Recién acababa de terminar de leer El Sentido de un final, esa buena novela de Julian Barnes que habla de los fantasmas que habitan nuestro pasado, cuando recibí la invitación de la maestra Sari Guerrero para acudir a la presentación de Entre olvidos y horizontes del escritor nayarita Erick S. Ramírez.
La intención es seguir abriendo espacios, en este caso para la cultura, me dijo la maestra de manera firme, un rasgo que forma parte de su persona, cuando me proporcionó un ejemplar de la obra.
A la maestra Sari es muy difícil decirle que no. La respalda el enorme trabajo que viene realizando desde hace bastante tiempo para la transformación de los entornos de su comunidad, en Nextlalpan, Estado de México, así como innumerables acciones en favor de las mujeres y las niñas, así que acepté de buen ánimo a realizar la presentación de Entre olvidos y horizontes.
Lo que vino después fue un grato descubrimiento: el autor del libro reside desde hace tiempo en el estado de Hidalgo, ha sido promotor cultural y ha publicado cuento y poesía: De ausencias y sinceridades; Un tanto para la nostalgia; Otras voces, otras sombras y, ahora, Entre Olvidos y Horizontes. Además, pertenece a un colectivo cultural desde donde se impulsa la socialización del arte a través de actividades que buscan acercar diversas disciplinas a las
comunidades de manera libre y gratuita.
Con esos antecedentes me avoqué a la lectura de la obra repleta de imágenes, un libro con poemas para ser leídos en el silencio y lentamente.
Un libro en el que el autor expresa infinidad de sentimientos y experiencias de vida.
De lo que mejor de la obra, de lo que más me ha gustado, se encuentra “De otros vuelos”, un poema que describe soledades y ausencias, y que al final ofrece brazos abiertos para quien los necesite.
O “De dudosas formas”, una nostálgica y circular descripción de imágenes que inicia y termina con la evocación de un canto.
También “Acto seguido”, un poema con un ritmo casi musical en el que el autor pasa del invierno a la primavera, a la vez que por los sentimientos y las pasiones humanas.
O que decir de “Vaya”, dedicada a Papá, un bello poema que habla de la ausencia, y la forma en la que ésta muchas veces se afronta, en soledad, con entereza, con valor.
Está también “A Pedro sin capitán”, poema basado (obviamente) en el texto de Benedetti, y en el cual Erick Ramírez matiza los deseos de vivir de Pedro, ese perdedor estoico y valiente.
O “Preso”, poema lleno de furia, pero, ¿acaso no es la furia una de los sentimientos que nos hace más humanos?
Todo esto y más en Entre olvidos y horizontes, Nahuales Editorial, un libro altamente recomendable.