A veces, la historia urbana se escribe con ocurrencias, y Ciudad Juárez tiene su propio monumento a la imaginación administrativa. Se trata de las famosas pirámides del relleno sanitario. Sí, pirámides. No mayas, ni aztecas, y menos egipcias, sino montañas de basura cuidadosamente planeadas por el Ayuntamiento en 1996, durante el gobierno panista de Ramón Galindo, para adornar la entrada de la ciudad. Una especie de bienvenida egipcia… con aroma a lixiviados.
La idea, según registros de la época, consistía en transformar millones de metros cúbicos de desechos en tres gigantes estructuras escalonadas, que estarían completamente cubiertas de vegetación. El subdirector de Limpia en ese entonces, Jesús Millot, aseguró que el basurero estaba diseñado para tener una apariencia agradable al final de su vida útil, sin generar afectaciones al medio ambiente. Una promesa que, casi tres décadas después, ha envejecido peor que los residuos que lo componen.
El plan era ambicioso. Entre 2003 y 2005 se mostraría la primera pirámide, y para el 2036, la ciudad luciría ya las tres colosales estructuras desde el kilómetro 28 de la carretera a Chihuahua. El proyecto, por supuesto, quedó en eso: en proyecto. Porque lo único que puede apreciarse desde esa distancia hoy día no es una imponente construcción simbólica, sino camiones cargados de basura que llevan al lugar los residuos que genera la comunidad.
El sitio había acumulado más de un millón de metros cúbicos de basura en los dos primeros años de su creción —nada despreciable para una obra que aspiraba a contener hasta 170 millones—.
En su momento, el Gobierno Municipal presumió que Juárez era una de las tres ciudades con un relleno sanitario que cumplía con todas las normas legales. Irónicamente, muchos de los incendios posteriores evidenciaron lo contrario, afectando la calidad del aire y generando alertas por parte de Protección Civil. Sólo entre 2013 y 2023, se registraron 50 incendios, y en los primeros meses de 2024, hubo varios más. Uno de los últimos episodios, en enero de 2025, fue visible desde El Paso, Texas. No exactamente el tipo de visibilidad internacional que cualquier ciudad desearía.
Lo que queda hoy es un recordatorio involuntario del tipo de urbanismo con ínfulas monumentales, donde la estética se antepone —al menos en el discurso— a la sostenibilidad. Las pirámides de basura de Ciudad Juárez no se alzaron como símbolos de modernidad, pero sí han quedado como emblema de promesas enterradas… junto con toneladas de desperdicio.