Hay un canto fuera de mi habitación. Es Soli, una bien portada Jack Russel Terrier que vive conmigo. No es mía, pero he asumido su maternidad sustituta mientras su dueña regresa de viaje. Ha adoptado costumbres humanas que suelo validar como meterse en mi cama constantemente o lamerme sin aviso.
Con rezagos de un verano a punto de despedirse, damos un paseo. Me acomodo y alzo la mirada. Ya lleva rato gritando, apaga sus cigarrillos a la mitad, los aprieta fuerte contra la banca como si exprimiese una naranja. Prende uno tras otro. Su cola alta baila con el viento, pero ella parece cansada de existir. Tres niños van con ella y otro en camino. Se detienen a jugar. Par de don de ojos reclamando con ferocidad. «Tienes que venir, yo ya no puedo más», «estoy agotada, tú no entiendes».
Parece no darse cuenta que la observo o quizás sí, pero no le importa. Está claro que tiene otras prioridades de las que ocuparse. Soli va y viene. Les trae la pelota con la boca. Ellos ríen y saltan, y sin intención alguna, habrán coreografiado una danza magistral.
La plaza Bonet i Muixi en Sants, Barcelona suele ser poco concurrida pero apacible. A pocos metros, se oye como un coro iridiscente de lo quebrado «Shhhhh». Imagino que la escasez de ruido debe ser otra de sus virtudes.
Cambio de banca, esquivo los arbustos, quiero ver de cerca. Son cuatro ancianos los que exigen silencio, deben tener sesenta años a más. Van vestidos con esa elegancia europea que los latinos sabemos reconocer. Solemnes al día a día, honrando la seriedad y el compromiso con que se asume jugar una partida de ajedrez.
Pienso que, una vez más, he calzado con sutileza el disfraz de la invisibilidad. Parece ser que los inmigrantes sabemos interpretar muy bien el papel de ser desconocidos a tiempo completo.
De cerca, una siente la bienvenida a la burbuja del saber, una pequeña abstracción. Se puede oír el tic tac del mundo desde el reloj de uno de los jugadores. Las piezas tienen un brillo suave como si estuviesen pulidas por alguna divinidad y un alfombrado en la base desgastado por el uso.
El jugador de la derecha mueve su alfil queriendo simular un sacrificio. El oponente lo ignora. Luego entiendo el porqué. Se pueden tomar hasta cerca de diez minutos pensando el próximo movimiento. La impulsividad es la utopía misma en estos terrenos. Solo observar, respirar profundo, darle una calada, seguir observando, respirar más profundo, otra calada, observar mejor y así y así.
Vuelvo con Soli y con ella. La he convertido en un rumor. A ella, digo. Pero sigue ahí, ardiendo junto al teléfono. La paradoja del caos y la calma en un mismo lugar. Me tejo una historia de su vida y recuerdo al profesor de ajedrez del colegio repetir: «Esto es más juego es la forma de entender las causas y consecuencias que hay en la vida». Me pregunto si ella habrá buscado esas consecuencias o solo le quedó asumir.
Mirémoslo así, en el juego existe la valoración que se le da a la importancia de cada pieza. Además de la ruta crítica, donde se apela a la estrategia o planificación de jugadas. Hay una especie de expansión cognitiva al practicarlo, cierto cuidado quirúrgico de todo movimiento en el tablero. Hasta el día de hoy, la partida más larga duró cerca de ocho horas.
Volvemos a casa e inmediatamente revivo la documentación que acumulé para momentos como este. «Ajedrez como el deporte con índices más bajos de embarazos juveniles», dice un titular. Entonces, recapitulo. Por ahora, la maternidad solo será prestada. Me exijo dejar viejas costumbres atrás. Y es que se necesita tener mirada niña, disciplina adulta y paciencia de vieja para entrar al juego y no terminar vencida.
—————————-
Ximena López Bustamante (Arequipa, 1993). Radica en Lima desde el 2013. Maestría en Creación Literaria 2022- 2023 modalidad presencial por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). Licenciada en Comunicación y Publicidad con la tesis «Nuevo Periodismo en el Perú: caso revista Etiqueta Negra» por la universidad Científica del Sur (Lima, Perú). INTERIOR VI. Técnica mixta (Aletheya, 2022) es su primer libro de poesía. Colabora con entrevistas a autores de libros de poesía en la web cultural hispanoamericana Vallejo&Co (https://www.vallejoandcompany.com/tag/ximena-lopez-bustamante/ ). Ganadora del Premio Fernando Cabieses 2016 por el Caso MUNA.