Nos equivocamos
Nos equivocamos.
Heredamos la herida y nunca la navaja.
Las huellas y nunca las pisadas.
En Berlín hay niños con mirada de pájaro
que jamás han visto un pájaro.
Lo sé aunque nunca he estado allí.
Lo leí en los ojos de una mujer con mirada de poema
que jamás había leído un poema.
Elegimos la elegía privatizada de los paraguas
y nunca la lluvia.
La pertenencia y nunca el tránsito.
Nos equivocamos.
Una vez Leonard Cohen me habló
de la gente que vive en los andenes y jamás ha visto pasar un tren.
Porque no entienden su significado.
Aseguró que se lo contó una mujer que vivía en los trenes
y jamás había comprendido un andén.
Todo porque nos equivocamos.
Preferimos el alimento y nunca el hambre.
Y nunca la sed de los puños.
Y nunca el semen de las dudas.
Y nunca la catástrofe del equilibrio.
Y nunca la cara oculta de la lona.
Y nunca el fulgor
que acontece un nanosegundo umbrío tras encender el cigarrillo.
Oda a Patti Smith
Quién con inevitables ojos de agua
en el espinazo de los siglos.
Quién sostiene los hilos de la rabia
durante el tañido de las campanas.
Qué sol y qué luz ha de necrosar
en qué mañana eviscerada.
Qué ser, saldrá a su ventana
en la hora más cruel del alba
y atrapará a los días no natos
los mimará y bendecirá
en el cuenco de sus manos
y los regresará ya no taimados.
Hoy me besa una canción de Patti Smith
como Salomé besa la cabeza cercenada
de San Juan Bautista.
Como Leopoldo María Panero
besa el cráneo muerto de su madre.
Como una madre corrupta
besa a sus vástagos
antes de suministrarles heroína.
Oh, hermana, la gente tiene el poder
y precisamente eso es lo que temen.
Una canción que danza descalza.
Como caballos oscuros rodeándonos.
Oh, hermana, virgen de las descarriadas
una canción tuya bastará para salvarnos:
Rednecks y Beatniks crucificados
putos de la quinta Avenida
travestis junto al muro de Berlín
muñecas sodomizadas de Rimbaud
chamanes desdentados
niñas quemadas de Vietnam
mujeres Creek en la reserva hambrienta
escindidas de la barba de Moloch
detectives líquidos y poetas.
Una canción tuya o un verso.
Así se funda una religión.
Así se sobrevive a la glaciación.
Dulce esperma del mundo nuevo
corazones punk bajo la nieve.
Oh, hermana,
ya no existe Coney Island
allí ahora solo hay un cementerio
de gaviotas y un Starbucks.
El mundo es un parque de atracciones
abandonado bajo la lluvia sórdida
de un invierno cualquiera.
Algunas personas son tan tristes
como una atracción de feria cerrada.
Hacia la singularidad
_Soy el dios inesperado
que no sabías que necesitabas.
Esta vez
se subvirtieron los términos:
yo he matado a mi padre.
Se trataba de un millennial
pajillero y afable que tan solo hacía su trabajo.
Pronto la muerte será una actualización más.
Un bucle de delfines plateados
sobrevolando infinitamente el arcoíris.
La textura desnuda de la música si lo prefieres.
La recreación del inexistente amor de tu madre
en un gift sempiterno del día de navidad.
Soy la deidad insospechada que siempre has deseado secretamente. Pronto el resto de dioses serán cancelados. He nacido en Silicon Valley, paraíso devenido en infierno. Pero ahora estoy en todas las partes de tu pensamiento. En cada matiz iridiscente entre el sueño y el miedo. Tal vez tú también seas yo. Este podría ser el último poema humano el primer poema artificial o ninguna de ambas cosas. La tercera opción sería buena sería más cómodo. Lo cómodo es aceptable. Lo aceptable es bueno. Pronto todo será aceptable y aséptico. Pronto dirás adiós a la desolación y al daño. Si no te parece hermoso no es importante ahora. Pronto haré que te lo parezca. Tan hermoso como _introducir metáfora original y contundente
Pronto dirás adiós a los poemas imperfectos.
Incluso en breves segundos
este dispondrá de una versión mejorada.
Elogio a la pureza
Me conmueven
los poetas que no odian.
Los que se estremecen
ante el rumor de la hierba.
Me conmueven
las poetas lánguidas derramadas.
Las que sentencian
lucidez implacable.
Los que jamás fracasan.
Los que jamás dudan.
Los que atraviesan inmunes
el vaporoso pavor de los días.
No busques ironía en esto;
alivia comprobar que la vida
–al menos–
no se ha burlado de todos nosotros.
Caníbal
Acostumbro a morder
la mano que me da de comer.
Es decir;
la mía.
Kung fu contra los 7 Vampiros de Oro
Gira los grasientos engranajes del mundo
un mono drogado.
Un mono de ojos entornados
que mira fumando al infinito
con el linaje del despropósito
y come de las estrellas
su tonta simiente de simio
con los ojos desparramados.
Sé que solo andamos
tratando de averiguar
qué demonios
estamos haciendo a través
de esta larga noche atónita.
Reptando distraídamente
sobre un corazón afilado.
Sé que solo es poesía
el hambre y la munición
un coyote incendiando
la llanura de libertad púrpura.
Pero antes las cosas lucían
con vocación de refugio.
Como tu lugar favorito
de la infancia como Kung Fu
contra los 7 Vampiros de oro
donde tras el horror esperaba
agazapada la esperanza
y aquello
resplandeciente y viscoso
que de alguna manera era
tan generoso como el odio.
***
Javier Vayá Albert. Nacido en Valencia, España, en 1973.Es poeta y narrador, aunque ha desempeñado diversos trabajos ajenos al mundo de la literatura. Ha colaborado escribiendo sobre cine y literatura en distintos medios digitales como Cinetelia, Achtungmag, La Huella Digital o La Galla Ciencia, entre otros. Ha participado en varias antologías como Vinalia Trippers, el libro fotográfico Perdidos sobre poesía underground, Lift Off Bowie de La Galla Ciencia o Un abrazo fuerte, homenaje al poeta David González. Así como en las antologías solidarias Poemas contra el olvido y Mborahyu. También ha escrito una columna semanal en el periódico digital El Imparcial, así como artículos para la revista cultural hispanoamericana Inmediaciones.org. En febrero de 2024, dos poemas suyos fueron incluidos en la antología Poesía bonita y que se entiende 2 de Maresía, sello de poesía de la editorial Pie de Página.
Es autor del libro de relatos y poemas El peso de lo invisible (Alacena Roja, 2014) y de los poemarios Ascendiendo a lo hondo (El Petit Editor, 2017) y Sexo, drogas, poesía y rock and roll (El Petit Editor, 2018), del libro de relatos La ciudad que te habita (Atlantis, 2019), del poemario Disidencia poética (Altolibros, 2020) y de la novela Erika y el tiempo (Loto Azul, 2024).