La pandemia desatada por el Covid-19 estremeció nuestro mundo en 2020. La nueva realidad no sólo trajo cubrebocas y antibacteriales, sino habituó a la sociedad a vivir en medio de las estadísticas diarias: número de familiares infectados, enfermos en la ciudad, contagiados en la entidad y en el país, y a nivel internacional.
Se empezó a contar muertos y de pronto los cortejos fúnebres, en los que participaban muy pocos vehículos, se convirtieron en un lugar común. Primero se acabaron los eventos masivos, luego las reuniones de amigos y hasta de familiares. La precaución y el miedo llevaron a la población a un sitio mental en el que nunca imaginó estar, y en lo físico, todo cambió, desde la educación a distancia hasta el llamado home office.
En Ciudad Juárez, al igual que en el resto del orbe, el coronavirus afectó con saña a una buena parte del sector cultural, sobre todo por el cierre y posterior limitación de concentración de espectadores o consumidores de productos artísticos. Uno de los grupos más afectados fue el de los músicos. Dejaron de tocar en bares, cantinas, transporte público, fiestas o cualquier otro lugar en el que acostumbraban a realizar su trabajo para ganarse la vida.
Los rockeros no se quedaron de brazos cruzados. Pronto surgieron las colaboraciones a distancia, las tocadas desde las viviendas, donde las recámaras se convirtieron en improvisados estudios de grabación. Se reinventaron.
Algunos fueron más allá, como Jorge Humberto Ortiz Álvarez, conocido en la escena local como Pato Link, quien en colaboración con otros artistas, fundó Poetripiados en abril de 2020. Este año el guitarrista juarense siguió trabajando en varios proyectos y junto a Luis Omar Acevedo Purón, otro importante músico fronterizo, iniciaron con Soy Roñocker, un podcast que empezó a funcionar bien en las plataformas digitales.
Ambos lograron conjuntar en la producción a dos artistas con mucho talento, Anselmo Sías, un actor y productor con experiencia internacional y Juan Carlos Rodarte, un músico con un buen recorrido en los escenarios de la región, que además juega el papel de asistente en la producción y en la escenografía del estudio.
Poetripiados entrevistó en el estudio de los Roñockers a los cuatro integrantes del proyecto, quienes nos platicaron cómo surgió la idea de este podcast y hacia dónde intentar ir con lo que hacen.

Los roñockers, dice Pato Link, son esos personajes que deambulan en las calles con su playera negra de alguna banda, pantalón negro de mezclilla, botas de soldado casi inservibles y que pocas veces se bañan. Una de las características de esta ´fauna´ es que suelen ser menospreciados por su obsesivo amor al rock.
“El programa viene de estar pisteando y decir pendejadas. Este rollo nace como cuando estás con los compas echándote una beer en tu casa y estás viendo videos”, comparte Acevedo, quien viene de una familia con mucha tradición dentro de la música en Juárez.

Para Pato Link es como Beavis and Butt-Head, la serie de dibujos animados para jóvenes emitida, originalmente, por MTV, entre 1992 y 1997.
“Yo me acuerdo que Pato comenzó a publicar en Poetripiados el año pasado artículos y entrevistas, y le dije que sería bueno crear algo como un podcast, sobre todo porque no había cosas en la red que me llenaran”, agrega Omar.
La necesidad de crear algo hecho en Ciudad Juarez con calidad fue un buen motivante para crear Roñockers, coindicen los fundadores.
Una vez que conceptualizaron la idea, buscaron a un productor y encontraron a uno de los mejores, Anselmo Sías, quien tiene una carrera de actor en el teatro y en la televisión, en la que ha participado en 10 novelas, entre ellas, ‘Dueños del paraíso’, ´Jenni Rivera: Mariposa de barrio’ y ‘Sangre de mi tierra’. Además cuenta con una extensa experiencia en programas deportivos como ESPN.
La pandemia como impulsora de creatividad
“Gracias a la pandemia estamos aquí, la verdad que nunca me imaginé estar escribiendo en una revista cultural o haciendo podcast”, acepta Pato Link.
Jorge e Iván coinciden que durante el encierro obligado que inició en los primeros meses del año pasado, las bandas locales comenzaron a hacer cosas interesantes.
“Hubo muchas cosas con bastante calidad. Se hicieron colaboraciones a distancia con músicos no sólo del país, sino con algunos a nivel internacional. A mi me tocó hacer una colaboración con un tecladista italiano, estuvo muy bien todo eso, pero creo que hubiera sido mejor si se hubieran hecho cosas originales”, añade Acevedo.

