En septiembre de 2010, la empresa canadiense Makeup Art Cosmetics (conocida simplemente como MAC), en colaboración con Rodarte, tuvo la singular idea de promover una línea de cosméticos inspirada en las muertas de Ciudad Juárez (spoiler: no terminó bien).
En el video promocional, colgado aún en YouTube, se pueden ver a mujeres maquilladas como fantasmas, con la piel muy pálida, los ojos ensombrecidos y atuendos que imitaban ropas desgarradas y desenterradas. Los cosméticos presentaban nombres como Ghost Town (ciudad fantasma) y Sleepless (sin dormir), así como mezclas de colores que rayaban en lo grotesco y el mal gusto.
James Kaliardos, encargado del maquillaje durante el desfile de presentación, declaró: “Estamos trabajando como en un mundo de ensueño, este estado de inconsciencia donde eres un hermoso espíritu que no está ni despierto ni dormido”.
Tim Blanks, otro de los responsables, declararía: “Las ropas son luminosas y etéreas, inspiradas parcialmente en las ciudades fronterizas de México, lugares muy oscuros”.

La actriz Kirsten Dunst, famosa por interpretar a Mary Jane Watson en las películas de Spider-Man de principios de los años dos mil, quien fue invitada al evento, declaró: “Son páramos fantasmales de Texas, hay demasiadas historias que yo misma he visto”.
El cineasta Justin Theroux, invitado también, declararía que incluso se sentía incómodo, y que la inspiración de esta línea le parecía algo turbia.
Algún entrevistador, algo desorientado, cuestiona a la responsable de la línea: “Cosas muy malas han pasado a las mujeres en la frontera. ¿Estas modelos son los fantasmas de esas mujeres a quienes les han pasado estas cosas?”.
“Sí”, responde Kate Mulleavy. “Es interesante hacer cosas que expresan eso de lo que la gente no quiere hablar. Pero personalmente, pienso en lo interesante que es esa cultura y que es exactamente lo que estás diciendo”.
Despejando toda duda de que las modelos, sus ropas y maquillajes trataban de representar a fantasmas de mujeres de Juárez.
Como era de esperarse, grupos activistas, movimientos feministas y el mismo gobierno mexicano, a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, se movilizaron para impedir que esta colección viera la luz. La empresa canadiense pidió disculpas y comunicó que su nueva línea no llegaría a territorio mexicano.
Al final del día, terminaron por retirar toda la colección y cancelaron su producción a nivel mundial. También donaron 100 mil dólares a organizaciones que luchaban contra la violencia hacia la mujer, para tratar de corregir su error y mejorar su imagen tras el infame espectáculo.
Esta desagradable experiencia queda como registro de que los feminicidios en Ciudad Juárez son el tema más sensible de abordar, y que toda expresión comercial o artística debe tratarse con el máximo respeto hacia las víctimas y sus familias.