Pedro Jaime de Isla Martínez nació en Monterrey, N.L. México, en 1966. Es director de la Casa de la Cultura de Nuevo León. Su trabajo le ha valido importantes reconocimientos: en el género de cuento obtuvo el Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo de Radio Francia Internacional; el Premio Latinoamericano de Cuento Edmundo Valadés; el Premio Nacional de Narrativa Yoremito y el Premio Nacional de Cuento de la Universidad de Monterrey. En el género de novela obtuvo el Premio Nuevo León de Literatura. Fundó la revista San Quintín 106, que obtuvo del Premio Edmundo Valadés de Apoyo a la Edición de Revistas Independientes en 1997 y 1998, por parte de Conaculta.
-Cuéntanos un poco quién eres y cómo te convertiste en escritor.
Soy un ingeniero químico de Monterrey, que de pequeño tuvo al alcance de la mano una gran biblioteca familiar y eso me acercó a los libros de manera natural porque provengo de una familia de maestros. Mis padres lo son, un hermano de mi padre lo fue, las dos hermanas de mi madre también (una de ellas se casó con un maestro), y su único hermano se casó con una maestra, hay varias medallas Altamirano en la familia. Siempre practiqué deportes y para mí era lo más natural llegar del entrenamiento y agarrar un libro antes de la cena.
De joven no tenía la intención de escribir, sólo de leer, pero en una ocasión entré a un círculo de lectura y de ahí me animaron a escribir. Mi primer taller de escritura fue en la Universidad de Monterrey con el maestro Xorge A. González. Ahí escribí mis primeros cuentos, ¡cortazianos, por supuesto! Y pronto gané mi primer concurso de cuento y desde entonces me fui profesionalizando en la escritura.
-¿Cuál es el compromiso del escritor con la sociedad?
Retratarla. No estoy del lado de los que dicen que la vamos a cambiar, creo más en ponerla en papel que hacerla de fiscal, pues al final esos juicios de valor son personales y muchas veces resultan erróneos. Hasta el mismo escritor cambia sus posturas. El compromiso es ponerla en papel y que el lector llegue a su propia conclusión. Lo otro es panfletario.
-¿Qué piensas de la Inteligencia Artificial? ¿Es válido usarla para, por ejemplo, darle un mejor cierre a un cuento?
La Inteligencia Artificial, hasta el día de hoy, es más un receptáculo de la información existente. Aún no tiene capacidades cognitivas, por lo que su aportación es ponernos en la mano lo que ya se ha escrito. Creo que nos puede ayudar con ideas para cerrar un cuento, pero no lo escribirá. Ahí es donde entra la intuición del autor, cosa que aún no logran las máquinas.
-¿Cuál fue el primer libro que te marcó o te abrió los ojos a otras cosas?
Cien años de soledad, lo leí en cuarto o quinto de primaria, durante unas vacaciones en Saltillo, de donde es mi madre. Ahí descubrí las posibilidades de inventar algo más cercano porque ya había leído mucho de Verne y, aunque muy padre, no dejaba de parecerme que eso no podía existir, que eran mundos imposibles. En cambio, Cien años me abrió los ojos a que eso que leía podía o pudo existir de verdad.
-¿Crees que como sociedad “pensante” estemos en un retroceso y que cada vez somos menos inteligentes?
No creo que vayamos en retroceso. El problema es que estamos perdidos en un mundo de información, demasiada, y batallamos para disociar lo que vale la pena o lo que no. Hoy tenemos miles y miles de libros, videos y demás información al alcance de la mano y muchas veces ni siquiera sabemos por dónde entrarle a esa marabunta. No somos menos inteligentes, somos más dispersos.
-¿Existe una verdadera crítica literaria en México?
