civiles y migratorias, plantea serias interrogantes sobre las intenciones de la administración del presidente Donald Trump. Estos vehículos, utilizados principalmente en escenarios de combate, no son herramientas adecuadas para el manejo de la migración, sino que son símbolos de un enfoque cada vez más militarizado y agresivo hacia los flujos migratorios.
Desde que Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero de 2025, la Patrulla Fronteriza ha reportado una disminución drástica en las entradas ilegales de migrantes a través de la frontera sur.
Según Michael Banks, jefe de la agencia, los cruces ilegales se redujeron en un 90 por ciento desde el día siguiente a su regreso al poder, una cifra que podría implicar un cambio significativo en la dinámica migratoria entre México y Estados Unidos.
En declaraciones realizadas el 6 de febrero de 2025 a Fox News, Banks destacó que la caída en los cruces ilegales se debe a la firme postura y estrategia de la administración Trump, aunque no detalló cifras exactas ni el periodo con el cual se comparaba esta disminución.