Ciudad Juárez vuelve a sonar fuerte en la escena nacional del rap. La frontera se abrió paso entre cientos de propuestas y se colocó como finalista del concurso Hip Hop por la Paz, un proyecto que se desarrolla en la Ciudad de México y que busca darle voz a quienes convierten sus vivencias en rimas que sanan.
La convocatoria nacional, difundida desde San Luis Potosí, reunió a más de mil participantes y fue el filtro para seleccionar a ocho raperos por estado que competirán en los Cypher’s regionales. De ese mar de beats y barras surgieron 400 grupos finalistas, elegidos para formar parte de un movimiento artístico con enfoque social que incluso será documentado en la entidad convocante.
Aarón García, conocido en la escena como Skritor-7, encabezó en Juárez la selección local que definió a ocho raperos y un beatmaker para representar a la ciudad. Explica que el corazón del proyecto es claro: usar el rap como herramienta de prevención, un espacio donde las rimas funcionen como puente y no como ruptura en una juventud golpeada por la violencia.
“Es un resultado muy positivo para nuestro género y para la ciudad. Agradezco al presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar por gestionar los viáticos para representar a la frontera”, dijo García a Poetripiados.
También reconoció el apoyo de la regidora regidora Paty Mendoz, de la Comisión de cultura del Ayuntamiento, así como a Antonio Hernández, de Nueva Vida A.C.
Detrás de los finalistas —Marian Yin, Quintana, Esmeralda (Nueva Vida A.C.), K1, Mr. Flowz y Street Sombra— está el trabajo de crews enteros, mujeres y hombres que escribieron, grabaron y compartieron historias capaces de estremecer cada etapa del proceso.
En junio de este año, Poetripiados presentó la historia de uno de los finalistas, Street Sombra, quien en medio de una de las zonas con mayor exclusión y violencia de Ciudad Juárez, emergió como testimonio vivo de que el arte puede abrir caminos donde todo parecía cerrado. Refleja lo que significa crecer entre balaceras, carencias y callejones sin salida.

Para Skritor-7, el arte urbano es mucho más que un micrófono y un beat: es una vía para reconstruir el tejido social, en Juárez y en todo el país. Afirma que su misión ha sido acompañar a jóvenes que enfrentan adicciones o problemas sociales, un compromiso que nace de su propia historia.
Creció en esta ciudad y esta ciudad lo ha cobijado en todas las circunstancias. Por eso, dice, su entrega al proyecto es total. Asegura que ningún pago se compara con la satisfacción de ver a un joven alejarse de un camino oscuro gracias al rap. “Uno duerme tranquilo cuando sabe que está haciendo las cosas bien y a favor de la comunidad”, compartió en una entrevista con Poetripiados el pasado 13 de junio.
En la capital del país, entre más de 394 voces, Juárez llegará con el flow encendido y la convicción de que el hip hop también puede ser un acto de paz. La final será este 29 de noviembre en el Centro Cultural Roberto Cantoral de la Ciudad de México.


