Desde niño, Doj4 llenaba sus cuadernos de garabatos. También las bancas escolares. Donde otros veían un espacio para apoyar los codos o escribir la tarea, él veía un lienzo en miniatura. Con un lápiz, una pluma o incluso con el dedo lleno de tinta, dejaba constancia de su mundo interior, de un universo caótico que aún no alcanzaba a comprender del todo, pero que ya comenzaba a buscar salida por sus manos.
Hoy, con 27 años, Doj4 ha encontrado en el arte gráfico y la música dos canales inseparables para expresar lo que piensa y siente. Lo ha hecho de forma tan intensa que recientemente montó una exposición en el Museo de Arqueología e Historia de El Chamizal, titulada Memorias de un cadáver.
En entrevista para Poetripiados, Doj4 habla sin prisas pero con intensidad. Está acostumbrado a mirar desde los márgenes, a reinterpretar la ciudad desde sus heridas y contradicciones. Su exposición, compuesta por 27 obras gráficas, es un recorrido visual por esos temas que lo obsesionan: la violencia, la crítica al poder, la memoria urbana y los símbolos de resistencia.
Entre las obras expuestas, una ha generado especial interés. Se trata de una ilustración de la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos. La pieza está llena de símbolos: letras quemadas con la palabra «Juárez», el lema de campaña de la mandataria acompañado de un signo de interrogación, la cruz de las Muertas de Juárez, orificios de bala en el fondo y una sonrisa congelada que parece anunciar algo mientras oculta otra cosa.

“La imagen de la gobernadora tiene mucha simbología en su composición. Aparecen letras quemadas de Juárez, su lema de campaña con signo de interrogación, y algunos elementos que no pueden faltar en las representaciones anarquistas. También se puede observar la cruz de las Muertas de Juárez, y en el fondo se ven unos orificios de bala. Mientras ella sonríe y da buenas noticias, pues el trasfondo es otro”, explica Doj4.

Los elementos anarquistas, manifiestos tanto en el contenido como en la forma de su obra, no son un adorno ideológico sino una pulsión que ha estado presente desde siempre.
“Todo esto es parte de mí, siempre me ha gustado romper las reglas, tanto en mi obra gráfica como musical”, afirma. Esa actitud irreverente se percibe también en su forma de hablar del arte: “Lo hago como un escape de lo que me ha tocado vivir, yo puedo pasar horas, quizá todo el día, es una manera que tengo para reinterpretar la realidad en asuntos como la violencia que padece la ciudad”.

La exposición no solo es un acto artístico, sino también un esfuerzo por subsistir. Todas las piezas están en venta, con precios que oscilan entre los 3 mil y 5 mil pesos. La obra de la gobernadora es una de las más caras.
Infancia entre dibujos y soledad
Doj4 creció en los sectores de la Jilotepec y Babícora. Su infancia no estuvo marcada por el futbol ni por las salidas con amigos. Lo suyo era dibujar.
“Era lo único que me hacía sentir bien, entonces cuando mis amigos llegaban a la casa para invitarme a jugar futbol o cualquier otro deporte, pues yo no iba, y les decía que estaba dibujando”, recuerda.
Como muchos artistas autodidactas, comenzó rayando los cuadernos de la escuela y las bancas del salón. Con el tiempo, desarrolló un conocimiento intuitivo sobre anatomía, luz y sombra. Nunca asistió a talleres de dibujo, pero sí cursó una carrera universitaria en Diseño Gráfico y Animación en la Universidad TecMilenio. Esa formación académica le permitió aplicar herramientas digitales en su obra, aunque la mayoría de sus ilustraciones siguen siendo “artesanales”.
En total, estima tener unas 60 obras gráficas, de las cuales seleccionó 27 para su muestra en el Museo.
Influencias visuales
Aunque sus temas son locales y urgentes, las influencias estéticas de Doj4 provienen de otras geografías. En particular, del cómic estadounidense. Admira a figuras como Todd McFarlane (creador de Spawn), Simon Bisley, Art Adams, J. Scott Campbell, Greg Capullo y Jim Lee.
“De Todd McFarlane me impacta el tratamiento oscuro del personaje, la manera en que mezcla lo grotesco con lo sublime. De J. Scott Campbell me gusta cómo dibuja la figura femenina, es uno de mis favoritos, igual que Greg Capullo con su etapa en Batman”, expresa.

