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El humor y la melancolía del escritor Alfonso López Corral

Sicarios en huelga, leones deprimidos y un psicólogo de animales protagonizan una novela poco convencional, narrada con destreza y con un humor bastante fino; esto nos ofrece La melancolía de los leones (UANL, 2024) del escritor sonorense Alfonso López Corral. En un pequeño restaurante sobre la Avenida Insurgentes, casi en el centro de Ciudad Juárez, el autor, […]

El autor habló con Poetripiados sobre su nueva novela negra

Por Israel Holtzeimer / 3 de junio de 2025

Sicarios en huelga, leones deprimidos y un psicólogo de animales protagonizan una novela poco convencional, narrada con destreza y con un humor bastante fino; esto nos ofrece La melancolía de los leones (UANL, 2024) del escritor sonorense Alfonso López Corral.

En un pequeño restaurante sobre la Avenida Insurgentes, casi en el centro de Ciudad Juárez, el autor, que participó en un encuentro de literatura policiaca en esta frontera, platicó con Poetripiados sobre su última novela y labor literaria, los temas que aborda y su característico humor que tanto está llamando la atención.

Escribes La melancolía de los leones y te alejas de esta violencia cruda, pero sin salirte de territorio del narcotráfico, si se puede decir, con este tono más campechano, más chabacano. ¿Cuál es la intención de, por ejemplo, este tipo de narrativa o de una experiencia no tan salvaje ni explícita que suele leerse en la literatura del narco?

Bueno, la violencia del narco en el país es terrible y para qué estar haciéndole segundas a la nota roja; creo que resulta pesado y además de trágico. Preferí irme, vamos a decirlo así, por las ramas, pero no en el sentido de sacarle la vuelta al tema, sino de no tocar directamente esta parte macro del narcotráfico, sino centrarme en personas de a pie, como tú, como yo, como cualquier vecino que en algún momento y lugar se ve tocado por este fenómeno. Pero a la par, también quise retratarlo con todo el respeto que merece, y el tacto que se merece, con sentido del humor, claro. Quería que fuera una narración que se pudiera llevar de manera ágil, que aquello que se estuviera contando no fuera tan serio o solemne, y darle un poquito la vuelta a todo lo trágico que hemos vivido y, quizás, arrojar una luz diferente a todo ello.

No es la primera vez que publicas este tipo de humor, este tipo de narrativa. Recuerdo tus colecciones de cuento Cien caballos en el mar y Musiquito de talón, donde también te alejas de esta solemnidad, como lo has referido. Parece ya algo inherente en tu literatura, ¿no?

Trato de divertirme, ¿no? Ya estoy escribiendo, ya son muchas horas sentado (risas), y la verdad no es que sea completamente deliberado, pero sí trato de aprovechar estos juegos de palabras y todo lo que nos permite el lenguaje para buscar otro tipo de sentido a lo que están diciendo los protagonistas de las historias, de la novela en este caso, a lo que les está pasando y no sé si ya me sale natural, pero termino cayendo en situaciones que parecerían un tanto cómicas, absurdas, y que suelen incitar a la risa. En algunas situaciones las noto yo, en otras me han dicho algunos lectores que se han divertido bastante con lo que está sucediendo en la novela, a pesar de que lo que se está contando es algo completamente serio, para llorar, vaya, para estar apesadumbrados. Y bueno, si es una forma de ver las cosas desde otro ángulo, estoy conforme con ello.

Oye, ya habías estado en Juárez hace varios años y ahora tienes una breve estadía en la ciudad, ¿has encontrado algunas similitudes o diferencias profundas entre la cultura de la violencia que se vive en Sonora con la de esta frontera?

Es muy buena pregunta, lástima que nada más voy a estar aquí un par de días y es muy difícil juzgar la situación de una ciudad si yo estoy en el hotel y sólo voy al encuentro de literatura noir, donde en realidad no veo más que el tráfico y a los peatones. Yo no puedo decir que la violencia esté terrible más allá de lo que me entero en los diarios y emitir un juicio al respecto; creo que sería irresponsable. Pero, así como la veo, más allá del aura negra que suele tener, la veo muy tranquila. Pero, te digo, estoy juzgando por encima, muy superficial.

Como autor manejas mucho estos temas de la violencia a lo largo de tu obra, pero también eres una persona muy relacionada con lo académico, totalmente relacionada con lo académico. ¿En qué formas consideras que permea la violencia en las aulas, por ejemplo, en una universidad en Sonora?

