Enzo Macchiavello Bruno, es un artista ítalo-ecuatoriano, compositor musical, actor y poeta. Desde los doce años ha venido desarrollando habilidades para tocar diferentes instrumentos, entre percusión, cuerdas, electrónica y canto. También ha compuesto un centenar de canciones en varios géneros musicales. Ha realizado series, cortos, mediometrajes y películas. “Darío Portales” es su pseudónimo como poeta, que surge originalmente del personaje que interpretó en la película Gafas Amarillas.
La poesía, para Enzo Macchiavello, es omnipresente: una herramienta de exploración íntima y, al mismo tiempo, un acto de resistencia en medio de las urgencias sociales y políticas de Latinoamérica. Poeta, actor y músico ítalo-ecuatoriano, Macchiavello entrelaza en su obra la verdad, la memoria y la conciencia, convencido de que la palabra puede despertar sensibilidades y disputar los relatos del poder. Su trayectoria lo ha llevado del cine —con filmes como Sin otoño, sin primavera y Gafas amarillas— a la poesía con títulos como La magia perdida (2021), además de proyectos musicales en curso. En esta conversación, reflexiona sobre su doble identidad cultural, la poesía como organización y resistencia, y su visión crítica del presente: un tiempo donde escribir y crear es también luchar por la igualdad y la justicia.
-¿Qué es la poesía?
La poesía es omnipresente.
-¿Qué temas sientes que son recurrentes o esenciales en tu obra?
Creo que la verdad libera a la justicia, y para que haya verdad hay que entender el juego y para jugar necesitas saber que no todas las personas se apegan a las reglas y que muchas veces perder significa ganar, porque te vas a levantar para hacer algo distinto.
-¿Qué poetas, músicos o artistas han sido clave en tu formación? ¿Te sientes más cercano a la vanguardia, a la poesía política o a otra corriente?
Poe, Martí, Storni, Joplin, Marley, Lennon, tantos otros. Creo que todo es necesario, me encanta escribir de amor, sexo, historia universal, filosofía, política, etc. Pero realmente para hacer algo bien y disfrutarlo, hay que organizarse en paz porque con mucho ruido es más difícil concentrarse, por lo que estoy convencido que solo en una sociedad donde se ejerza estrictamente la igualdad de oportunidades, será el escenario perfecto para desarrollar cualquier actividad que nos planteemos. Así que, por el bien de la mayoría, hay que escuchar primero a los invisibilizados, así que me quedo con la política, porque política significa organización.
-¿Dirías que tu poesía busca ser una herramienta de conciencia social? ¿Qué esperas provocar en quienes te leen?
O sea, escribo por dos razones: una es dónde no busco reacción alguna en nadie, que es para contarle al resto sobre lo que ocurre en mi cuerpo, todo lo que se mueve, todo lo que elucubra y calcula, en el pasado y en el presente. Y en la otra razón, sí busco provocar algo, despertar la consciencia. La tercera guerra mundial empezó hace unos 24 años, diría yo, es la guerra de la información que se disputa entre quienes quieren que seamos pocos (demográficamente) para que seamos más fácil de controlar, y la gran, gran mayoría de la humanidad. Aún somos menos, pero seremos más, aunque solo será así si es que seguimos haciendo lo que hacemos, que es luchar, disputar el relato, la verdad.
-¿Cómo va tu carrera actoral?
Es muy emocionante, porque es uno de esos trabajos donde te ascienden a cada rato y te ofrecen mejores oportunidades laborales dónde simultáneamente estás rozando, no sólo el cielo, sino tus sueños. Estoy a la espera de respuestas que cambiarían mi vida de una manera muy radical, para siempre.
-¿Cuál es el rol del poeta en medio de la coyuntura política actual de Ecuador y Latinoamérica? ¿La poesía puede ser un acto de resistencia?
El rol de quienes ejercemos la poesía y otras artes debería ser el mismo de cualquier persona, quien se considere humana. En medio de tanta pobreza, desigualdad, hambre y genocidio, no se me ocurre algo más importante que decir eso todos los días, de todas las maneras y por todos los medios. «Hasta la poesía siempre» diría mi mentor de poesía Cristian Avecillas.
-¿Cómo es un día ordinario en tu vida? ¿Cuáles son tus rutinas o procesos creativos?
Me levanto a las 6am, hago ejercicios, desayuno, hago la cama, reviso mis mensajes, envío lo que me piden las agencias, y mientras espero respuestas o más trabajo, me informo (no me dejó informar) sobre lo que ocurre en mi país y en el mundo, claro. Pues cuando veo algo que me llama la atención que se presenta como una gran relevancia coyuntural, se me vienen ideas a la cabeza en forma de sonidos, o me imagino una escena donde se explique de manera cómica una tragedia ejecutada por el poder de turno. No es fácil, pero es necesario.
-¿Qué significa para ti ser ítalo-ecuatoriano? ¿Cómo vives esa doble identidad cultural en tu día a día?
Amo Ecuador y amo Italia, son mi patria y mi sangre. En esas tierras están impregnadas mis huellas. Mi familia ha viajado muchísimo los últimos 300 años, pero sobre todo los últimos 166 años. Soy el último del linaje Macchiavello Bruno. Hay un dato histórico filosófico muy interesante al respecto y yo no creo en las coincidencias así que, quizás en algún otro momento pudiéramos hablar de eso.
-¿Para dónde va la humanidad? ¿Cómo ves a la sociedad en diez o veinte años?
Pregúntame otra vez en siete meses.
-¿Qué proyectos tienes en marcha? ¿Hay libros o presentaciones futuras que te gustaría compartir con el público?
Sí hay proyectos cinematográficos en marcha de los cuales me encantaría hablar porque estoy muy emocionado, pero aún no puedo, apenas me den luz verde lo haré saber en el debido momento y forma. Estoy empezando a grabar un nuevo EP con nuestra banda El After. También estoy empezando a grabar un disco de diez canciones que escribí durante el 2020 y voy a empezar a grabar una canción y filmar un vídeo de otra época anterior en pocos días.
Enzo Macchiavello ha filmado las películas Sin otoño, sin primavera (2012), Sed (2015) y Gafas amarillas (2020).
Su libro más reciente de poesía es La magia perdida, lanzado en 2021.