Detrás de una malla ciclónica y maleza que crece sin permiso, los restos del edificio donde alguna vez funcionó la Escuela Superior de Agricultura “Hermanos Escobar” sobreviven como un eco del pasado. La historia, aunque erosionada por el tiempo y el abandono, sigue ahí: marcada en los muros desgajados, en los escombros y en los vestigios de un tiempo en que Ciudad Juárez fue cuna de formación agronómica en México y América Latina.
El predio, ubicado en la avenida Hermanos Escobar, en el fraccionamiento La Playa, resguarda lo que queda de la vieja Escuela Particular de Agricultura, fundada por los hermanos Escobar Zerman en 1905 y reconocida oficialmente por el gobierno de Porfirio Díaz ese mismo año. En febrero de 1906, los primeros 17 alumnos comenzaron clases bajo un modelo educativo riguroso, con jornadas de lunes a sábado y un plan de estudios que abarcaba desde prácticas agrícolas hasta tecnología industrial.

Un día después de iniciar cursos, el 23 de febrero, se realizó la inauguración oficial con presencia de autoridades del estado, del gobierno federal y del ámbito académico. La institución iniciaría su carrera para consolidarse como un referente nacional en formación agronómica.
Pero su historia no sería ajena a los vaivenes de la Revolución Mexicana. Un documento publicado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), firmado por Rodolfo Rincones, indica que el 10 de mayo de 1911, Francisco I. Madero, tras la Toma de Ciudad Juárez, visitó el plantel que entonces albergaba a 150 alumnos. Dos años más tarde, el general Francisco Villa lo convirtió en hospital y cuartel general, bajo el nombre de Hospital Jesús Carranza, lo que obligó a suspender sus actividades. Entre 1914 y 1917, debido a la filiación porfirista de sus fundadores, la escuela se trasladó temporalmente a El Paso, Texas.
La reapertura definitiva llegó en 1917, con apenas nueve alumnos y edificios dañados que requerían restauración. Así comenzó una nueva etapa de resistencia y reconstrucción. La escuela siguió formando generaciones de agrónomos y se adaptó a los cambios sociales y educativos del país.
En los años sesenta, la Escuela fue escenario también de tensiones políticas. En 1967, durante un contexto nacional marcado por la represión estudiantil, alumnos de la Esahe protagonizaron protestas en contra de políticas militarizadas. En 1969, la institución se convirtió en la preparatoria Hermanos Escobar, de gran prestigio entre los jóvenes juarenses.

El auge no duró para siempre. En 1977, los estudiantes organizaron un paro para exigir la institucionalización de la escuela y mejores condiciones. La lucha derivó en la creación del Colegio de Graduados y en una solicitud al gobierno federal para que la escuela fuera reconocida como universidad, sin respuesta oficial.
El conflicto escaló en 1983, cuando se agudizaron las fricciones entre la comunidad estudiantil y la Asociación Civil que aún dirigía la institución. En 1987, la Escuela pasó a formar parte de la Universidad Autónoma de Chihuahua mediante un convenio con la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Pero las tensiones no cesaron: ubicada en lo que ahora es el Parque Central, en noviembre de 1992, los estudiantes tomaron las instalaciones, primero la cafetería, luego los salones, hasta sellar las puertas. El cierre definitivo llegó el 13 de mayo de 1993.
Hoy, su primer edificio, sólo conserva ruinas y el silencio de un pasado ilustre. Entre los escombros quedan atrapadas las voces de quienes caminaron por sus pasillos, las historias de lucha estudiantil, los nombres de los primeros titulados y la huella imborrable de una institución que alguna vez fue símbolo del desarrollo agrícola en México.

Aunque el edificio ha sido olvidado por las autoridades y la ciudad que lo vio nacer, permanece registrado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Sus muros sobrevivieron a la Revolución, al paso de generales y a las movilizaciones estudiantiles del siglo XX y hasta de un grupo inmoviliario que no han podido ser derrumbados de todo. Pero no pudieron resistir al olvido.
Entre 1986 y 1993, la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar (ESAHE) vivió sus últimos años marcados por tensiones laborales, esfuerzos académicos y finalmente una ruptura institucional. El 25 de noviembre de 1986 se elaboró y discutió el contrato colectivo de trabajo que normó la relación entre el sindicato de trabajadores y la institución. En un intento por fortalecer su actividad académica, el 9 de marzo de 1987 se celebró un convenio de participación científica e intercambio académico con la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y en junio de ese mismo año la escuela participó en el Primer Encuentro de Investigadores del Estado de Chihuahua, organizado por la Coepes.
Sin embargo, la estabilidad fue efímera. El 19 de noviembre de 1992, un grupo de estudiantes tomó las instalaciones con el objetivo de desestabilizar la vida institucional, lo que aceleró la crisis interna. Finalmente, el 13 de mayo de 1993, la ESAHE cerró definitivamente sus puertas, poniendo fin a una historia de casi noventa años en la formación agrícola de México.
Y acaso, como escribió alguna vez Borges, “el tiempo es el mejor antólogo”. Aquel edificio olvidado entre bardas y basura aún cuenta la historia de un país que aprendía a sembrar libertad mientras labraba su tierra.