En la intersección de las calles Vicente Guerrero y Honduras aún se encuentra la residencia de la señora Gertrudis Maese Buchanan: una casa blanca de una sola planta, muy bien conservada, con marcos de ventanas en madera con flores labradas, faros antiguos en funcionamiento sobre las puertas y vigas de techo que sobresalen de manera estética. Y, en uno de sus muros, una placa con la leyenda:
LA CASA DE
LA TIA TULA
CONSTRUIDA EN 1928
POR
DON JOSE RAMON SAENZ
Gertrudis Maese Buchanan era la Tía Tula, hija del agente aduanal Pedro Maese, y don José Ramón Sáenz fue el ingeniero a cargo de la construcción de la casa en 1928. Resalta la fachada, muy común en construcciones de la década, con un estilo colonial, algo texano quizás.


La casa se volvió famosa en Ciudad Juárez por las presentaciones y eventos exclusivos que se realizaban en su interior, a los que acudían políticos, artistas e intelectuales de la época, y donde dos de las hijas de la señora Gertrudis Maese, Tula y Adelita, ambas grandes intérpretes de ópera, deleitaban a sus invitados con finos recitales de canto.

También se sabe que en el interior de la casa se realizaban funciones privadas de teatro, lecturas de poesía, etcétera. A la familia Maese le encantaba la cultura, patrocinaban de manera altruista distintos centros culturales y a artistas locales, razón por la cual esta casa fue un punto de encuentro del medio cultural de Ciudad Juárez durante muchos años.


Uno de los invitados recurrentes fue René Mascareñas Miranda, quien sería presidente municipal de Ciudad Juárez entre 1957 y 1959. A él lo acompañaban importantes políticos y empresarios de la época.

En la actualidad, la casa se conserva en perfecto estado y es habitable, aunque ya no se realizan eventos culturales en su interior. No obstante, permanece en pie, a diferencia de otras estructuras históricas de la ciudad que han sido demolidas para dar paso a construcciones modernas o, en su defecto, yacen en ruinas con muy pocos vestigios de lo que alguna vez fueron.

Por hacer un paralelismo, recuerda a lo que hoy en día es la Casa Madero, allí sobre la avenida 16 de Septiembre y Madero, precisamente frente a lo que era el mítico bar El Recreo, y que alberga distintos eventos culturales, como exposiciones, talleres, charlas, clases de baile, y ofrece vivienda a artistas locales entre sus innumerables habitaciones y jardines.

Tal vez la casa de la Tía Tula tenía un aspecto más íntimo y no tan abierto al público. Sin embargo, no deja de ser un registro de la vida cultural de esta frontera.
