VACA
I
La carne no piensa
mil setecientos kilogramos de pulpa de carne molida
ignora todo
del lugar que ocupa dentro del refrigerador
el rojo centro
del interior volcánico
de sus pliegues
el corte previo
de las fibras
el destazo
de lo que fue
esos ojos
que insistían
en mirar de lejos
los pastizales verdes
II
La vaca es más que un retrato a blanco y negro
o el color de la arcilla
más que la carrera de la codorniz entre los huertos
la caza menor
de animales
el rojo visto como punto de fuga
la cola que espanta
a las moscas
como un plumero que dice adiós
a esos piquetes pegados a la piel
y se sorprende rumiando
el pasto
tendido
se sorprende mirando las sombras de las nubes
en el suelo
y los camiones que pasan en la carretera
llenos de sal
rumiando
interrumpe a veces el camino
con su cuerpo enorme
y no imagina que puedan partirla en dos
porque siente que sueña
la vaca
vuelve sobre las cosas que ya pasó
regresa
regurgita y vuelve a tragar
—como muchos—
la vaca
quisiera finalmente
dejar de pensar las cosas
soltar la muletilla de su mente
ya no mascar hasta hartazgo
la vaca quiere ser domesticada
como cualquier otro animal
echarse a los pies
y sentir que la acarician porque sí
ya no temer a lo que venga
LLEGARÍA TARDE OTRA VEZ Y AÚN ASÍ ABRÍ EL CAJÓN
entre todos los objetos tomé el cortauñas
que como siempre
me ha parecido el más frágil
como si de él fuera parte el tajo
la cutícula que cae
y todo aquello que nos sobra
envolviéndonos en el aura platinada de las cosas que poseen su filo
lo sostuve porque sí sobre mi mano
como nunca media hora o el resto de la tarde
me lo dejé en el puño como si sostuviera un ave
abierta de las alas
pasé mi dedo, el índice
como acariciando
el collar de cuentas
esa cadena que sostiene
al cortaúñas de caer
como si fuera un objeto que debería permanecer colgado
un carámbano entre lo demás de mi cajón
y mis paisajes
lo toqué hasta mirarme las huellas
en el charco que era él
revolviéndose a mis roces
el cuerpo claro del metal
y mis manos lo apretaban
hasta sentir que me latía
como si su boca de ave se cerrará
y para siempre le latiera el corazón
y no hubiera
ya
en su mecanismo mucho más para decir
así cerrado
se veía más indefenso
como ciertos animales
que guardan en sí mismos algo de su aniquilación
o lo doméstico como un futuro
que los borra como un trazo de una parte
como si todos los objetos
incluso el cortaúñas
pudiera decir qué es lo que falta
y cuánto es lo que la falta hace
por sí mismo
decidí también dejarlo ahí sobre la mesa
abierto pues de sus tenazas
parecía decirme algo
como aquellos que dejamos y vemos pequeños por el retrovisor
el cortaúñas
es un sable que revisa el propio crecimiento de las manos como un corral que las detiene de crecer
como una poda de raíz acorta la extensión de un nosotros
como un borde de piel que crece sobre la piel irritada
y más aún frágil la forma en que el cortaúñas
nos deja en su supervisión
sin soportar sobre la piel el roce de la tela
o de los otros
como si en su propio control
su herida nos quitara algo de salvajes
por eso mismo y entre todos mis objetos lo tomé
porque iba tarde
e iría verte
porque no quería clavar en ti de nuevo
aquellas cosas que sin darme cuenta
y con el tiempo
me dejé crecer
LE ESCRIBO A CARLOS
te acuerdas del poema que me leíste el otro día tirados en el patio de la escuela
mi cabeza recargada en tu hombro
decía algo sobre Ítaca
traías una lima color naranja
traías una lima color naranja
traías una lima color
no era el poema de Cavafis
en este poema había una ventana y luego un incendio
recuerdo como una foto el incendio
Carlos, me mandas un poema sobre una casa que se destruye
donde siempre hay un cuerpo diferente
un cuerpo que falta
no vuelve a ser el mismo
y otro poema sobre ballenas
te digo que es lindo
que últimamente sueño mucho con el mar
el otro día desperté pensando:
en los barcos los marinos son tocados por ballenas
eso es imposible, dijiste
todos sabemos que los barcos nunca las alcanzan
por el ruido
escuché te digo una canción sobre una ballena que moría varada en la arena