Creo que puede ser de varias maneras. Uno va creciendo, van pasando los años en las aulas y los estudiantes se van haciendo más jóvenes para uno, aunque entran a la universidad a la misma edad, el que se hace viejo es uno. Pero se observan distintas dinámicas generación tras generación. Ahorita una dinámica, que es perfectamente detectable, es la del tipo de música que están escuchando los estudiantes, con este nuevo género de corridos, de variaciones del narcocorrido con estos cantantes de ahora que están siendo censurados por el gobierno, como Peso Pluma, Natanael Cano, etcétera, y los están escuchando en los pasillos, cuando paso a mi salón los escucho y sé que van a esos conciertos, y puedo inferir de esa manera que están al tanto de lo que está sucediendo, que no los engaña la situación. Lo único preocupante es ver qué tanto puede llegar a ser una influencia este tipo de violencia vicaria, pero sí noto que están al tanto de lo que sucede. Incluso creo que se enteran más que uno; a veces uno está en una burbuja, en una rutina particular, y los morros, que además se mueven ya en otras redes sociales, se enteran de más cosas que uno, siempre van a la saga porque en la academia toma tiempo entre hacer la investigación y darla a conocer y, para cuando un fenómeno se retrata teóricamente, ya ha pasado mucho tiempo, ese fenómeno ya mutó. Así que son los estudiantes los que nos terminan dando explicaciones históricas.

Alfonso López Corral con su libro La melancolía de los leones

Ahora que hablas de la música y la de censura que está sufriendo por esta apología de la violencia, ¿no piensas que en la literatura también se está haciendo alguna especie de apología y que La melancolía de los leones pueda llegar a sufrir este tipo de censura en algún futuro?

No, no, para nada (risas). Creo que, por ejemplo, hablar de la de la narcoliteratura, como le dicen ahora, ya está casi que pasado de moda, ya se quedó 2 modas atrás. Ese tema no preocupó en su momento, mucho menos ahora. Pero creo que sí es importante, de repente, poner ciertos matices a las etiquetas que se suelen dirigir a la literatura a partir de lo que se está tratando en un libro en particular. En primer lugar, sabemos que se publican muchísimos títulos, algunos de ellos van a ser buenos, otros de plano van a pasar al olvido. Creo que, independientemente del tema que se esté tocando, la habilidad del escritor para tratar una situación particular, vaya, para hacer literatura, aunque sea literatura del narco, hará la distinción. Pero también, creo, es importante mencionar que siempre existen etiquetas y géneros: hay toda una literatura de la Primera Guerra Mundial, de la Segunda Guerra Mundial, de la Revolución Mexicana, de la Guerra Cristera, de Vietnam; entonces es imposible que no haya libro que no retrate lo que hemos estado viviendo en los últimos 20 años, cabrón. Yo esperaría que más adelante, y si esto se tranquiliza, que espero que sí o todo el país va a quedar hecho un panteón; esperaría que dos o tres libros, de tantos que se han publicado al respecto, quedaran y nos dijeran algo más adelante de qué fue lo que estuvimos viviendo en este momento, porque también es muy difícil juzgarlo.

¿Y en proyectos futuros sigues abordando estos temas de violencia en el país?

Eh… sí; no directamente con el narcotráfico, sino con las víctimas del narcotráfico, pero sí, sigo tratando el tema de la violencia. Y que en realidad no sería tanto del narcotráfico, pero, ¿quién está ejerciendo ahorita la violencia?

El narco, claro…

Y lo que me interesa a mí es precisamente abordar y tratar de explicar qué onda con esta violencia, porque hablar de miles de muertos obviamente es terrible, cabrón, es terrible. Estoy seguro de que tú ya conoces a alguien que estuvo en el momento equivocado o que le pasó algo que no debió haberle pasado, como conozco yo, con amigos con los que crecí, con vecinos que estuvieron en la casa equivocada y que los mataron. Entonces trato de explicarme qué ha pasado, ¿por qué matar en México parece ser tan fácil? Es terrible, desaparecer, matar, torturar; es terrible.

Con todo esto que nos has explicado, ¿dónde catalogarías tu trabajo literario? Por ejemplo, La melancolía de los leones, ¿la catalogarías como narcoliteratura entonces?

La catalogaría como violencia, literatura de la violencia. No tengo ningún problema con las etiquetas. Si quieren decir que es narcoviolencia, adelante. Más bien sería, si algo te llama la atención del tema como lector, pues dale una oportunidad al libro y ya tú me dices en qué género queda; en realidad el género es lo de menos. ¿Qué está contando la novela? ¿Qué están pasando los protagonistas de la novela? Eso es lo importante, qué nos dice del aquí y del ahora en nuestro país y, además, qué nos puede llegar a decir en un futuro.

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