Ubicado en la planta baja del número 670 Norte de la avenida de las Américas, en un edificio setentero de muros gruesos y pocas ventanas, Miciela estudio no se presenta con ostentación. Desde el primer paso, sin embargo, algo se percibe distinto: un aire denso de tiempo acumulado, de siglos habitando la madera, el papel y los objetos. Es un lugar independiente, íntimo, donde cada rincón está cargado de memoria. Más que un estudio, es un refugio.
Fue creado en enero de 2024 por Itzel Aguilera, fotógrafa de formación y gestora cultural por intuición y compromiso. El sueño que lo originó nació mucho antes: “Yo tenía años queriendo implementar mi cuarto oscuro, luego de que la pandemia de 2020 me sirviera para pensar y analizar la posibilidad de tener mi propio archivo”, relata con serenidad, como quien revisa un negativo a contraluz.

Itzel comenzó en la fotografía en los años noventa, cuando los rollos y el cuarto oscuro aún dominaban el oficio. “En Chihuahua hice varios proyectos con fotógrafos. Luego me fui desdoblando hacia otras cosas, y antes de dejar lo analógico, me fui un par de años a Barcelona. Regresé a México en el 2001, y ahí cambió mi forma de pensar y actuar en esto de la fotografía”.
Esa transformación fue más allá de la técnica. A su regreso, y ya instalada en Ciudad Juárez desde 2008, se topó con la crudeza de una ciudad atravesada por la violencia. “Yo llegué a Juárez con dos hijas. Lo que pasaba en Juárez era tremendo. Por lo complicado de la ciudad, simplemente no podía salir de casa”.

Desde ese año y hasta 2011, según registros periodísticos, esta frontera atravesó su peor crisis de violencia: miles de personas abandonaron la ciudad y otras 10 mil perdieron la vida. El costo de esa guerra deterioró la calidad de vida de los juarenses como nunca antes.







Aquel encierro, forzado por la lucha entre los grupos del crimen organizado y el posterior confinamiento por la pandemia, marcaron dos momentos decisivos en su búsqueda. “Me encierro y comienzo a crear un archivo sin saberlo, con mis propias hijas, la cotidianidad de lo que sucedía en la casa, lo más íntimo… eso está en el tintero, casi listo para un fotolibro”.

La necesidad de revisitar su archivo la llevó de nuevo a pensar en el cuarto oscuro. Pero sería un suceso más profundo el que marcaría el punto de inflexión: la muerte de su madre, en 2023.
“En el 2022, cuando mi mamá todavía vivía, en la cochera de su casa, mi amigo y colega Nacho Guerrero me dejó en donación todo su laboratorio casi completo. Yo ya traía esa idea, así que fui por ese primer legado fotográfico. Posteriormente la muerte de mi madre aceleró lo demás. Fui por otro gran legado: la biblioteca familiar que cuando yo nací ella estaba ahí. Prácticamente crecí con ella. Era de mi bisabuelo, luego de mi abuelo, y después de mi madre y su hermano menor, Raul, quien al faltar ella, me dio la confianza y total libertad de trabajar con ella para este proyecto en el espacio. Actualmente está bajo mi resguardo y me siento contenta”, indica la fotógrafa.

Miciela estudio, entonces, no es solo el cumplimiento de un sueño técnico o artístico, sino un acto de memoria viva. Un compromiso con los libros heredados y con la comunidad que ahora puede acceder a ellos. “Quería una biblioteca comunitaria, que eventualmente pudiera ser consultada por cualquiera. Que el conocimiento no se encerrara”.

Esa colección llegó en 73 cajas. Con ella, también los libreros originales, que fueron restaurados en Juárez. El espacio se fue poblando con objetos, recuerdos, fotografías, cámaras analógicas, baúles, bordados. Todo habla. “Mi hermano me dijo una vez: ‘te llevaste toda la casa de mi mamá’, y es verdad. Pero más que eso, quería darle un toque de hogar al espacio, que tuviera todo, el rincón del café, y que la gente tuviera confianza de consultar un libro”.


Hoy Miciela estudio alberga talleres de fotografía, revelado, lectura y bordado. Es también galería fotográfica, sala de consulta y punto de encuentro. En la sala principal, una mesa redonda rodeada de sillas con bordados colaborativos —algunos hechos con artistas como Mirna Ajo—, exponen palabras como “resistencia”, “madre”, “fuerza”. En otra silla, un pequeño homenaje a la poeta Arminé Arjona se suma a otros detalles simbólicos. Todo en Miciela avanza a su propio ritmo, como una conversación pausada.

“No es solo el esfuerzo financiero lo que implica sostener este lugar, sino la resistencia y la búsqueda de espacios públicos reales. Sin comunidad, estos lugares no significan nada. Juárez necesita espacios donde se trabaje por causas comunes”, indica la gestora cultural, aficionada a la literatura.


Gracias al Diplomado en Mediación Lectora con el Fondo de Cultura Económica, Itzel profesionalizó su trabajo como mediadora de lectura. “El fondo nos donó paquetes de libros, y aquí está todo listo ”.

Ese cuidado no es sólo técnico, también emocional. Ahora Itzel, quien en el 2023 fue reconocida por el Gobierno Municipal con un premio por su trabajo como Gestora Cultural, busca que la biblioteca sea funcional, que se despeje un poco de la carga simbólica y se vuelva herramienta viva para la comunidad.

El papel de su abuelo
Y en medio de todo, la figura de su abuelo, Ignacio González Estavillo, permanece como guía. “Fue el primer rector de la UACH y fundador del Hospital Psiquiátrico de Chihuahua. Se percató de que los pacientes estaban en condiciones infrahumanas, comiendo con la mano, en el centro de un patio. Él tomó fotografías y se presentó con las autoridades. Así logró fundar el hospital”.
Inspirado en modelos europeos, trajo de Italia la idea del “hospital granja”, donde el personal viviera cerca de los pacientes. El hospital se construyó en terrenos que alguna vez pertenecieron a una viuda de Pancho Villa.

De izquierda, humanista, fotógrafo ocasional, el abuelo dejó también su impronta en la biblioteca. Libros con pensamiento soviético, tomos de ciencia, historia, arte. “Es una biblioteca que no se encuentra en librerías”, asegura Aguilera.
Así, en cada rincón de Miciela estudio se teje una historia. La de una fotógrafa que convirtió el duelo en espacio; la de una familia que cuidó sus libros por generaciones; la de una ciudad que necesita respiros de sentido y comunidad. No se trata solo de cultura, sino de memoria compartida.
Miciela estudio no es solo un lugar donde se revela fotografía. Es un espacio donde se revelan historias. Y cada quien que cruza esa puerta, lo sabe.
📍 Miciela estudio en breve
Dato | Información |
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Fundación | Enero de 2024 |
Ubicación | Av. de las Américas 670 Norte, Ciudad Juárez |
Fundadora | Itzel Aguilera |
Espacios | Cuarto oscuro, biblioteca, talleres, galería |
Enfoque | Comunidad, memoria, biblioteca |