Michelle Madrid nació en Santiago, Chile, pero ha radicado en Ciudad Juárez desde hace más de dos décadas. Estudió en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y ha reinventado su escritura viviendo en esta frontera. Después de participar en múltiples antologías, su primer libro de relatos, El diablo que me habita, fue publicado este enero de 2025 por Huargo Editorial, un interesante proyecto juarense que busca visibilizar la literatura de horror y lo extraño que se está produciendo aquí en la ciudad, de la mano de los editores Oscar Armando Rascón y Jorge López Landó.
Y la escritora Michelle Madrid, con una actitud terriblemente apacible y una timidez criminal, desde las primeras páginas de su libro arrastra a los lectores con una avalancha de vísceras y sangre, de terror psicológico y ritos ancestrales, de la ruina del cuerpo hasta venganzas simplemente innegociables.
—Ya había leído parte de tu obra y estaba muy alejada del horror, ¿cómo te inclinas hacia este género en tu último trabajo?
—Mi último trabajo fueron una recopilación de cuentos que escribí en un lapso de dos años, experimentando con el horror, lo sobrenatural, el folk y lo especulativo. Siempre he tenido un interés en esos géneros y quería explorarlos desde mis inquietudes sobre la violencia que muchas personas viven a diario.
—Las atmósferas, los escenarios, incluso la misma violencia que comentas, se percibe muy alejada de la violencia que se vive en Latinoamérica, más cerca del folk horror estadounidense, ¿es una declaración de intenciones de tu parte? ¿O de cómo te gustaría que tu literatura fuera tratada?
—Yo interpreto la violencia desde mi perspectiva latinoamericana y me gustaría más bien que fuera tratada como un horror universal. Por eso en algunos cuentos no menciono la ciudad o pueblo donde sucedieron. Ni me enfoco en el narcotráfico que es el tipo de violencia que suele tratarse en historias de horror latinoamericanas. Pero menciono las tradiciones que marcan estos lugares y personajes; como los nahuales y otras criaturas mitológicas, o el fanatismo religioso y el abuso. O una historia qué está basada en hechos reales que sucedieron en Africa en los años ochenta.
—Estudiaste la carrera de psicología en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y en tu primer cuento Un abismo de oscuridad, precisamente se desarrolla dentro de una de estas sesiones de salud mental. ¿qué tanto ha permeado tu formación como psicóloga a lo largo de tu obra, en la creación de tus cuentos?
—Sí, claro, mi formación como psicóloga me ha ayudado en mis escritos. Intento plasmarla en el desarrollo de personajes. En el cuento un abismo de oscuridad me inspiré mucho en algunas clases que tuve en un hospital psiquiátrico de la ciudad, en la que tuvimos la oportunidad de entrevistar a pacientes con enfermedades como la esquizofrenia.
—También llama mi atención la brevedad de tus relatos, pareciera que tienes una medida exacta para terminarlos. ¿Te sientes más cómoda con esta brevedad o prefieres la enormidad de una novela?
Es curioso que lo menciones porque más o menos así ha sido. La mayoría de ellos los escribí para enviarlos a convocatorias de revistas o para publicaciones de antologías de colaboración. Cada uno fue un reto en su momento de compactar una historia con un límite de palabras o cuartillas, lo cual agradezco porque me enseñó sobre la marcha, y luego con sugerencias que recibí de maestros y colegas para mejorarlos y darles su mejor versión. Y sí, me siento mucho más cómoda en las novelas porque casi siempre pienso en historias muy largas con tramas que se entrelazan y varios personajes.