Para Pato Link el trabajar en producciones originales hubiera sido mucho más complicado.
“El hacer covers con integrantes de otras partes te une con la comunidad internacional. Además creo que con todo esto aprendimos a utilizar más tecnología, de hecho en Poetripiados iniciamos haciendo música para poemas de autores de México y España”, recuerda Ortiz.
“Lo que yo veo en la onda de la gente creativa en Juárez, es que hay mucha gente aquí, desde músicos, actores y otros artistas con demasiado talento. El hecho de salir de la ciudad tiene que ver con el roce, pero también con el hecho de que las grandes productoras o empresas no están en Juárez, nuestra frontera es una ciudad muy cerrada, nos tienen olvidados tanto los gringos como los mexicanos. El Paso y Juárez están muy lejos de todo”, dice Sías.

El actor y productor juarense, quien ha participado en diez novelas y ha trabajado para programas como ESPN, tiene como anécdota que durante la guerra iniciada por el expresidente Felipe Calderón en Ciudad Juárez, de 2008 al 2011, tuvo que irse a Miami, donde llegó a interpretar a varios personajes ficticios del narcotráfico.
“Las cosas, como todos recordamos, se pusieron muy mal en la ciudad y mejor me fui. Yo tenía una productora y por la inseguridad comenzó a irse cada vez más para abajo y tomé la decisión de emigrar. Audicioné para varios programas de televisión y también para novelas hispanas para el público estadounidense”, relata.
Duró 11 años en Miami y su trabajo en territorio estadounidense incluyó participaciones en Telemundo, Univisión, ESPN, Discovery Channel y con un canal de España.
La escena local
Pato Link y Omar recordaron la escena del rock juarense de hace más de 20 años, cuando los músicos tenían para elegir dónde tocar.
“Había muchos lugares, La Bodega en la Gómez Morín, Pistachos en la misma zona y La Raya en la Melquiades Alanís, son solo algunos, pero había muchos lugares para tocar en casi todos los sectores de la ciudad”, recuerda Ortiz.

Los Roñockers, consideran que el fenómeno no fue explotado suficientemente, porque se pudieron haber hecho muchas grabaciones y sostener esos lugares, pero llegaron empresarios de Monterrey y dieron otro giro a la vida nocturna.
“En ese tiempo, los dueños de esos negocios también eran amantes del rock, eran parte del movimiento, algunos de ellos eran músicos, cosa que ahora eso no pasa”, sostiene Acevedo.
En estos momentos se prepara la apertura de un lugar para dar cabida al movimiento de música original, según Rodarte, el dueño del estudio donde cada jueves se graban episodios de Roñockers.
“En Juárez no hubo la visión que se tuvo en Monterrey, de cuando sale el movimiento que impulsó a Control Machete, los empresarios le apostaron y tuvieron impacto nacional, en Juárez hubo un movimiento fuerte y no se aprovechó. Ahora, lo que sucede es que hay muchos grupos de varios géneros, y no se aceptan entre ellos”, agrega Rodarte.
“Es una batalla de egos. El problema es que muchos no lo ven como arte, si vieran su actividad como arte, no estuvieran compitiendo entre sí, sino compartiendo, porque el arte es para compartir”, suelta Acevedo y los demás sonríen como aceptando que eso es lo que ocurre actualmente en Juárez.

El trabajo de Soy Roñockers también va en el sentido de fomentar la unión entre la comunidad rockera a través de sus programas, los cuales tienen una duración de entre 15 y 20 minutos, y pueden ser encontrados en Poetripiados.
Para acceder a los programas grabados en YouTube haz click aquí.