Sí la hay, pero hay que buscarla entre los críticos que no son políticamente correctos. Parece que todos quieren tener un millón de amigos y si dicen algo malo de tu trabajo ya estás bloqueándolos o exigiendo disculpas. Prefiero leer algo duro de Sergio Cordero que algo bonito de (agrega aquí el nombre que desees), gente que, además, no dejará de ser mi amigo por destrozar un texto mío (y por eso lo pongo de ejemplo, por nuestra amistad).
-¿Cómo es un día normal en tu vida? ¿A qué hora escribes?
Escribo muy temprano o muy tarde, cuando el teléfono y el WhatsApp dejan de sonar, pero las ideas las traigo en la cabeza todo el tiempo. No sé cómo no he chocado por andar pensando en cierta historia. Lo que sí es que antes de ponerla en papel la traigo en la cabeza mucho tiempo y le doy muchas vueltas, pensando que si no sobrevive en mi mente no tiene por qué sobrevivir en papel.
-¿Quiénes son los narradores vivos más importantes en la actualidad?
Híjole, pregunta dura. De México no tengo dudas en mi sensei Elmer Mendoza. También Gabriela Riveros, Daniel Salinas Basave, Orfa Alarcón o los tres Toños, Ortuño, Malpica y Ramos. Me gusta mucho lo que están haciendo las nuevas generaciones como Hiram Rubalcaba, Sergio Pérez, Balam Rodrigo, Beatriz Pérez Pereda o Rodrigo Ramírez del Ángel.
-¿Qué te motiva a levantarte en las mañanas? ¿Qué te gusta de la vida?
He tenido muchos trabajos y lo que me motiva siempre es aprender, quizá nunca me vaya a poner a reconstruir una máquina de coser Singer de 1940, pero me interesa saber cómo se puede hacer, o cómo se hacen los pañales, o cómo construir un cuento rimado, o qué me falta para tirar mejor con el arco (algo que descubrí en la pandemia y de lo que me he aficionado mucho, al grado de entrenar semanalmente).
-¿Cuáles son tus planes para este 2024?
Terminar la tercera versión de una novela histórica, revisar un libro de cuentos a ver si ya está listo para salir a imprenta y, ahora que ya llevo dos años como director de la Casa de la Cultura de Nuevo León, trabajar por que los escritores de Nuevo León tengan cada vez más espacios para la difusión de su trabajo.
-¿Cómo les ha ido en cultura con Samuel García? ¿Se elevaron las propuestas y las oportunidades o nada de eso?
Antes existía solamente Conarte. Con la creación de la Secretaría de Cultura hubo que ver qué hacía cada área. Yo creo, confío, en que al final la distribución de responsabilidades quede similar a como está a nivel federal, que la Secretaría se encargue de la promoción cultural en todos sus sentidos y que Conarte haga las veces de INBAL, para que su función principal sea el apoyo a los artistas. Es complicado cambiar una inercia de 30 años.
Pedro de Isla ha publicado las novelas Tuyo es el Reyno y Los Andamiajes del Miedo; los libros de cuentos Papá se pegó́ un tiro hoy a las 6:52 de la mañana, Todo hombre es como la luna, Batichicos y María Asunción; los libros de relatos El apóstata y Del Roble-Juárez, crónica de una ciudad; así́ como la pieza para teatro Una profesión como cualquier otra.
Además, ha sido antologado en los libros Norte, una Antología; Monterrey, a sampler of narrative; Road to Ciudad Juárez, crónicas y relatos de frontera; 7 golpes; La orquídea parásita, Antología de la crónica urbana en Nuevo León; Los sueños de Onán, Antología del placer solitario; Entrevistas Instantáneas con Escritores de Nuevo León; El espejo de Beatriz, Antología del Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo; Sin límites imaginarios, Antología de cuentos del norte de México; Di algo para romper este silencio, celebración por Raymond Carver; Juntos andan, Antología de cuentos del México Contemporáneo; Antología del Concurso Latinoamericano de Cuento Edmundo Valadés, XXX Aniversario; y Soledad y otros cuentos.