Puentes del condado Madison
Dos noches viendo una película y arrastrando
la señal de un resfrío y el poco tiempo que nos queda
después del trabajo
pero sabes lo mucho me gustan
las películas rosas— no es secreto y no me pienso extender en el asunto,
el tema es que pese a todo
necesito citar algo para explicarme—
una señal de lo mucho que me falta aprender
sobre las emociones —te acuerdas de la chica en la universidad
la que era aficionada a las novelas románticas.
No recuerdo qué leía yo o en lo que pensaba en las horas
de clase pero la recuerdo a ella y
probablemente pensara en ella
o en quién se detendría en un puesto de
periódicos para leer Los puentes de Madison— la curiosidad
guiada por un déficit en la educación sentimental y
mis prejuicios
y me gustan esas novelas
salvo Los puentes de Madison.
No pude con el libro ni las películas.
Vi la versión del 95. No la entendí, y es una
lástima,
sobre todo por el elenco y la dirección: Meryl Streep
y Clint Eeastwood en su único papel romántico.
Como dije: prejuicios.
Lo que me lleva a pensar en Corín Tellado.
Recuerdo que la chica en la universidad
también solía hablar de ella.
Lo cierto es que durante la universidad
nunca leí a Corín Tellado
y ahora pienso quién no desearía vivir en una
novela
de Corín Tellado, y si no vivirla
al menos comprarla o recibir el pago en dólares
por escribir
novelas tan exitosas y tan rosas
pero sobre todo tan exitosas
que puedan venderse en los puestos de
periódicos mexicanos
a 9 dólares según el cambio de los noventa
o rentar una habitación en el campo
y Aquellos besos y La encrucijada de Meredith,
su novio médico con gran porvenir pero con
pocas intenciones de comprometerse;
o elegir al veterinario, más humilde y menos
adinerado,
quien le profesa una entrega total
del tipo ciegamente enamorado.
Podrían acusarnos de envejecer y repetir
tramas con una y otra persona.
¿Ves lo que digo?
Esta clase de certeza solo se presenta una vez
en la vida.
Operario mexicano y obrero chino platican de ventana a ventana
imagina que pudiera pasar
todo lo que pudiera
pasar
no es una exageración
que cualquier otra forma vida
pudiera pasar
nuevos impuestos y la quinta
ola de calor de este verano— además de la no dicha y siempre latente posibilidad
de que el tomate de tu ensalada salte
armado con un cuchillo y te apuñale el corazón
justo a la hora de marcar salida (en el checador)
queda ir a fumar al parque
contemplar el cableado
sobre el cielo
sobre los edificios y mientras cae el sol
sobre lo que quedó en el desechable
que la barrera del sonido y los aviones
limpien el mundo de los mortales
y en el camino de vuelta murmurare
perdón, olvido, compasión
—————-

Andrés Paniagua | Ciudad de México, 1992. Poeta y traductor. Es autor de Usted está aquí (2016), Sin nada detrás (2019), (Una banda de punk llamada) Rattus (2020, 2021), Querida Ele (2024) y coautor de Señales de ruta (2019). Es editor de Sindicato Sentimental.