Con la obra que hoy nos ocupa, Ricardo Tatto pone de manifiesto el antiguo adagio de que nadie es profeta en su tierra. En su libro, Tatto nos recuerda que, desde 1997, ningún esfuerzo editorial se ha realizado a nivel estatal para rescatar la vasta obra de un yucateco ilustre que trascendió fronteras, incluso continentales; me refiero al escritor yucateco Juan García Ponce.
Pese a algunos tomos de la Editorial Era y algunos del Fondo de Cultura Económica, la obra de Juan García Ponce no ha vuelto a acaparar los libreros ni las ferias del libro. Nuestra FILEY lo tiene más que abandonado, y el premio con el que se reconoce la trayectoria de escritores vivos debería llevar su nombre. “Premio Juan García Ponce a la excelencia de las letras”, así debería llamarse el premio que otorga la FILEY. Pero bueno, la literatura no escapa de la política.
En este libro, Universo de Juan García Ponce: atisbos y miradas a su obra, Ricardo Tatto nos lleva por la polifacética pluma del yucateco: cuento, novela, ensayo, teatro y crítica de arte.

Tatto revisa la generación de la Casa del Lago, una generación que hacía crítica cultural y literaria en las revistas SNOB, Cuadernos del viento y La Revista Mexicana de Literatura. Herederos de la labor de Fernando Benítez, este puñado de escritores dejó una huella que le dio identidad propia al movimiento cultural en México, del cual Juan García Ponce perteneció por méritos propios.
Nuestro ilustre yucateco se codeaba con la crema y nata de los movimientos artísticos y culturales de los cincuenta y sesenta. Así, en 1956, García Ponce ganó el Premio de Teatro de la Ciudad de México con la obra dramática en tres actos El canto de los grillos. Cabe destacar que nuestro yucateco en cuestión había asistido a la cátedra de Rodolfo Usigli, heredada a Jorge Ibargüengoitia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Este último también había participado en el concurso con la obra Ante varias esfinges, aunque la obra ganadora fue la de García Ponce, que, por cierto, sería montada en escena nada más y nada menos que por Salvador Novo.
Posteriormente vinieron sus cuentos y novelas en los años sesenta: Tajimara, El gato, La noche, Figura de paja, La casa en la playa, La aparición de lo invisible y muchas otras obras que lo llevaron a lo más alto de la cultura en México.

Algo que debo subrayar de este libro de Ricardo Tatto es el lugar que le da al Juan García Ponce crítico, no sólo al creativo. Tatto dice: “El crítico ha sido fundamental para definir, ordenar y conceptualizar con las palabras aquello que los artistas sólo alcanzan a plasmar mediante el arte. Sin su mirada cómplice y su crítica estética, muchos movimientos artísticos no hubieran existido”. No podría estar más de acuerdo.
Y remata: “Juan García Ponce no sólo fue el líder intelectual y espiritual del movimiento artístico de la segunda mitad del siglo XX mexicano, sino el núcleo de cohesión cuyo pensamiento aún mantiene unida la copa de la historia del arte mexicano”.
Pues bien, me enorgullece presentar ante ustedes esta obra de Ricardo Tatto, que nos muestra a Juan García Ponce al tiempo que lo descubre, retrata y lo pone bajo la mirada crítica de la historia de la literatura de nuestro tiempo.
Si ustedes no conocen aún la obra de García Ponce, o la conocen de una manera parcial, es momento de buscar en las bibliotecas y librerías su obra y, por supuesto, adquirir este ejemplar de Ricardo Tatto, que nos dará luz para entender a cabalidad sus letras.
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Mario Lope Herrera (Mérida, Yucatán). Es antropólogo social por la UADY. Escribe cuento, novela y ensayo. Ha sido articulista en los periódicos Por Esto, La Jornada Maya y el Diario de Yucatán. Actualmente es colaborador de la revista Soma, Arte y Cultura, entre otros medios.