También menciona a Humberto Ramos, el artista mexicano que ha trabajado para grandes editoriales estadounidenses.
“Yo creo que en Europa, en Alemania o Francia, les gustaría mucho este rollo”, comenta Doj4 sobre su estilo.
El ruido como expresión: Ripsote
Pero Doj4 no se limita a las imágenes. También compone y ejecuta música. Toca el bajo y es fundador de la banda Ripsote, cuyo nombre mezcla lo fúnebre con lo cotidiano: “Rip” viene de Rest in peace y “Sote” del jabón rosa mexicano. “Es como decir ‘valió madres en niveles catastróficos’”, dice entre risas.
El proyecto inició como solista, pero luego mutó a una banda con cuatro integrantes. “Antes el proyecto era como una dictadura y ahora es una democracia”, comenta con ironía. Él compone todas las letras y define el estilo musical como una mezcla entre lo industrial, lo alternativo y lo oscuro. Las letras tocan temas como la crítica social, lo sádico, el amor, la depresión y el humor negro.
Su camino musical arrancó en el Cbtis 128, donde se reunía en el taller de Música Experimental. Ensayaban los sábados en un salón con su propio equipo. Luego pasó por otras bandas que tocaban temas de Iron Maiden y similares. En una de esas agrupaciones lo obligaron a tomar el rol de vocalista tras la salida del cantante original. “Así me di cuenta de que podía cantar”, recuerda.

Actualmente, Ripsote prepara nuevas canciones y una gira promocional con fechas confirmadas en Torreón. “Nos gustaría ir a la Ciudad de México, aunque a mí me gustaría más que nos patrocinaran”, dice entre bromas. Puede encontrarse en plataformas digitales bajo el nombre de usuario doj4lerance.
La escena musical juarense
Doj4 ha sido testigo del vaivén musical en Ciudad Juárez. En la prepa, dice, predominaban las bandas con influencia hippie como Dizz Brew, Heavy Soul, Golem, Pachamama Ska Roots, Casa Jaguar, El Equilatero, Cor Caroli, Mala Hierba, Goliatt, Tarántula, Pulq o Tetas Lazzer, que imitaban a grupos como Enjambre o Zoé. “La verdad, yo no los tomaba en serio. Cuando no traes nada original, o te dedicas a intoxicarte tu banda dura solo unos cinco años”, sentencia.
Entre 2018 y 2020, surgieron muchas bandas locales influenciadas por el metalcore estadounidense. “Avenged Sevenfold fue una gran influencia en ese momento. Tales como Fixated, Enchantress, Natural Disaster, Destroying the Shapes, Vital Di, Humbleness got Vanished, Abigail’s Affair, Rise from the Ashes, Los Mitómanoz, From Her Dead Body, Horror Terror, etc. En ese entonces, yo estaba en una banda (Plague), pero me corrieron porque me desbalagaba mucho”, admite. Luego lo dejaron volver, pero el proyecto ya estaba en declive.


Después vino una nueva ola, con influencia del indie rock, con bandas como The Strokes. De ahí emergieron agrupaciones juarenses como Los Pseudoamantes, Sombra de Culto, Los Ex’s de Lucia, Yoel Flaco, Lil Boo, Moonrose y Marito. Ahora, Doj4 observa una escena diversa: hay grupos que van del grunge al rock psicodélico. Menciona a bandas como Sueño Etéreo, Frutos, Cempasúchil, La Nube y Juárez Revolución.
“Nosotros nos fuimos por la variante alternativa que está de moda, influenciada por el regreso de Marilyn Manson”, comenta. También menciona bandas como Athea, Elian, 7 Years of Bad Luck, Viva Vendetta, Amyth, Síntoma, Dawgs, Crizis, Altamar, como parte de una nueva generación con propuestas auténticas.
Reinterpretar la ciudad desde el arte
Doj4 no pretende evangelizar con su obra, pero sí provocar. Desde lo gráfico o lo sonoro, su trabajo busca confrontar al espectador con aquello que muchas veces se evita: la violencia, el abuso del poder, la muerte, el dolor social. Lo hace desde un lenguaje lleno de símbolos, con referencias a la cultura popular y a la iconografía de la resistencia.
“Lo mío es una reinterpretación. La ciudad tiene muchas capas. A veces sólo vemos lo que está en la superficie, pero yo quiero escarbar, abrir, exponer lo que está debajo. Mi arte es una forma de hacerlo”.
Aunque Doj4 no se autodefine como activista, su obra tiene una carga política ineludible. “No puedo hablar de flores si camino entre cadáveres. Y no puedo hacer arte decorativo en una ciudad que grita”, concluye.