El edificio de la ExAduana de Ciudad Juárez fue construido entre 1885 y 1888. El diseño corrió a cargo del arquitecto estadounidense George E. King y su construcción la realizó el ingeniero Manuel Garfias. Fue pagado por el Gobierno federal con el fin de controlar todos los productos que entraban por Estados Unidos, así como los que iban dirigidos al vecino país. Comenzó sus operaciones como tal el 10 de septiembre de 1889, con la presencia del coronel Miguel Ahumada y el gobernador Lauro Carillo.
Al principio sólo constaba de un patio con oficinas alrededor, todo con un aspecto muy rústico, pero tuvo una importante remodelación para recibir a los presidentes Porfirio Díaz y William Taft en su famosa reunión de 1909: se techó por completo con lámina repujada traída de Francia, se agregaron seis pilastras, se enyesaron las paredes y se decoró con medallones de ángeles, frescos de naturaleza y candiles de vidrio, dándole un aspecto afrancesado, muy al gusto del entonces presidente de México.

frente al edificio histórico.

De manera irónica, este edificio pasaría a ser un baluarte de la Revolución que derrocaría al mismo Porfirio Díaz: primero sería testigo infranqueable de la firma de los Tratados de Ciudad Juárez en 1911, para inmediatamente ser acogido por Francisco I. Madero como sede presidencial de su gobierno; después sería el cuartel general de Francisco Villa, el Centinela del Norte, en 1913 y, posteriormente, sería de nuevo la sede presidencial, ahora del gobierno de Venustiano Carranza en 1914, tras los lamentables sucesos conocidos como La Decena Trágica.

En 1983, tras años de abandono, fue restaurado y convertido en museo y centro cultural, abriendo sus puertas el 18 de julio de 1990 como Museo Histórico de Ciudad Juárez, con temas como el nacionalismo mexicano, el triunfo del maderismo y la lucha de Pancho Villa.





En 2011, con motivo del centenario de la Revolución, recibió el concepto de Museo de la Revolución en la Frontera, tal como lo conocemos hasta nuestros días, donde se ofrecen visitas guiadas con tecnología interactiva, incluso, y una gran cantidad de objetos y archivos históricos que dan registro de la importancia de este edificio, no sólo a nivel local, sino nacional.


En las entrañas del edificio se albergan varios sótanos y túneles que servían como resguardo para sus ocupantes durante las reyertas en los años más álgidos de la Revolución Mexicana. Se cuenta que, en su momento, estos túneles llegaron a conectar con salidas alternas a la Misión de Guadalupe e, incluso, a El Paso, Texas. Aunque, con las remodelaciones que ha sufrido el edificio, todos esos caminos subterráneos fueron sellados. Los sótanos de la Aduana Fronteriza no están abiertos al público.




Su horario de visitas es de martes a domingo, de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, y la entrada a sus nueve salas es completamente libre.