iban de todos lados a verla mover sus aletas fuera del agua
pero al final no moría y la gente tomaba cerveza de lo feliz
como tú y yo el día que nos fumamos un porro y decíamos que desterritorializábamos la
[ciudad
que era nuestra
y que un poema era la gata negra con patas blancas de la chica dueña del departamento —no [recuerdo su nombre—
pero que ella también era un poema
un poema era Tania caminando delante de nosotros
era la luz del cigarrillo que giró de la oreja de Jorge y cayó al suelo
la luz que solo tú y yo vimos en esa vuelta
éramos tú y yo
cabeza con cabeza
tirados en el colchón en medio de la sala luego de pintar mi cuarto
un poema éramos tú y yo
que no podíamos bajar las escaleras del metro
y bajábamos un pie y otro
un poema era mi frente recargada en tu barba
eran las Travas que bailaban en la pista
yo iluminado por las luces
y la cerveza en vasitos de plástico
tú que sólo mueves los hombros y sonríes
eran las calles húmedas y nuestros pasos haciéndose eco
cómo ya borrachos nos abrazábamos y caminábamos más juntitos por el frío
eran nuestras risas tras la definición de un poema
y los ladridos de los perros a lo lejos
también era bailar extendiendo los brazos y girar con Dancing Queen
era la forma de sostener el porro con los dedos y hacernos casita
para que el aire no matara el fuego
eran las estrellas que no veíamos y que no veríamos por lo nublado del cielo pero que imaginábamos inmensas y brillando
era pedirle a todos que escucharan y callarnos
caminar tomados de la mano
tu gorro mostaza a lo lejos y ese gesto diciéndome que espere un momento
era decir ellaella se siente soñada
qué más era para nosotros un poema, Carlos
una fotografía a contraluz
los dibujos sobre las cicatrices
ese te quiero besar tus manos
era eso, Carlos, que quería recuperar
el poema de ese día
sentados en el patio de la escuela
y que no sé
algo tenía que ver con Ítaca
TODOS LOS POEMAS SON POEMAS DE AMOR
donde el lenguaje es una esfera disco girando
al centro todos bailamos esperando a que se estrelle
hasta perder el sentido
bajo las luces
que rompa su piel
la impermeable
para poder vernos en el centro
onda soy la carne
onda estoy aquí
y honda tú también
con todas mis posiciones intermedias
la curva de tus manos
o hasta los huesitos de tu pies esperando a que se estrelle
y sus fragmentos se vuelvan infinitos
como las luces en la feria
con sus destellos breves
oscilando nos reproduzcan
y pidan tiempo a cada uno para mirar las cosas en el aire
su deslizarse a gusto
en contraste el naranja y el azul eléctrico
lo cálido que somos
un baile
que nos patalea dentro
porque nadie en el amor abre los ojos
una y otra vez
nosotros mismos
creemos:
no hay más lengua que la lengua
y duramos por debajo de las luces
lo que las frutas
los cuerpos
se bañan de sol hasta hidratarse
por esa fe ridícula
que no necesita más de las palabras
quemándonos las manos
esperamos que dejen de existir
que de una vez por todas
ninguna sobreviva
DEL LIBRO SPLEEN MEXA (FCE) 2026:
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Lázaro Izael (Saltillo, Coahuila). Poeta y guionista. Estudiante de la licenciatura en Letras Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León y del Diplomado en Guión Cinematográfico por el CCC. Es autor de Spleen Mexa (2026), Mamá, el campo (2023), Matunuk,1950 (2024), Envilecidas como hienas miramos la espesura de ese cielo (2019, 2023) y el libro para las infancias Gallo, el planeta estalla (ilustrado por Israel Barrón, 2024). Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el periodo 2020-2022, del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Coahuila 2023 y del Programa de Sistema de Creación Jóvenes Creadores 2024 (SACYPC). Obtuvo el Vigésimo Premio Hispánoamericano de Poesía para las infancias 2023 (FLM&FCE), el VIII Premio Iberoamericano de Poesía Joven Alejandro Aura 2022 y el Premio Nacional Dolores Castro 2019. Ha sido traducido al inglés y al portugués. Su primer largometraje Gallineta está en proceso de desarrollo.

