Joaquín Cosío famoso por su interpretación del personaje “Cochiloco” de la película El Inferno es actor, dramaturgo… y también poeta. Es precisamente ésta última una de las facetas poco conocidas del gran actor nayarita de estilo inconfundible en la pantalla grande, quien alguna vez residió en Ciudad Juárez, y fue precisamente ahí, desde el «inferno» paralelo de esa ciudad fronteriza donde escribió algunos de sus poemas.
Joaquín Cosío ha ganado el Ariel por su actuación en El Infierno y la Diosa de Plata en la categoría de mejor actor La vida precoz y breve de Sabina Rivas. Ha actuado en más de cuarenta películas, y otras tantas series de televisión, en suma, es una de los actores mexicanos más exitosos y reconocidos actualmente.
Pero además de el gran talento como histrión, el también intérprete de Emilio El “Indio” Fernández en la película Cantinflas, ha hecho una vida paralela como poeta. Publicó su primer libro Conversando otra voz en 1990, y más recientemente, el libro de poemas Bala por mí el cordero que me olvida en 2010. Aquí compilamos para ustedes tres poemas (uno en video) para que conozcan y disfruten esta faceta de nuestro querido «Cochiloco».
Vuelo del colibrí
(Joaquín Cosío)
Para Rosario Sanmiguel
I
manchón oscuro en el reflejo de los aires límpidos
grácil figura rodeada de cierto parpadeo
así te vi bajar de aquella nube hinchada
rasgar la atmósfera
romper celestes ruidos con tu corazón de pluma
te vi urdir en la memoria el próximo giro
la próxima rapidez zigzagueante
II
la aparición del aleteo
condena a mirada a ser
temible pez en la sequía del ojo
obliga a verte y a buscarte
cuando acechas la flor el pétalo
esa miel escondida
y te conviertes ave lunar
en tigre fulminante
en airada venganza de tus antepasados
III
en esta tu visión azul dorada
sueltan los días gozosos parpadeos
la lluvia se detiene por los golpes del aire
y esta pequeña voz este pequeño tributario se imagina
se escribe
y te dibuja
La muerta
(Joaquín Cosío)
Cruza la muerta quieta blandamente
la de lánguidas manos abiertas sobre el río
cruza caudales ásperos bajo las losas y los ojos
una flor de pistilos innumerables sueltos cabellos en el golpe de las aguar inquietas
brillos de lodo y otros muertos
brillos de peces sin su cáliz resurrecciones en el silencio real del sordo fluir
y las flores que ensucian el canal rebosante apenas huelen a esta muerta que pasa
Niños que ríen en este marzo de luz tocando diásporas
sobre tus hombros llevas Oh mujer la negra flor de tu pelo que ondula
no ven ya tus ojos el resplandor sino la sucia marejada del mediodía
ciudad cicatrizada que el sol ciego levanta
Millares de espejos cintilan en el caudal pútrido y en el caudal pútrido una muerta pasa
hay ondas contra el cuerpo de la mujer que es sólo miradas en la indiferente pleamar de la acequia
contra la profundidad de las aguas hay una mujer que fue agua justa para mis labios
Oh muerta del cauce impasible para las bestias y la mugre
carne que no te ha visto sobre el cauce donde ahora te pienso otra vez amor insistente
ni oscura ni azul ni amoratada sino viva te pienso
porque aquella que pasa bajo los cimientos está muerta
más aún que esta ciudad que cruza.
Aquí puedes ver a Joaquín Cosío recitando su poema “mi madre”.