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Morir de tristeza: El caso de Feliza Bursztyn

La historia nos cuenta que el 8 de enero de 1982, la escultora colombiana Feliza Bursztyn cenaba en un restaurante de París junto a su marido y otros amigos, uno de ellos era el escritor Gabriel García Márquez, cuando de repente se desvaneció a un lado de ellos a las 10:15 de la noche. Ya […]

La escultora colombiana fue obligada a partir al exilio por sus ideas políticas y controvertida obra

Por Israel Holtzeimer / 14 de mayo de 2025

La historia nos cuenta que el 8 de enero de 1982, la escultora colombiana Feliza Bursztyn cenaba en un restaurante de París junto a su marido y otros amigos, uno de ellos era el escritor Gabriel García Márquez, cuando de repente se desvaneció a un lado de ellos a las 10:15 de la noche. Ya no pudo reponerse.

Tres días más tarde, en una columna de opinión, el propio García Márquez escribiría sobre la artista y daría un diagnóstico sobre su repentino fallecimiento: “murió de tristeza” por su forzado exilio. Aunque aclaró que este mismo diagnóstico no era médico, sino literario.

Apenas este año, el escritor Juan Gabriel Vásquez publicó su novela Los nombres de Feliza (Alfaguara, 2025), donde explora profundamente en la vida de la escultora y en este aventurado diagnóstico literario de García Márquez.

¿Pero se puede morir de tristeza? ¿De un corazón roto? ¿De tanto extrañar a alguien?

Tal vez no directamente, pero indirectamente ha sucedido todo el tiempo. Hay personas que mueren porque, al perder a alguien tan querido, simplemente dejan de cuidarse, de atenderse, y terminan enfermando por ello.

Pero morir literalmente de un “corazón roto” solo parece posible en la literatura, tal cual lo advirtió Gabriel García Márquez.

No obstante, hace tiempo que los médicos han estudiado que las hormonas liberadas por el impacto de perder a un ser querido pueden causar condiciones letales como un derrame cerebral o un ataque al corazón, causas muy comunes cuando una persona muere a los pocos días de que fallece su pareja.

En 2014, investigadores de la Universidad de Londres estudiaron a miles de pacientes mayores de 60 años que habían perdido a su pareja. Encontraron que el riesgo de sufrir ataques cardíacos y derrames cerebrales se duplicó durante los primeros 30 días del duelo.

Ahora sabemos que existe el Síndrome de Takotsubo, también conocido como el Síndrome del corazón roto, donde la sintomatología es similar a la de un ataque cardíaco. Los estudios señalan que un incremento abrupto de adrenalina, algo común que enfrentan las personas al momento de perder a alguien, puede causar un daño temporal al corazón o la obstrucción de arterias, lo que llevaría a un posible fallo del vital órgano en unos cuantos días. La gran mayoría de los afectados se recuperan de este síndrome en pocas semanas. Pero, definitivamente, hay quienes no lo consiguen y mueren producto de la tristeza.

Feliza Bursztyn fue obligada a partir al exilio por sus ideas políticas y controvertida obra. Primero vivió en México, de manera muy precaria, completamente aislada de sus tres hijas, madre y esposo. Consiguió una beca del Ministerio Cultural de Francia. Allí, más lejos de su familia aún, su salud se deterioró hasta aquella noche en que García Márquez la invitó a comer a su departamento junto con otros amigos, donde sufrió un infarto fulminante.

Y ahora, debido a aquella columna de Gabo y a la nueva novela de Juan Gabriel Vásquez, todos conocen a la artista como “la mujer que murió de tristeza”.

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