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Francisco I. Madero: Entre la indecisión y el liderazgo

Madero, demócrata y espiritista Nació en Parras, Coahuila, en el seno de una de las familias más adineradas del norte de México. Realizó parte de sus estudios en París, donde aprendió contabilidad, economía política y sistemas de comercio en el Liceo Versalles y en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de Francia. Le gustaba asistir […]

El 8 de mayo de 1911 Villa y Orozco dinamitan, incendian y cortan servicios en Juárez

Por Israel Holtzeimer / 8 de mayo de 2025

Madero, demócrata y espiritista

Nació en Parras, Coahuila, en el seno de una de las familias más adineradas del norte de México. Realizó parte de sus estudios en París, donde aprendió contabilidad, economía política y sistemas de comercio en el Liceo Versalles y en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de Francia. Le gustaba asistir a las sesiones del parlamento y comenzó a practicar el espiritismo. Al regresar de Europa, ingresó a la Escuela Técnica de Agricultura de Berkeley, en San Francisco, California. Estos viajes de estudio terminaron por forjar sus ideas democráticas y sus creencias espiritistas.

Madero abandona su vida de lujos e inicia el movimiento social

Ya en México, como empresario, Madero se caracterizó por su sentido de justicia social: pagaba buenos salarios a sus trabajadores y estableció escuelas de enseñanza básica, comedores públicos e incluso un hospital.

Publicaba artículos en El Demócrata, un periódico local, sobre los derechos humanos, el sufragio y la libertad. En 1908 escribió su libro La sucesión presidencial en 1910, donde criticaba el poder absoluto y la perpetuación de Porfirio Díaz en la presidencia.

Madero, movido por causas sociales y y sus creencias espiritistas

El 15 de abril de 1909 fue nombrado candidato a la Presidencia de la República e hizo campaña en varias ciudades, provocando entusiasmo y reuniendo multitudes a su paso, representando un serio contendiente rumbo a Palacio Nacional. Por ello, Porfirio Díaz decidió detenerlo en Monterrey el 7 de junio de 1910, por alterar el orden público. Las elecciones presidenciales se realizaron mientras Madero estaba preso. Fue liberado bajo condición provisional en San Luis, después de declararse el triunfo para un mandato más de Porfirio Díaz.

Madero denunció y documentó el fraude electoral. Escapó a San Antonio, Texas, y el 5 de octubre de 1910 se publicó el Plan de San Luis, documento que fue distribuido de manera clandestina y en el que se desconocía al gobierno de Díaz. En él se señalaba que el camino de las urnas ya no era confiable para restablecer los derechos democráticos del pueblo mexicano, fijando las seis de la tarde del 20 de noviembre de 1910 como la fecha para comenzar la revolución, y prometiendo elecciones libres al término del conflicto armado.

Ciudad Juárez: el primer gran escenario de la Revolución

Después de varias batallas en el norte de México, el gobierno de Estados Unidos se quejó amargamente de que varios de sus ciudadanos estaban resultando heridos y muertos como daño colateral incontrolable. Por ello, Madero —destacado justo en la frontera con El Paso, en la famosa Casa de Adobe, y con el apoyo del gobierno estadounidense— ordenó explícitamente que Ciudad Juárez no fuera atacada. También consideraba que debía enfocar sus recursos en ciudades más al sur, desde donde pudiera asaltar la capital del país con mayor facilidad.

Sin embargo, estos momentos de indecisión por parte de Madero fueron aprovechados por Francisco Villa y Pascual Orozco, quienes desacataron sus órdenes y el 8 de mayo de 1911 iniciaron un sorpresivo ataque a la ciudad por los flancos sur y oeste. Dinamitaron trincheras, incendiaron casas y cortaron las líneas de luz y agua.

La rendición de la plaza se logró el 10 de mayo, pasadas las tres de la tarde, cuando el general federalista Juan N. Navarro salió del cuartel con sus hombres y entregó todas sus armas a los revolucionarios.

Francisco I. Madero, pese a las dudas y a las divisiones internas del ejército revolucionario que ya se gestaban, realizó su entrada triunfal a la ciudad, estableciéndose en el edificio de la Aduana, justo donde se firmarían los Tratados de Ciudad Juárez el 21 de mayo, entre Francisco S. Carbajal —representante del gobierno porfirista— y José María Pino Suárez, Francisco Vázquez Gómez y el propio Francisco I. Madero, como representantes del movimiento armado.

El primer gran encuentro de las cabezas del ejército libertador revolucionario sucede en la
modesta Casa de Adobe. Ahí se dan cita y van acomodándose para las sesiones fotográficas, Francisco I. Madero,
Venustiano Carranza, Abraham González, Pascual Orozco, Francisco Vázquez Gómez, y los Madero, entre otros

En este documento se pactaron, entre otras cosas, la renuncia de Porfirio Díaz, el cese de los enfrentamientos armados, y un periodo extraordinario de elecciones presidenciales.

El general Díaz partió al exilio cinco días después, marcando el fin del porfirismo y el ascenso de Madero al poder. En toda la Revolución Mexicana, no existe una batalla tan decisiva ni que haya marcado tanto el rumbo de los acontecimientos como lo fue la Toma de Ciudad Juárez.

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