En un país con tanta riqueza cultural pero también con desafíos en financiamiento y acceso, ¿cuáles han sido los principales retos que has enfrentado al impulsar proyectos culturales y cómo los has superado?
El principal reto es encontrar la disposición de los autores para unirse al proyecto. No voy a decir que el tema financiero no sea una problemática a sortear, pero no es un punto que nos detenga, ya que el interés y entusiasmo de quienes formamos, en el caso específico de la Colección Prueba de autor del sello Mano Santa Editores, así como el de los autores, representa para mí un gran motivante para sortear cualquier reto, incluso el financiero.
En tu experiencia, ¿cómo ha evolucionado la relación entre las instituciones culturales, los artistas independientes y el público en México en los últimos años?
Centrándome en mi localidad, que es Jalisco, uno de los principales estados, me atrevo a expresar que es semillero de artistas y creadores en México; puedo señalar que, desde mi experiencia, hay una evolución, ya que en fechas recientes las y los servidores públicos que ocupan puestos en las esferas culturales son, en la mayoría de los casos, creadores y artistas activos. Pero no puedo dejar de lado que, en los últimos años, tanto en el estado de Jalisco como en el país entero, el recorte de presupuesto a nivel federal y estatal en el área de Cultura ha mermado las posibilidades de ser beneficiado como creador, situación que disminuye las posibilidades para generar obra o proyectos. Aunque sí puedo decir que la relación entre el público, las instituciones culturales y los artistas independientes ha crecido paulatinamente, aun así siguen prefiriendo la cultura popular, los primeros dos antes que la cultura independiente, tanto para asistir a las actividades los primeros como para apoyarlas los segundos.
¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías y las redes sociales en la difusión y preservación de la cultura en México, y cómo las integras en tu trabajo como gestora cultural?
Creo que juegan un papel primordial en estos tiempos, principalmente para difundir las actividades y atraer al público en general que, aunque no son los únicos canales, sí son los de mayor impacto. Suelo usar las redes sociales principalmente como un medio para difundir las actividades que produzco o en las que participo; es una de las formas exitosas para mantener la visibilidad de los proyectos, aunque, para ser sincera, no siempre es la más próspera en todos los casos. Creo que, como creadores y gestores culturales independientes, debemos mediar entre la promoción de boca en boca y las permanentes publicaciones en las redes sociales, para impactar a más público. Y, con respecto al tema de la preservación de la obra, las redes sociales y la tecnología juegan un papel importante: dejan una huella, una constancia que, si bien puede perderse en un futuro lejano, en la actualidad cumple con ser un recurso de acceso para toda la población actual.
En un entorno donde la poesía suele quedar al margen de las grandes industrias culturales, ¿qué estrategias has encontrado para sostener y difundir tus proyectos poéticos de manera independiente?
Una de las estrategias que utilizo o aplico es estar presente en redes sociales para difundir no sólo mi creación poética y mi obra, sino también la de poetas a los cuales leo y admiro. Para ello, entre otras cosas, participo en el proyecto poético Inubicables, espacio en donde damos lugar a la difusión de poesía y lo relacionado a ella, creando videopoemas y compartiendo obra poética en nuestras diferentes redes sociales. También creé el Taller de Creación Literaria Rumores del lago, que se desarrolla en mi comunidad, en el municipio de Chapala, de manera presencial, para así generar una comunidad literaria en la Ribera del lago de Chapala y, a su vez, creadores poéticos y también público que consuma poesía. A la par, también la organización y la participación en festivales dedicados a la promoción de las y los poetas y su obra.
Tu trabajo no sólo involucra la creación, sino también la gestión y promoción de la poesía. ¿Cómo percibes el impacto de estos proyectos en la comunidad y qué te motiva a seguir apostando por la poesía independiente?
El principal motor que hace que continúe promoviendo la poesía es ver a los lectores o potenciales lectores acercarse a ella, disfrutarla y tratar de crearla, quitándoles así el miedo a leerla. También, uno de los estímulos más importantes es el mismo interés de personas que asisten a los talleres de creación que gestiono, coordino y dicto. Su asistencia a dichos talleres y el descubrir, junto a ellos, que el lenguaje poético les ayuda a contar eso que tienen que decir, me sigue estimulando a no parar y, de esa manera, continuar esta labor de llevar la poesía a donde vaya. Y seguir apostando por ella.
En 2021 publicaste Crisálida neón, tu primer libro de poesía. ¿Qué nos puedes contar de esa experiencia?
Crisálida neón es un conjunto de poemas al cual quiero mucho; como bien apuntas, es mi primer libro publicado de poesía, y por ello está muy adentro de mi corazón, principalmente porque son poemas que, si bien no siguen una línea específica, los escribí sin la intención de ser publicados, pero con la esperanza de que alguien los pudiera leer en algún momento. Además, es un libro que tiene el apoyo de dos casas editoriales a las cuales admiro mucho, no sólo por el buen hacer de los libros que publican, sino también por los editores que las integran. Crisálida neón está arropado por Mano Santa Editores y por Bonobos Editores, dos de las principales editoriales independientes del país y de las más respetadas por publicar poesía, porque dentro de sus catálogos cuentan con autores de gran trayectoria y, como plus, apoyan a poetas noveles, publicándoles, en muchos casos —como fue el mío—, su primer libro de poesía. Así que, como podrás imaginar, mi experiencia fue hermosa y de mucho aprendizaje al trabajar con estas dos monumentales editoriales mexicanas.
Dicen que la niñez representa algo muy importante en un escritor, ¿cómo fueron tus primeros contactos con las letras?
Desde muy pequeña, tuve la oportunidad de tener libros al alcance de mis manos. Mi mamá, Josefina, se encargó de procurar una modesta biblioteca en casa, pero rica en variedad de géneros y necesidades. Claro que teníamos las ya extintas o “obsoletas” enciclopedias de conocimientos y temas variados que nos ayudaban en nuestros estudios básicos. Pero también mi madre era aficionada a comprar novelas y algún que otro libro de poesía. La primera poeta que leí fue Alfonsina Storni, a través de una antología que reunía la mayor parte de su obra poética. Ese pequeño libro (pues la edición, que aún conservo, es de bolsillo en pasta blanda, muy manchado y subrayado) me abrió un mundo que no creía que existiera, y que resonó en mí desde los primeros versos que leí. Lo compré de segunda mano, en un tianguis o mercadillo de antigüedades que aún sobrevive en la ciudad de Guadalajara. Fue el primer libro que pude adquirir con mis propios ingresos en la adolescencia. Después vinieron más, entre ellos las obras de Jaime Sabines, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, entre muchos otros, hasta la fecha.
Cuéntanos sobre tu proceso creativo. ¿Cómo es un día en tu vida cuando te sumerges por completo en la escritura?
Varia mucho; por más que yo quiera, no soy disciplinada, así que no tengo una rutina específica o constante al escribir; lo que sí soy es obsesiva, por ello cuando un tema o un proyecto me apasiona, puedo durar horas sentada escribiendo, investigando, leyendo. Pueden pasar semanas o meses, incluso años, para que pueda soltar un proyecto. Por lo general, tiendo a dejar descansar los manuscritos o los posibles poemas. Una vez que los escribo y trabajo en ellos, los dejo a un lado y concentro mi atención en alguna lectura u otro proyecto, para que respiren. Después de un tiempo los retomo, vuelvo a caminar mis pasos, trabajo en ellos; por lo general descarto mucho de lo ya escrito. Trato también de mostrárselos o se los doy a leer a amigos o a mi pareja para que me den su opinión. Algunos los trabajo con mis compañeros en un taller cerrado que tenemos los poetas que integramos el proyecto poético Inubicables. Más o menos así es como trabajo; no estoy casada con un sistema, ni tengo una fórmula específica para crear.
Finalmente, las mujeres escritoras en México, tanto narradoras como poetas, están en auge. ¿A qué crees se debe este fenómeno?
A los mismos tiempos que estamos viviendo, a la necesidad que la época nos presenta y a la posibilidad de aprovechar esta oportunidad. Durante siglos, la voz de las mujeres fue callada, por desgracia, no solo a nivel literario, sino también de manera general. Sin embargo, creo que estamos viviendo un boom de producción y visibilización de esa producción literaria por parte de voces femeninas, lo cual es importante aprovechar. Pues, más allá de tomar la voz, debemos poner atención en qué estamos escribiendo las mujeres, ya que las temáticas que abordamos dejaron de ser el cliché en el que nos clasificaron. Y aunque, si bien, no dejan de estar rodeadas del fuero femenino, están alejadas de esos temas “femeninos” que el público y los estudiosos pueden presuponer.